Los retratos hablados dentro de la crónica de Medellín

Jorge Alonso Zapata inaugura en la el Paraninfo de la Universidad de Antioquía. Una exposición que ojalá alcance a ver. Vale la pena echarse la rodadita hasta Medellín para apreciar la resistencia que se pone en escena en la zona más neurálgica y melancólica de la Ciudad de las Flores.

Por las ondas e imágenes que nos alcanzan aquí en Bogotá, orientado por la gráfica de Zapata, puedo decir que un artista que se interese por Colombia, debe comprender las violencias invisibles que están acordonadas en los Centros de nuestras principales capitales.

Ya lo dije en otra oportunidad. Pero lo vuelvo a decir: los escenarios que Zapata modela como testimonios de vida puesta al límite, no son propios de Medellín. Son cortesía de las lógicas neoliberales que humillan a los sectores más nobles, sí de Medellín, por supuesto, pero también de Bogotá, Barranquilla y Cali.

El Estado colombiano debe estar más atento a esta producción tan vital para comprender aquello que no sabemos que sabemos. Por su lado, aunque ya muchos y muchas lo hacen, los artistas deben acercarse mucho más a estas vidas que resisten creando todo tipo de resistencias activas. Ellas son ejemplos de vida.

Fotografías: cortesia de Jorge Alonso Zapata.

Némesis, Noise…en El Parche

«Cualquier conocimiento, si se separa de la justicia y de la virtud, es visto como astucia y no como sabiduría».

Platón.

Entusiasmado, Ricardo Arcos-Palma comenta el evento Némesis, Noise, realizado la noche del 30 de marzo de 2017 en El Parche. Sin duda alguna fue una gran noche. Nos alegra por Bogotá, por su empobrecida ciudadanía; la cual, principalmente, padece empobrecimiento de Derechos Civiles. Siempre los artistas (no el Arte) nos ayudan a pasar los tragos amargos que depara la vida en las ciudades dinámicas y diversas como Bogotá.

Nos alegramos por El Parche y Marius Wang. Este es un espacio que merece nuestro apoyo, porque, como argumenta Arcos-Palma en Crítica Pública, el Centro de Bogotá es un lugar de resistencia. Resistencia a la gentrificación estética que opera en silencio y con mucho éxito en Bogotá. A a este tipo de gentrificación lo llamamos reelitización estética. El Parche se localiza en las vísceras de Bogotá, en el llamado Centro, muy cerca tanto al Centro Internacional como de la Plaza de Bolívar. Por ello este sector es el más intenso de la ciudad. Con frecuencia se le percibe agitado, inquieto,  latiendo con toda la pasión de la cual solo es capaz un o una habitante de nuestros días. Los restos arquitectónicos que se perciben configuran el corazón de un viejo reducto colonial venido a menos, el cual poco a poco está transitando a no se sabe qué. A pesar de que está rodeado de múltiples tensiones y acosado por múltiples diferencias que pugnan entre sí, los gestores de El Parche no tienen la osadía y el irrespeto de adoctrinar a sus visitantes, ni en lo estértico ni en lo político. El Parche es resistencia activa Por ello vimos en  tánto artista joven en la inauguración de Némesis.

Todo espacio que promueva muestras artísticas, debe tener claro que en el ejercicio de sus libertades, los artistas no deben traicionar a sus visitantes, no pueden arrebatarles la libertad y convertirlos en “seguidores”, en fanáticos del Régimen de Egos que el mercado modela astutamente, de manera solapada. Como señala Platón, la astucia no hace parte de nuestra comprensión de la sabiduría que se pone en marcha dentro de un gesto artístico. Al contrario, el artista real logra reforzar críticamente la ciudadanía y las libertades de quienes lo apoyan.

Toda inauguración artística es un acontecimiento, se espera algo, sin saberse qué. La noche con Némesis fue una fiesta. A diferencia de los conocimientos científicos, la sabiduría que aportan las y los artistas se presentan con fiesta.  Lo importante en ella  no fue el Arte y sus ínfulas blancas, cristianas y heteropatriarcales, sino las personas. Hubo muestras sorprendentes, como la de Kika y el Colectivo del cual hace parte Falon Cañón. Algo pasa en Bogotá y qué bueno que nos pudimos percatar de ello una vez más. ¡Qué bueno que estuvo Jairo Valenzuela H! Él, mejor que nadie, tiene claro que los artistas jóvenes sacan la cara por la Ciudad.

Como apertura a los colectivos Noise, Kika realizó una perfomancia sencilla y sincera, por ello mismo tocante, de esas que tocan pieles. Lucía unos tacones blancos; luego de su acción, lució unos tacones rojos que hubieran enloquecido a Luis Buñuel. La Intervención del colectivo del cual hace parte Falon (ver video en nuestra página de Facebook), relaciona propuestas visuales y sonoras que logran romper los muros que levantan los curadores de elite auspiciados por los Señores del Mercado.

Carlos Eduardo Serrano, Serie Escapes

Los ejercicios en Némesis son un Escape, consisten en un gesto que se sintoniza con la serie de Escapes promovidos por Carlos Eduardo Serrano, en Bucaramanga. Ojalá Falon nos facilite los nombres de todos los artistas del Colectivo. Por otro lado, nos sorprendió una conversación que nos salió al encuentro. Se trata de una artista francesa que Ricardo Arcos presentó a Yecid Calderon y a Jorge Peñuela. Nos sorprendió la artista por su percepción y su opinión acerca de Bogotá. Entre otras cosas, afirmó que vivió en México y lo comprendió en sus profundidades, y que Bogotá es mucho más interesante artísticamente. Defiende que Bogotá es más segura, que la gente es más querida. No creemos que se trate de corrección estética. Bogotá es una Gran Ciudad, pero no se merece los gobernantes que tiene.

Finalmente, recuerdo que Yecid no estuvo de acuerdo con la opinión de la artista francesa, acerca de México. Nos quedan las dos miradas, la de Yecid y la de la artista francesa. A propósito, la mañana del viernes 31 de marzo oímos a Ricardo en UN Radio, en el programa dedicado a Violeta Parra, una gran artista. Le pedimos el favor de que le diga al moderador del programa (Guillermo Parada), que, así como Violeta y Juan Gabriel merecieron un programa radial, así mismo, Vicky se lo merece. Esperamos ese programa: ¡lo exigimos!

Fotografía: Carlos Eduardo Serrano, Serie Escapes.

Sangre de Artista

Nada pinta por casualidad y al parecer hay un cultivo humano que debería responder al título que nombra la semana llamada Santa. Los artistas somos señalados para vivir unos votos de pobreza: ¿elegimos o nos eligieron? Me pregunto, ¿por qué aceptamos ciertos tratos, por qué estamos articulados como si fuéramos miembros de una organización para la que trabajamos gratis? Porque todos somos sus voluntarios a cambio de figurar… ¿Se ha preguntado a qué se debe que sus ganancias les pertenecen a ellos en un porcentaje mayor y no a usted? Esa organización tiene nombres y se escuda en miembros de Ministerios entre otros.

¿Por qué usted cree que debe seguir bajo un régimen de voluntariado? Somos tratados como criaturas de lujo o nos dejamos tratar como tales, criaturas que viven atópicos, utópicos, atípicos por el aire soportados, según la orden que profesan … Así ingenuamente nos mira una sociedad que siempre nos estará inventando otros “trabajos”, requisito para vivir en un medio del cual gozaríamos en un futuro de una pensión, un seguro de salud o un derecho de participación en una segunda venta por aquel producto que por necesidad vendimos al 20 por ciento de su valor real.

¿Por qué dejamos que ciertas galerías nos hagan un gran favor al dictarnos los términos de su porcentaje? Hace unos años ellos nos cobraban un porcentaje, consideraban su comisión a un 25%. Hace no mucho tiempo una galería era eso lo que nos retenían y en poco tiempo exigió un 50 por ciento por el valor de mis trabajos. Sé que existen otros ejemplos parecidos o mejores. Con esto me pregunto: ¿sabe usted por qué le cambian los números de un momento a otro? ¿Saben ustedes quién se lucra detrás de ellos?

Magali Reales, acción de entrada al Museo Nacional de Bogotá, detalle.

No es cierto que las convocatorias dan abasto para cubrir las necesidades de los artistas y las limitadas oportunidades de los puestos para docentes rinden suficiente para soportarnos. Esa “otra profesión” a la que estaríamos dispuestos para equilibrar nuestros gastos, no sólo se presenta de forma esporádica, sino en muchos casos ausente. Ya no se trata de a dónde van nuestros bienes y cómo circulan, sino la forma en que favorecen a un ser invisible en la mejor parte de este porcentaje.

Podríamos tal vez elegir beneficiar a quienes consideramos deberían serlo, nuestros familiares, nuestros amigos, nuestros pares, y no aquel coleccionista, aquel intermediario, aquel marchante. Pero estas formas no se discuten, no es muy elegante siquiera suponerlo, simplemente dejamos que otros nos administren.

Esa posición un tanto disipada que tenemos frente al beneficio, ese aire interesante que nos damos cuando despreciamos aquello que nos corresponde por derecho, no es otra cosa que una forma de obediencia a un condicionamiento generado por la misma corriente que sabe negociar con sus fichas.

Magali Reales, Movimiento en Espiral, detalle.

Nos informan que deberíamos adoptar un cierto desgano y una falsa espiritualidad, vendiéndonos un cierto valor, consistente en estar en proceso de participar en una forma de cuerpo glorioso. Un condicionamiento de este tipo se usa como una estrategia para lograr, gracias a la repetición de un estímulo o un mensaje repetido, el que una sociedad o individuo dé las respuestas que favorecen a un cierto interés, en este caso al incremento de Capital…, es decir, conseguir que obreros hipersensibles y sumisos trabajen para mí, honren mis arcas y se desprecien a sí mismos.

Sin ser suspicaz, adoptar esta indiferencia le da un cierto poder a ese alguien que intenta pasar por encima del hermoso cadáver del artista, mientras tanto va cobrando sus cuotas de sangre. Cuando pienso en La Libertad como móvil y herramienta, cuando ella nos falta y nos encuentran sofisticadamente domesticados, hemos perdido más de la mitad de nuestra misión para trabajar por la de otro, otro que tiene claro el dejarnos en tercer lugar en la que considera suya.

Deberíamos estar por encima de aquello que nos dictan las corrientes filosóficas o estéticas, acerca de lo que está bien visto o lo que resulta interesante mostrar. Es fácil acomodarse o mimetizar estas corrientes, te puedes ir detrás de sus diálogos, ¿pero es acaso esto lo que queremos comunicar? ¿Podríamos cambiar la forma, sin descartar lo esencial? Probablemente. Antes de permitírselo será mejor, seguir el fuero interno.

Los políticos de turno nos temen porque nos dejamos llevar por un gran espacio en donde funciona una mayor libertad de pensamiento, porque no creemos a raja tabla sus propuestas que en la mayoría de los casos los favorecen a ellos en exclusiva. Nos amarían si estuviéramos lobotomizados a cambio de historizados. Por esto ha desaparecido la historia como materia en el pensum académico. Les molesta que toda la memoria no la pueden esconder, como si la memoria fuera una basura bajo su alfombra de partido. Les molesta la “memoria” (borrar la memoria, significaría tener sujetos obedientes a cualquier credo). Ella daría cuenta del contenido faltante, olvidado, rezagado.

Debido a este tipo de políticos, están desapareciendo las escuelas de arte en el mundo. Por esto, ciertas sociedades donde sus presidentes no pagan impuestos y obligan a sus ciudadanos a trabajar para ellos al precio de mantenerles, pagan ingenuamente seducidos por imágenes de abundancia, les siguen vendiendo espejitos a cambio de oro, pagan ingenuamente el precio de mantenerse bajo una tiranía. Ahí es donde los artistas son temidos, ellos son el estandarte de una libertad individual, de la opción al elegir un camino, una forma de vida. Son ellos quienes cuestionan a los que la amenazan… Por esto, sus bienes deberían ser llevados a otro paraje, o ser otros quienes se beneficien del fruto de su trabajo.

Por esta razón somos nómadas, por esto no tenemos un lugar en ningún gobierno y ahora simplemente estamos más bajo la amenaza de desaparición, síntoma que los regímenes autoritarios avanzan al galope. La misión parece clara, dispersarnos, desarticularnos, dividirnos en tontas discusiones estéticas, subir hasta las esferas pitagóricas el orgullo de unos, silenciar a otros, o en el mejor de los casos y el que hasta ahora se medica a una mayoría, intentar domesticarnos en un rito de precario mantenimiento para reducir nuestros pasos, ridiculizar o desacreditar a otros en sus intentos de comunicar…

El Capital maneja sus hilos en favor de quien le rinde tributos y no son los artistas, en particular los visuales, quienes se prestan para ello. Creo que debemos seguir siendo así. Antes de que esto llegue a una forma irreversible, deberíamos tomar decisiones, tomar acciones, diseñar estrategias para aquello que nos corresponde, que el derecho a nuestro trabajo no quede en manos de un futuro post-mortem, cuando solo ahí nos rendirían tributos de “buena labor”, izaremos la bandera, nos llenarán de flores y medallas y nos organizarán una retro…, para esto antes que pase algo parecido —aunque suene radical—, haría una versión estilo Lucio Fontana, rasgando todos mis trabajos. Así, luego de mi deceso, ningún tercero, ninguna casa de subastas, se lleva una buena cantidad sobre el fruto de mi corpus, cuando en vida no dieron un solo peso por mejorar mis no muy exigentes condiciones de existencia, y en cambio las vi canutas.[1]

[1] De este comentario excluyo a las organizaciones y fundaciones conocidas que siempre nos han apoyado en su quehacer generando convocatorias, favoreciendo la discusión. Las líneas están dedicadas a un movimiento que se está haciendo universal y del que si no despertamos va a seguir poniendo coto y limitar la creación y producción de obras auténticas y lo que corresponde: reconocimiento de autor, derechos y sus beneficios “en vida”.

Fotografías: Magali Reales.

El brutal e impune asesinato del adolescente afrodescendiente Emmett Till, llega al Museo Whitney de Nueva York en una pintura de Dana Schutz.

 

A no ser por la inclusión de esta pintura en el evento, no nos habríamos enterado de que la Bienal del Museo Whitney sigue viva, o de que tiene algún interés para el público de no-artistas. No creo que la apatía en Nueva York con respecto al Arte contemporáneo por parte del público real, sea muy diferente de aquello que se percibe en Colombia en un Salón

Schutz nombra su pintura Open Casket (cofre abierto). Con él, la artista alude al gesto de la madre de Emmett Till. En efecto, para que los Estados Unidos se enteraran de la brutalidad de este crimen atroz, decidió dejar la ventanilla del cofre abierto para que todos pudieran apreciar el rostro desfigurado de su hijo, de apenas 14 años. El gesto de la artista es pertinente porque muestra que este cofre sigue abierto y que aún después de 62 años no se hace justicia a la memoria de Emmett y sus deudos. Se le crítica el modo de hacerlo y su derecho a tocar asuntos tan sensibles para las comunidades afro. Se le plantean varias preguntas: ¿con sinceridad se puede criticar al régimen del cual se beneficia?  ¿Con qué derecho la artista se apropia de una memoria que no es la suya? En Colombia, estas preguntas nos recuerdan la situación en que está inmersa buena parte de su producción artística.

Un grupo de artistas reclama al Museo la remoción de la pintura de Schutz. Otros piden su destrucción. El debate está servido. Se pone en escena un choque de principios. ¿Cuáles prevalecen por encima de los otros?  La artista y el Museo reclaman libertad de expresión y los dolientes del crimen de Emmett Till, exigen respeto por su memoria y por el dolor de sus deudos. Estos últimos, consideran que el Museo Blanco, apuntalado en la estética colonial del Cubo Blanco y regentado por la ideología Blanca, no tiene derecho a lucrarse estéticamente del trauma de las comunidades afrodescendientes.

Sin duda alguna, el Museo abre una herida mal cicatrizada. En 1955, Emmett fue brutalmente asesinado por supuestamente coquetear con una mujer blanca. Terminada la investigación del crimen, los señalados fueron absueltos por un jurado compuesto por hombres blancos. Años después, seguros de que los rígidos protocolos de la justicia impedirían reabrir el caso, los sindicados del crimen declaran que ellos fueron los asesinos. Sin duda alguna, un gesto bellaco y canalla que aún hiere, y con razón, no solo a las comunidades afro.

La Bienal Whitney se inauguró el pasado 17 de marzo de 2017. Apenas unos días antes del Día Internacional contra la discriminación racial. La respuesta al evento por parte de muchos artistas es rápida. Varios medios virtuales siguen el día a día de este escándalo mediático. Se trata de un debate muy parecido a lo acontecido con la obra Sumando Ausencias, de la artista Doris Salcedo.  Las preguntas que se formulan hoy en Nueva York son las mismas que se plantearon en Colombia. Las suspicacias del público son las mismas. En Nueva York, en general las críticas performánticas no dejan lugar a dudas. Un espectador observa la pintura de Schutz y se puede apreciar en su camiseta la denuncia siguiente: la muerte afro convertida en espectáculo. En su momento, este mismo señalamiento se le espetó a Doris Salcedo

Fotografías: revista digital Hypperallergic.

 

 

 

 

Meta Carne, en la Boca del Lobo

El Claustro de San Agustín se abre a propuestas artísticas que piensan sus figuras en las fronteras de los temas que las coyunturas políticas o sociales agencian a través del mercado o el Estado.  El viernes 17 de marzo tuvo lugar el inicio del proyecto De Lobos, plantas y otros contagios, actividad coordinada por Adrián Gómez. El Colectivo C.A.R.N.Experimento presentó la performancia Meta Carne.[1] Como su nombre lo indica, la acción desconfigura las disciplinas artísticas tradicionales y explora espacios más allá de aquellos que están codificados y puestos al servicio del poder. Precisamente, el prefijo meta anuncia un orden diferente.  Los artistas transportan el cuerpo de la danza a espacios en donde se perciben huellas de los seres que hablan cuando dejan de aullar. Al parecer, para comenzar, los performancistas se plantean una pregunta: ¿dejamos de aullar? Por lo acontecido, un primer balance nos deja claro que no. Queda en evidencia que la violencia del aullido sigue reprimiendo la libertad del habla; que el instinto de manada es más fuerte que el espíritu de libertad. El Claustro Blanco San Agustín lo grita con vehemencia.

La danza contemporánea es la práctica artística que más se acerca a los intereses de otra disciplina artística tradicional como lo es las artes plásticas. En efecto, al igual que los artistas plásticos, los artistas de la danza transportan su tradición hacia los espacios vivos, hasta sentir el sentido de aquello que resta de las luchas que los cuerpos ponen en escena. Sentir el sentido, consiste en ser sensible al alma que habla en los cuerpos. Los cuerpos son cuerpos por el alma. Un cuerpo sin alma es una masa (Nancy, 2003). Actualmente, poco a poco, los artistas de la danza comienzan a pensar aquello que los artistas plásticos, desde los años sesenta del siglo pasado denominan lugares específicos. A partir de las huellas que muchos de estos espacios cubren, con sus escrituras corporizadas, los artistas cuentan verdades otras, rescatan el alma de los cuerpos, aquellos sentires que son expulsados del régimen de los Cubos Blancos, sean estos, claustros, galerías de arte, museos o teatros.

Con el concepto Meta Carne se explora otro tipo de cuerpos. El cuerpo del cual se habla en las artes es un cuerpo creado mediante acciones específicas en espacios sentidos por el habla actuante. Esta experiencia (más que un experimento) busca que los cuerpos se mimeticen con la arquitectura, con las ideas que encarna, con las verdades que en ella se ocultan. En esta mimetización acontece el azar. Al final de la acción, a modo de aprobación, el público asistente se incorpora a ella, se apropia de un gesto de los performancistas: el aullido. A manera de aplauso, al finalizar la performancia, el público aúlla, siguiendo la indicación de los artistas. El público se apropia de este trabajo artístico, tal como acontece con las obras que refrescan la pesadez de nuestra época.

C.A.R.N.Experimento se localiza al lado de la figura del Lobo, pero reclama autonomía conceptual y creativa con respecto a aquello que propone Adrián Gómez. Su puesta en escena responde al llamado, al toque de lo animal. Dejan que lo animal toque sus cuerpos, pero sin destruirlos. Los toques de lo animal deben ser modulados, atenuados para que los cuerpos puedan conversar en los espacios explorados por fuera del Régimen Blanco; si es que en verdad esto se logra, pues, la exposición de Adrián Gómez acerca del Homo Homini Lupus, rinde tributo a este dispositivo de exhibición. Gómez es un artista plástico que trabaja en las fronteras del Cubo Blanco, pero en este caso específico, da la impresión de estar atrapado en la Boca del Lobo. En Colombia, los artistas no tienen otra alternativa: deben trabajar sus ideas en la Boca del Lobo y remojarlas en su saliva ácida. Por sus mismos antecedentes coloniales, el Claustro de San Agustín es el más blanco de todos los Cubos Blancos. Más blanco que un Salón Nacional de Artistas.

Volviendo a Meta Carne, llama la atención que esta puesta en escena realizada por mujeres artistas jóvenes y prometedoras, no hace ningún énfasis en los problemas de género tan en boga en la actualidad. Su expresión es Meta Carne, se localiza más allá de estos debates, es abierta y libre porque quiere emanciparse, emancipando a otros. En efecto, sus gestos emancipan al Espectador de las ideologías que se han tomado la sensibilidad artística, como diría Jacques Rancière (2010). No buscan adoctrinar ni concientizar. Su propósito es la libertad de todas y todos. C.A.R.N.Experimento intuye que el espectador solo puede emanciparse e imaginarse mundos otros, más allá de los debates coyunturales que se apropian de la imaginación de los espectadores, oprobiando sus cuerpos, reprimiendo sus ideas de igualdad, libertad y solidaridad.

Fotografía: Raúl Vidales (tomada de la página de Facebook del Colectivo).

Bibliografía:

Nancy, Jean-Luc (2003). Corpus. Madrid: Arena Libros.

Rancière, Jacques (2010). El espectador emancipado. Buenos Aires: Manantial.

 

[1] C.A.R.N.Experimento es un proyecto de creación e investigación interdisciplinar en torno al cuerpo y todo lo que se refiere a su conformación físico anatómica, biomecánica, subjetiva, instintiva y animal. Performers: Susana Gómez, Dalia Velandia y Jennyfer Caro. Diseño sonoro: Efrén Aguilera. Artista audiovisual: Raúl Vidales. Realizador cinematográfico: Jorge Gómez. Fotografía: Alex Ríos y Raúl Vidales.

 

“De lobos, plantas y otros contagios” [1] 

Este proyecto aborda relaciones entre territorios que podrían parecer antagónicos, pero que en realidad son inseparables: arte y ciencia, realidad y mito, lo constatable y lo imposible. Con esta relación se busca tejer enlaces entre lo concreto y lo metafórico, para llegar a lo posible, siendo la constante una pregunta en relación a lo político, los juegos de poder, las imposiciones y colonizaciones del pensamiento. Asumiéndose la sociedad y sus conflictos como analogía de los procesos naturales y animales, en definitiva, una batalla por conquistar territorio, expandiéndose, enraizándose, aullando, contagiando.

Desde hace años vengo siguiéndole la pista al “Lobo-sombra”, insistiendo en demostrar su existencia y en delatar su amenaza, lo peligroso de su influencia que deforma lo humano y lo animal y que traiciona la esencia del lobo mítico. Para esto he compilado pruebas, datos, archivos históricos, realizado anotaciones, apuntes, estudios gráficos, insumos que se exponen en la presente muestra para probar que la teoría es real, que la licantropía existe, pero como contagio político, y que estaremos en peligro mientras no la detectemos y no reconozcamos al Lobo Sombra. Es necesario hacer consciencia de que en el universo sonoro puede estar filtrado el Lobo Sombra, y que debemos ser cuidadosos con nuestra escucha y nuestra voz para no invocarlo.

La pista del Lobo Sombra me ha traído hasta el Claustro de San Agustín, lugar donde han convivido religión, política y educación. Sede de varias entidades e instituciones militares y políticas incluyendo al Batallón Auxiliar. Sitio de tensiones y relaciones de poder que develan la Sombra que contagia. No hay dudas de que el Lobo Sombra habitó (o habita) aquí. De hecho, es claro que ha estado presente en la historia de Colombia y en sus conflictos territoriales.

El 23 de noviembre de 1809 Antonio Nariño es apresado en las instalaciones del Claustro. En 1828 se da la Conspiración Septembrina contra Simón Bolívar, y el edificio es ocupado por el Batallón Vargas. El Claustro, fue sede del Senado de la República y de instituciones como la Comandancia General de la Guardia Colombiana, del Estado Mayor del Ejército, de la Escuela Militar de Cadetes, del Cuartel de Artillería y del Batallón Guardia Presidencial. El 9 de abril de 1948 los participantes extranjeros de la IX Conferencia Panamericana buscan asilo diplomático en el Claustro ante la situación de orden público que genera El Bogotazo, en este momento, el Claustro era una guarnición militar, más exactamente la sede del Batallón Guardia Presidencial, desde la cual se enviaron tropas para defender a la Casa de Nariño y retomar el control de la Plaza de Bolívar y los sectores aledaños. Todo un paraíso para el Lobo Sombra.

[1] “De lobos, plantas y otros contagios”, es un proyecto de Adrián Gómez, Premio Beca Red Galería Santa Fe 2016, Programa Distrital de Estímulos 2016. Inauguración:  marzo 17 de 2017, 5:00 P.M. (Metacarne Proyecto C.A.R.N.Experimento). Intervención sonora “Auscultación”, Daissy Viviana Robayo Castillo y Carlos Andrés Romero, 23 de marzo, 4:00 P.M. 27 de marzo 1:00 P.M. y 4:00 pm.  28 de marzo , 1:00 P.M. y 4:00 P.M. Marzo 24, 5:00 pm, Con piel de lobo. Performance. Adrián Gómez y Edna Herrera Performance de Cierre: viernes 21 de Abril. 2017.

 

 

Idartes: mejor, ¿para quién? ¿Para todos? Ummm… el mensaje es claro, ¡No para todos!

Hace unos meses, el alcalde mayor de Bogotá nombró a Juliana Restrepo como Directora del Idartes. Restrepo aún hoy es un personaje desconocido en la ciudad, en esta ciudad que viaja abarrotada en los buses de Transmilenio, o como decimos coloquialmente, colgados unos de otros como micos.

De Restrepo se sabe poco y no queda claro si es filósofa, publicista, comunicadora, gestora o curadora. Como al parecer ignora las dinámicas sociales de Bogotá, pero, especialmente, ha estado al margen de sus prácticas artísticas más sensibles y vitales, Restrepo nombró como Subdirector y representante legal del Idartes, al eterno funcionario Jaime Cerón

La experiencia de Cerón como  Asesor de Artes del Ministerio de Cultura, lo hace competente. Sin duda alguna, a su lado Juliana Restrepo es una aprendiz. Se le critica a Cerón que él y su grupo burocrático persistan en gobernar espacios vitales para el arte colombiano desde hace veinticinco años. ¿Por qué se critica la ideología del Grupo Cerón? Solo por una razón: porque el arte que ha pretendido orientar desde hace dos generaciones, cada vez significa menos en la bella ciudad de Bogotá. Si algo significa la gestión de este Grupo, sólo tiene significado para “unos pocos” estetas contemporáneos, ávidos ellos de recursos públicos para financiar sus filias londinenses. Cabe preguntarse: ¿el nombramiento de Juliana Restrepo fue fríamente calculado para reinstaurar al Grupo de Cerón?

El nombramiento de Cerón deja claro que el carrusel estético al cual se somete “lo público”, no inquieta a las elites artistas de la ciudad proclives a la “privatización” del interés público. Por otro lado, reitera que este tipo de prácticas están “naturalizadas”. Finalmente, refuerza quién está al mando de las políticas culturales de Bogotá. Con claridad se señala a quién debe besársele la mano. A pesar del mal olor que produce este gesto neoliberal —privatizador—, nuestra malicia indígena nos recomienda taparnos la nariz y callar.

Preguntas adicionales: ¿quién es el responsable del nombramiento mediante el cual se reencaucha a Jaime Cerón y nuevamente él y su grupo se vuelven a acomodar dentro de los presupuestos de Bogotá? ¿En algún momento quedaron por fuera? No. Como las performancias del Pantócrator bizantino, durante su epifanía aparecen ahí todos juntos: el padre, el hijo y el espíritu santo. ¿Por qué tanto silencio respecto a este nombramiento? El mal olor obstaculiza la formulación de preguntas.

Pregunta final: antes de que Jaime Cerón termine por imponer su mano en la Gerencia de Artes, ¿la actual funcionaria responsable de este espacio podría dar un informe de su gestión al campo del arte bogotano?  ¡Bah!

 

 

 

 

 

Los dibujos infames dentro del bello proyecto pictórico de Fernando García

Recibe el nombre de “Proyectos” la exposición de Fernando García en la Galería El Museo.  Se trata de un conjunto de miniaturas inspiradas en algunos de los hitos de la Historia de la pintura occidental. El artista muestra con solvencia el dominio de las prácticas de representación que predominan en la modernidad. Más allá de este virtuosismo técnico, no encuentro ningún intersticio que nos muestre el lugar que ocupa el artista en este mundo puesto al servicio de la mercancía, tanto por voluntad de los artistas de la política que controlan la ciudadanía en general, como por voluntad de los políticos del arte que administran lo bello nacional.

Sin embargo, la anterior afirmación no es del todo cierta.  Cerrando el cuadro en que se enmarca el montaje de las miniaturas que configuran el concepto de la exposición, en los márgenes, el espectador se encuentra con diez dibujos de expresidentes de Colombia. Son los diez gobernantes nacionales bajo cuyos regímenes ha vivido el artista. Cierra la serie presidencial el actual presidente de la república, Juan Manuel Santos.

Los diez dibujos tienen una característica: son construcciones realizadas por un dibujante de retratos hablados. El artista recurre a un funcionario de los organismos judiciales para que grafique las indicaciones de su memoria. El artista habla de los sindicados y el funcionario judicial los retrata. No sabemos de qué se acusa García a estos hombres nobles, pero, no es difícil establecer una analogía con el proyecto de Andy Warhol para la Feria Mundial de 1964 en Nueva York.  Como se recuerda, Warhol participa en el evento con 13 Most Wanted Men, obra censurada por el gobernador del Estado, entre otras cosas, por el uso que el artista hace de un archivo policial.

Los diez retratos de García no causan la polémica que causa la obra de Warhol. García busca mediaciones que lo ponen a salvo, que difuminan sus intenciones y suspicacias. Warhol es directo al declarar que el crimen excita los imaginarios de la naciente época del mercado. El gesto de García apenas es notado por la espectadora pero, bien se podría hablar de su serie como 10 Most Wanted Men.

Fotografías: Ricardo Muñoz Martinez