Zaum: ¿nostalgia por una ilusión fallida?

“Como el Viejo Régimen, la pintura ha muerto, porque  era una parte orgánica de él”.
Malevich (1878-1935)

La Galería Tate Modern presenta la vida y obra del artista suprematista Kazimir  Malevich. Mediante doce episodios expone ante el espectador londinense las luchas de un artista que concibió su práctica como un saber  de borde, un sentir puesto más allá de las significaciones ideologizadas de los regímenes opresores del sentido de la existencia. La matesis de borde–suprematismo– no se logra en solitario ni como un obsequio de las diosas. En efecto,

kazimir-malevichself

“…)  “el futurismo ruso fue un movimiento literario y artístico, y su experimentación implacable y creativa se favoreció con el cambio de ideas entre artistas diferentes y de disciplinas diferentes. En julio de 1913 Malevich colaboró con el músico Mikhail Matyushin y el poeta Aleksei Kruchenykh en la construcción de un manifiesto que pide la disolución de lengua y el rechazo de pensamiento racional. Kruchenykh acuñó la palabra zaum –que significa ‘más allá de la razón’– para describir una nueva lengua de sonidos sin significado”.

malevich 2

La matesis de borde que alcanza Malevich esquiva las significaciones que impiden pensar con propiedad alternativas de ser. La exposición está abierta hasta el 26 October 2014.

Dynamic Suprematism 1915 or 1916 Kazimir Malevich 1879-1935 Purchased with assistance from the Friends of the Tate Gallery 1978 http://www.tate.org.uk/art/work/T02319
Dynamic Suprematism 1915 or 1916 Kazimir Malevich 1879-1935 Purchased with assistance from the Friends of the Tate Gallery 1978 http://www.tate.org.uk/art/work/T02319

 

Manifesta 10: Arte contemporáneo y guerra fría

El museo más tradicional de Europa  celebra su 250 aniversario. A partir de junio 28,  el Hermitage, el palacio de invierno de Catalina La Grande acoge una extensa muestra de arte contemporáneo. Manifesta, la Bienal móvil de Europa, tiene lugar en las salas imperiales del régimen zarista.  Cincuenta artistas responden con entusiasmo la convocatoria. No es para menos.

hermitage

Es la primera vez que el Hermitage abre sus puertas al arte contemporáneo. Nadie quiere perderse la oportunidad de estar en presencia de los grandes maestros de la pintura universal. Finalmente, la tradición pictórica occidental permite que se le interrogue y el arte contemporáneo matiza sus diferencias. Sólo en el intercambio de miradas entre el pasado y el presente emerge la real diferencia entre la cual se modela nuestra época.

manifesta 1

Además del conflicto geopolítico actual, uno de los temas álgidos de la muestra de San Petersburgo es la criminalización de las sexualidades periféricas. El erotismo Lgbti sube la temperatura en los aposentos de Catalina, pero ella no se percata. A pesar de que varios artísticas abordaron la temática de los derechos civiles en la era de los mercados libres, un colectivo de abogados rusos conceptuó que ninguna de las obras violaba las leyes rusas. Pinturas sugestivas It is so de la artista   Nicole Eisenman  con contenido homoerótico, comparten sus ideas con  propuestas estéticas  como la de Gerhard Richter, existenciales como la de Francis Alÿs ,  o con las reflexiones políticas de Thomas Hirschorn o las de Joseph Beuys.

wladislaw maychev died in 2013 at the age of 44El curador Kasper Köning sorteó con éxito presiones internas y externas que intentaron boicotear la apertura de la Bienal. Hace un año fue aprobado este proyecto y no se preveía la reactualización de la Guerra Fría entre Anglo-europa y Rusia, tampoco era previsible  el incremento de la persecución a  las comunidades LGBTI.

wolfgang tillmans yet untitled 13 2012

Como en su momento aquí en Colombia le indagamos a Jaime Cerón, se le pregunta  a König acerca de los criterios que operaron en la selección de los artistas invitados. Sin rodeos ni escusas superfluas, respondió que los criterios implementados  fueron subjetivos. Con evasivas, el 43 Salón (inter) nacional deja claro que en Colombia los criterios de promoción de los artistas son subjetivos. La diferencia es que Manifesta es una iniciativa privada. Algunos dirán: «en Colombia también el Salón Nacional es una iniciativa privada, pero realizada con fondos públicos».

 

Fuente: http://www.dw.de/manifesta-art-show-opens-in-st-petersburg/a-17742706

Gigantomaquia por La Vagina en Santa Clara

Sorprende la conmoción que puede generar la representación de una vagina. No es para menos, Ella es el Origen del Mundo. El artista asume el riesgo de acercarse a todo origen. Sus ejercicios  pasan por un proceso de comprensión de las heterotopías que aquéllos generan y regulan mediante sus múltiples desplazamientos. Ubicados más del lado de las representaciones de las vaginas y menos desde la comprensión de su sentido, en la actualidad todos quieren escribir acerca de Ella. Es legítimo hacerlo, sin embargo, en el caso de los ejercicios de la artista María Eugenia Trujillo, se corre el riesgo de no captar el sentido de sus gestos para la deriva del arte contemporáneo en Colombia, gesto audaz sin duda, pero que, por supuesto, no es nuevo, ni mucho menos.

 

origin-of-the-world

La Vagina está de moda en los campos de las representaciones.   Emerge una Gigantomaquia por su posesión y control entre aquellos que no distiguen la realidad de la representación de  lo real que acontece en la experiencia de vaginar, de abrirse  a la existencia y modelar  mundos. Con las vaginas se originan mundos, así lo perceptua Gustave Courbet en e siglo XIX. Así recientemente lo reitera Deborah de Robertis en la  Sala 20 del Museo de Orsay.

La Vagina está de moda: todos quieren una, todos quieren tocarla, todos desean someterla mediante algún dispositivo de escritura. Como El Ser de Heidegger, en la Modernidad, La Vagina es algo que es necesario poseer, predecir, controlar y cosificar. La Vagina debe responder a las demandas del Sujeto Comercial que en la actualidad  se apodera de todas las prácticas sociales, políticas, éticas y artísticas.

En Bogotá, La Vagina y sus escrituras más audaces, saltan por encima de todas las representaciones que el Sujeto Comercial en boga se hace de ella. Sin embargo,  en Colombia, La Vagina corre el riesgo de convertirse en  Vanguardia Artística, en mercancía selecta destinada a  satisfacer el gusto selecto de algunos consumidores de élite. Por ello mismo, promete convertirse en sujeto mendaz de la historia del arte colombiano.

 

gigantomaquia vaginal dos

 

Artistas transgresoras como María Eugenia Trujillo y Nadia Granados se hacen a un lado para esquivar la amenaza de esta Vanguardia Comercial.  Junto a otras y otros artistas marginalizados del mercado, se lanza al frente de una campaña artística que busca ir más allá de La Vagina Monumental que se construye en la contemporaneidad artística. Intenta inventar un lugar de paso en el cual las mujeres y los hombres puedan desprenderse de sí mismos y  transitar a  una  multiplicidad de estados no-posibles. La singularidad de lo humano no se puede reducir a lo posible. Nadia Granados mira más allá del poderoso Monumento Contemporáneo a  La Vagina que busca ocultar a las mujeres colombianas. Con sus gestos palpa un espacio igualitario en el cual mujeres y hombres son reivindicados en sus múltiples diferencias. Con el Diablo adentro, es un ejercicio mucho más transgresor que la propuesta  de Trujillo, la cual no se ha visto y ya se la somete al  control falojudicial.

En  Colombia, las mujeres luchan solas por un espacio en el lenguaje en el que sus tetas y sus culos no sean los que tomen eternamente la no-palabra. Las ideas de las mujeres dinamizan la angustia creativa que muchos y muchas padecen en su experiencia de no pertenecerse a sí mismas. Seguirán solas por cuenta  de nuestros imaginarios y representaciones atávicas y traumáticas. El próximo jueves 21 de agosto a las 7:30 P.M., Nadia Granados y Paola Corzo,  continúan con esta campaña en El Parche Artist Residency, carrera 9 No. 22-87, apartamento 202.

 

gigantomaquia vaginal uno

 

En medio de la intensidad discursiva incentivada por la  Gigantomaquia de la VaginaHalim Badawi reseña en Semana el intento de censurar una vez el acontecimiento de una vagina libre de todos sus atavismos, discursos y representaciones teofalologocéntricas. Dios-pene-discurso-poder: cuatro instancias distintas y un sólo “discurso verdadero”: Dios los crea y ellos se unen por el Mercado.  En esta oportunidad,  se trata  de la propuesta de la artista María Eugenia Trujillo pensada in situ, en un espacio real, así sólo  sea real  a medias. Como muchos y muchas  artistas contemporánas, Trujillo saca del olvido las mujeres cultas que habitaron ocultas de la mirada mundana en el antiguo convento de Santa Clara, hoy el Museo Santa Clara, un espacio en el cual yacen aún tibios algunos restos de mundo, restos que claman por la verdad de las voces que allí fueron silenciadas. Las mujeres ingresadas al claustro no salían ni muertas, pues, allí mismo se las enterraba.  La artista señalada como impía, indica  un estado de cosas que afecta aquellas  figuras que de sí mismas las mujeres luchan por inventar. Sólo mediante los ejercicios de inventarse a sí mismo se es libre. En las custodias de Trujillo que se mostrarían al público bogotano,  existe una luz que ciega eternamente a las mujeres hispanodescendientes y deforma la mirada de los hombres que vegetan bajo el mismo régimen discursivo.

Badawi expone este intento de censura a la artista y  plantea varias inquietudes que merecen un estudio de fondo. Comienza su escrito rememorando el acoso fálico, blanco,  católico y burgués  a Débora Arango. La referencia histórica es pertinente y oportuna, sin embargo, respecto al litigio que envuelve los ejercicios actuales de Trujillo, es más oportuno recordar la doble censura de que fue objeto La Anunciación de  Carlos Correa, en 1940 y 1941. Dos veces expuesta, dos veces declarada inmoral por parte del Ministerio de Educación.

 

carlos correa anunciacin

Badawi usa una cita de Débora Arango como epígrafe de su artículo: “el arte, como manifestación de la cultura, nada tiene que ver con la moral”.  Nos queda la tarea de esclarecer, con qué tiene que ver el arte: ¿en verdad el arte sólo tiene que ver con la cultura? ¿No es precisamente “La Cultura” la que intenta ocultar el arte y las mujeres que incursionan en este campo?  Quizá tal vez  sea al contrario: el arte no le debe nada a la cultura, está más allá de la cultura, y, en esa misma medida, ensancha sus límites mantenidéndole vigente  su sentido. Por ello mismo, el intento de censura de la propuesta de Trujillo, es una torpeza teológica que solo tiene una motivación: recordar por igual a mujeres y hombres  quiénes son aquellos que controlan nuestra sensibilidad artística, moral y política.

La exposición Mujeres Ocultas de María Eugenia Trujillo se inauguraba el 28 de agosto de 2014 en las instalaciones del Museo Santa Clara. Poco a poco, este Museo se está integrando con éxito dentro de las dinámicas expresivas y expositivas del arte contemporáneo. No obstante, como medida precautelar por parte de un juez de la República, la exposición fue suspendida.

 

The return of Bruce Nauman’s Bouncing Balls, del artista Francesco Vezzoli

¿Hacia dónde retornan las miradas de los artistas contemporáneos? ¿Por qué insisten en que pensar es saltar atrás? Algo no está pensado satisfactoriamente, nada nunca lo podrá estar. Saltan por fuera de los discursos en boga y salen al encuentro  del mismo lugar infinitamente  diferido que los artistas  tratan de pensar a lo largo del siglo XX.  Liberados ya de las miradas indiscretas de los doctores de la teo-estética que opera en en el panóptico de la ciencia sexual, se dirigen una vez más hacia un encuentro con sus diferencias, hacia la invención de aquello  propio inapropiable que habla en sus cuerpos. ¿Tienen libertad para ello? Evidentemente no, pero ellos y ellas proceden como si la tuvieran. No existe otra manera de inventar y fabular mundos.

¿En la actualidad es posible escapar al régimen global y crear un lugar en donde los cuerpos sean comprendidos liberados de sus atavismos traumáticos y culturales? Lo dudamos, los artistas saben que cultura y trauma van de la mano. Esta alianza sacra entre trauma y cultura impone una subjetidad universal que ahoga la singularidad de la expresión artística. Ni la cultura ni el trauma se dejan hablar, rechazan la libertad, el alivio y la emancipación que se prometen en cada palabra vivaz, poética    y por ello mismo transgresora.

Muchos y muchas artistas  pagan por la libertad que se reivindica en cada uno de sus gestos. Gestos atrevidos, pues, sólo así se pueden quebrar los cercos al ser infinitamente expresivo. Muy pocos de ellos y ellas son comprendidos, por ello mismo, aquellos y aquellas que logran sobrevivir a los dispositivos de censura son tan importantes para la historia del pensamiento de la libertad y la igualdad. Nada más negativo que una cultura no meditada, ni cuestionada. Los y las artistas saben que toda cultura y todo trauma  por principio son vengativos y tienden a sacrificar a sus mejores hombres y mujeres, a los más sinceros consigo mismos. El trauma castiga desde dentro mientras la cultura violenta desde fuera. A pesar de este dogma inquebrantable, los artistas contemporáneos  insisten en obligarnos a pensar la tópica de los cuerpos vejados y asediados por todo tipo de discursos, unas veces lo hacen escabrosamente, otras veces lúdicamente, por eso son artistas y no moralistas. Bruce Nauman hizo lo propio en su momento, hoy la parodia de  Francesco Vezzoli a la acción de Nauman, reitera la misma tópica con otros recursos, sin duda alguna más audaces.

 

SE RECOMIENDA VER EL SIGUIENTE VIDEO POR FUERA DE FACEBOOK Y  EN PRESENCIA DE ADULTOS RESPONSABLES.   (Puede ofender el honor sexual masculino).

Imagen: Mean Clown welcome, Bruce Nauman

 

 

 

Morder la Sociedad

Ciertamente la figura del curador ha propiciado un amancebamiento del artista y un amaneramiento de su obra. Esta jipata e insípida pero poderosa figura, producto del capitalismo tardío, mediador entre el artista y el espacio expositivo, es el responsable en buena parte del “prestigio y buena fama” del arte contemporáneo, así como del sofisticado y espectacular show de las exposiciones que han terminado por convertirse en la vitrina perfecta para el negocio redondo de los coleccionista$$. En pocas palabras, el artista contemporáneo es célebre y famoso, pero carece de dientes. No puede morder a la sociedad porque la Institución le proporcionó el antídoto contra el mal de rabia, despojándolo de esa rebelión sustanciosa que deja marcas indelebles en el pensamiento. La misma que duele, rasca y fastidia y que para tortura de los capitalistas, no se puede coleccionar. Pero el asunto del Arte del Caribe no es sólo que no queremos ser parte de esa cadena alimenticia, sino que necesitamos terminar de una vez por todas con esa vieja historia de pillaje cultural de la cual ha bebido históricamente el centro del país. Y aclaro: NO es cuestión de regionalismos. Es cuestión de adueñarnos del toro, cogerlo por los cachos y si es el caso, canibalizarlo como hacían nuestros tatarabuelos caribes. No queremos aldea globalizada, queremos rescatar nuestra voz. Queremos cantar con nuestra garganta, comer con nuestra jerga, champetiar con nuestro cuerpo, tragarnos de una vez por todas esas palabras que nos sobran: pero sin maestros de ceremonias, sin intermediarios y sin impostores que desconozcan a lo que sabe un caimito, un casabe, un enyucao, o un jugo de níspero con una alegría palenquera.

 

Coloquio Virtual de los artistas del Caribe colombiano

Apostilla a una intervención de la maestra Alexa Cuesta en facebook. Las palabras son esquivas a que se les manipule, en  el mismo instante de salir a inscribirse en la libreta de notas del señor Zuckerberg, cambian su registro originario  traicionando al agente. Esta traición tradicional de la cual se acusa  al lenguaje en gesto, crea las confusiones en que nos debatimos en las redes sociales.

No hacemos una defensa del maestro Ricardo Moreno, no podemos hacerlo, no estamos in situ. No tenemos el gusto de conocerlo ni la oportunidad de hacerle una entrevista.  Todo lo que conocemos de Arte Corrosivo está mediado por muchos intereses: de clase,  de raza, de género, de región, de razón, de imaginación, quizá de religión. Pero, sobre todo, ¡ay!, está transido por los intereses económicos que dominan la crítica de arte actual.  Esta lucha entre diversas  fuerzas modela nuestra experiencia del arte contemporáneo: igual en el Caribe que en la región Bogotá.  De ahí que no podemos evaluar la  gestión del maestro Moreno en Arte Corrosivo. Con propiedad, los y las artistas del Caribe Colombiano sí lo pueden hacer, pues, experiencian en vivo su propuesta, sus aciertos y sus fallas. Pero la crítica, sólo se puede pensar mediante una propiedad desapropiada para que el otro pueda asomarse a la escritura del crítico. El debate es una obligación y es aquello a lo cual se expone un artista cuando muestra un ejercicio, o un curador cuando totaliza a un conjunto de artistas bajo un criterio determinado.

arte corrosivo intervencin

Dijimos que no compartimos el regionalismo larvado como telón de fondo de la crítica a Moreno.  Ahora que se cambia de registro y se afirma que la amistad es el criterio de nuestro juicio, debemos afirmar que tampoco compartimos la división entre amigos y enemigos del curador.  Ahora bien, la mención de la traición a que son tan proclives las palabras, no es una pedantería más de las cuales se queja la maestra Alexa: dijimos con claridad lo siguiente: en los debates a los Salones Regionales, los artistas deben ir más allá de lo visible, de lo banal, más allá de las cuitas de la “obra” del artista, o de la pedagogía inoportuna e imperial dentro del pro-yecto del curador de turno. El veneno se debe buscar rio arriba, en las políticas del Ministerio de Cultura, y en el Régimen Neoliberal que empoderó a los Curators. A este respecto todas  las críticas son oportunas y es deber de todas las Regiones plantearlas, no porque sea dinero de las ciudadanas y los ciudadanos, sino porque tenemos la esperanza de que podemos pensar unas prácticas artísticas que transformen a sus agentes, que les muestren caminos hacia adentro y no hacia un afuera disfrazado de molinos de viento.

El arte colombiano requiere menos prejuicios universitarios, menos erudición académica, menos  injerencias metropolitanas en cada una de las metrópolis del país. A este respecto tiene razón la maestra Cuesta. Pero también exige menos   discursos identitarios, menos investigaciones positivas, menos encuestas administrativas, menos definiciones escolares, menos constelaciones conceptuales comparadas, menos estadísticas burocráticas, menos pruebas de laboratorios para cosificar el sentido de la existencia. Toda esta ideología administrativa y neoliberal seca la creatividad de los artistas y de sus gestores. Al contrario, se requiere  más destrucción de atavismos, más revisión de creencias y más deconstrucción de los amados fundamentalismos que nos tienen en guerra unos contra otros y otras. Si este ejercicio no se hace en cada una de las regiones, el Curator seguirá con el pie en la garganta del artista. Si los artistas no se deconstruyen a sí mismos y muestran todo aquello de lo que es capaz su imaginación, en los Salones Regionales y Nacionales sólo se hablará del dinero gastado por el curator. Hablar de dinero: ¡el pasatiempo burgués por excelencia!

Es necesario preguntar: después de quince versiones, ¿qué le dejan los Regionales a Colombia? ¿Sabemos algo que haya cambiado nuestras prácticas y nuestras creencias respecto al arte, acerca de Colombia, de sus ciudadanas y ciudadanos?

Finalmente, ¿existe algo así como un Salón  Regional en Bogotá? ¿Por qué tanto silencio en el Distrito Capital?

Nadia Granados y Mario Opazo ganan el premio III Bienal de Artes Plásticas y Visuales

La bolsa del premio de la Bienal 2014 de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño fue dividida entre Nadia Granados y Mario Opazo. Ana Karina Moreno recibió una mención. También la merecía Bernardo Montoya, tanto que debió ser considerado para recibir uno de estos estímulos artísticos y económicos. Se trata de un ejercicio abierto, con sentido real del espacio, tal y como exige la sensibilidad contemporánea.  Montoya apostilla cada uno de los rincones de un  espacio disfrazado con las mil máscaras de la tradición. Sus ensambles constructivistas, expresivos, íntimos y precarios, salen al encuentro del espectador,  le miran e interrogan. Cada uno de ellos comenta la realidad en la cual está inmersa una cultura salvajemente detenida en el tiempo.

ensamble constructivista

ensamble constructivista dos

Respecto a los artistas destacados,  los dos premios son merecidos, aunque por razones diferentes. Sin duda alguna, Granados es la artista joven más prometedora del momento, así lo hemos manifestado en varias oportunidades. La fuerza exuberante y desbordante de sus ejercicios es inédita dentro del arte tradicionalista en el cual están inmersos buena parte de los y las artistas colombianas. Con el Diablo Adentro, Granados anuncia una primavera de sentido al arte colombiano. Su sinceridad obliga a pensar la crueldad sobre la cual se erige nuestra cultura, a estudiar los condicionamientos patriarcales que restringen el goce de las libertades creativas, expresivas y políticas que exigen hombre y mujeres en la contemporaneidad. Aquello que piensa en sus acciones sólo lo puede hacer ella. Ante la ausencia de palabras libres, Granados nos hace sentir nuestra época. Esta es su gran virtud, su autenticidad. Esta diferencia fluida y locuaz la destaca de manera notable entre los y las artistas más importantes  del momento.

nadia granados conectando

Con el Diablo Adentro (Cda),  Granados evoca la tradición feudal de ascendencia hispana en la cual el salirse de los parámetros éticos religiosos  se le denomina Tener el diablo adentro. A pesar de que esta metáfora nos invita a deconstruir nuestros principios morales de ficción,  el título dado al ejercicio no le hace justicia al enorme esfuerzo realizado por la artista durante esta acción extenuante, en la cual al tocarse todo es tocado y derribado. En verdad, Granados es una religiosa impenitente, pues, en cada una de sus acciones expone su piel con la crudeza a la cual nos tiene acostumbrados el régimen económico en boga. Cda no busca un puñado de dólares, pues, esta acción no es una mercancía. Granados crea su propia religión y ya tiene sus devotos en el campo del arte contemporáneo.  Un grupo significativo de hombres y mujeres siguió cada uno de sus gestos durante una hora: cuatro intensos y agotadores ejercicios de emancipación colectiva. La performance se estructuró en cuatro  repeticiones de 15 minutos en las cuales la artista alcanza una expresión no lograda en sus ejercicios anteriores. La virulencia de su cuerpo disuelto en gesto, abre las puertas del arte contemporáneo a un expresionismo no visto en Colombia desde la muerte de Lorenzo Jaramillo, un expresionismo para sentir en lo real no para contemplar como ficciones estéticas.Granados tiene el reto de sostener su propuesta performática, pues, no es una tarea fácil.

Por su parte, Mario Opazo recibe no sólo un reconocimiento a su trabajo permanente  durante muchos años. Su ejercicio es simultáneamente  mimético y abstracto, tradicionalista y moderno. Se enmarca dentro de una estética retro, minimalista, crítica con el formalismo  del sentimentalismo sin lograr salir de aquél. Aunque quiere decir mucho, en verdad alcanza a decir poco, a penas lo necesario. Diríamos que es “lo otro” del gesto impetuoso, pleno en sentidos  de Granados, lo otro de la razón minimalista que opera fieramente en el arte colombiano. Ahora, si no fuera por la sencillez modernista y la  asepsia conceptual de su Instalación, se podría pensar que es el premio a la vida y obra de un artista. Sin embargo, no se trata sólo de la hoja de vida de Opazo. La técnica expresiva elegida por el artista, sorprende a quienes conocen su manera de trabajar, en especial a quienes saben de su querella con la escultura tradicional. La estrategia ad hoc puesta en juego es sugestiva, pero no logra perturbar la solemne conformidad perpetua  que se respira en el espacio intervenido. Este respeto racional de lo dado e interpretado, es aquello que denomino “lo otro” del gesto perturbardor de Granados. Es poco habitual ver en las acciones de Opazo este tipo de apropiaciones espaciales. Quizá es que Granados nos lo hace ver de otra manera, mérito de ella. Pero el mérito es múltiple: Cda deconstruye el minimalismo del arte colombiano, presente hasta nuestros días. No sorprende entonces que Opazo haya llamado la atención del jurado. Opazo nos muestra  un presente nostálgico, incapaz de decir algo con sentido. Granados abre el presente hacia estados de ser no anunciados previamente en el arte colombiano. Este riesgo de salirse de sus propios medios expresivos, la decisión de Opazo  de intervenir desde dentro realmente el espacio que le fue asignado no aporta mucho al campo del arte. Este contraste entre los galardonados quizá fue determinante para que Opazo lograra la distinción recibida. Sin embargo, algo no funciona en la perfecta perfección del gesto minimalista  de Opazo: no toca. Con el tiempo, esta afeción suele atacar  la imaginación de los grandes maestros: les da miedo tocar.   En la Sala contigua,  la precariedad de los escombros de Bernardo Montoya tienen la virtud de tocar directamente al y a la espectadora, sin demasiadas imposturas conceptuales.  El principio es claro: en la poscontemporenidad, aquel que no toca pierde.

Carolina Ponce de León leyó el Acta de premiación, la acompañaban Natalia Gutiérrez, Víctor Manuel Rodríguez y la directora de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño.  Con acierto, el jurado legitima la Fundación como lugar de encuentro de los seguidores del arte contemporáneo. Ante la precariedad del arte no-comercial, ante la ausencia de espacios que den otra mirada a la realidad mercantil que padece el arte colombiano, su labor evidencia que este estímulo puede convertirse en un su principal referente y su indicador más importante. Así hubiera sido deseable que una de las jurados declarara algún tipo de impedimento ético por su extrema y preocupante cercanía a uno de los artistas premiados, esta versión de la Bienal de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño, oxigena no sólo sus dispositivos de exposición.  En esta oportunidad, sin la saturación de obras que compitieron despiadadamente por el espacio en las versiones anteriores, los artistas muestran  que este espacio debe ser considerado como una de las alas del Premio Luis Caballero. Principalmente, el jurado envía señales claras acerca de aquella idea que contundéntemente desde la academia se abre paso en las prácticas del arte colombiano actual: es necesario que en cada uno de sus ejercicios los espacios que interesan a los artistas se transmuten en lugares de encuentro reales  con la ciudad.

nadia moreno y jaime cern

En Colombia, los jurados no suelen decir mucho, quizá porque con frecuencia  tienen poco que decir. Sin embargo, en esta oportunidad, por su reconocida experiencia, el jurado pudo decir más de lo que dijo, pudo aportar mucho más. Dada su solvencia intelectual, pudo dar más herramientas para pensar la precariedad de la época. Sólo un poco antes, a pocas cuadras de la Fundación, en la Sede Temporal de la Galería Santa Fe, Nadia Moreno había hablado de la coyuntura en la cual están inmersas muchas de las prácticas  estimuladas por el Estado. El indicador de escritura creativa en artes, de estudios críticos acerca de los ejercicios artísticos, su ausencia, amenaza la permanencia de muchos de estos estímulos.  Sin escritura no hay realidad, por ello mismo, tampoco verdad. Sólo la verdad del arte puede rescatar esta época de las garras de los Buitres del Mercado. Como síntesis de su investigación doctoral, Moreno presenta  una coyuntura de crisis: la crisis del arte colombiano. Un arte sin verdad, huérfano de discursos que le den alas y autonomía creativa.

La Fundación Gilberto Alzate Avendaño queda bien posicionada con esta exposición. Cada vez se muestra más dispuesta a competir con otros espacios que reivindican las búsquedas contemporáneas de los artistas más descentrados del país, aquellos y aquellas que llevan El Diablo Adentro. Paradójicamente, el poco interés de los artistas en esta Bienal, posibilitó su éxito. Se presentaron sólo 26 artistas. Es mérito del jurado haber organizado una muestra a la usanza del antiguo premio Luis Caballero. Pero mejorado. Se seleccionaron ocho iniciativas impecables  que quedaron muy bien instaladas y dejaron muy en alto el nombre de los artistas. Tanto, que sin duda los veremos muy pronto en otros escenarios.

Es mérito de la Fundación, haber atraído sagazmente hasta sus Salas los gestos transgresores de Nadia Granados. Ojalá no se deje domesticar. Con su piel despedazada en cada una de sus acciones, se muestra algo diferente a lo habitual, a aquello que se permite decir,  ver y hacer en Colombia. Por otro lado, al lograrse que este tipo de ejercicios tenga el  reconocimiento que merece por parte de un Estado, el cual impunemente manifiesta sus sesgos estéticos en este tipo de estímulos, se indica a los jóvenes que cuando un gesto artístico se despliega con toda la sinceridad y el compromiso del caso, la sociedad y el Estado se ven obligados a reservarle un nicho  dentro del iconostasio de la historia, así lo hagan con desgana y parsimonia, así pataleen para sus adentros.

En la noche de premiación, Víctor Manuel Rodríguez y Santiago Rueda conocedores de las dinámicas del arte contemporáneo hablan del premio de la Bienal 2014, del Luis Caballero y en general de la coyuntura plástica de Colombia.