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The return of Bruce Nauman’s Bouncing Balls, del artista Francesco Vezzoli

¿Hacia dónde retornan las miradas de los artistas contemporáneos? ¿Por qué insisten en que pensar es saltar atrás? Algo no está pensado satisfactoriamente, nada nunca lo podrá estar. Saltan por fuera de los discursos en boga y salen al encuentro  del mismo lugar infinitamente  diferido que los artistas  tratan de pensar a lo largo del siglo XX.  Liberados ya de las miradas indiscretas de los doctores de la teo-estética que opera en en el panóptico de la ciencia sexual, se dirigen una vez más hacia un encuentro con sus diferencias, hacia la invención de aquello  propio inapropiable que habla en sus cuerpos. ¿Tienen libertad para ello? Evidentemente no, pero ellos y ellas proceden como si la tuvieran. No existe otra manera de inventar y fabular mundos.

¿En la actualidad es posible escapar al régimen global y crear un lugar en donde los cuerpos sean comprendidos liberados de sus atavismos traumáticos y culturales? Lo dudamos, los artistas saben que cultura y trauma van de la mano. Esta alianza sacra entre trauma y cultura impone una subjetidad universal que ahoga la singularidad de la expresión artística. Ni la cultura ni el trauma se dejan hablar, rechazan la libertad, el alivio y la emancipación que se prometen en cada palabra vivaz, poética    y por ello mismo transgresora.

Muchos y muchas artistas  pagan por la libertad que se reivindica en cada uno de sus gestos. Gestos atrevidos, pues, sólo así se pueden quebrar los cercos al ser infinitamente expresivo. Muy pocos de ellos y ellas son comprendidos, por ello mismo, aquellos y aquellas que logran sobrevivir a los dispositivos de censura son tan importantes para la historia del pensamiento de la libertad y la igualdad. Nada más negativo que una cultura no meditada, ni cuestionada. Los y las artistas saben que toda cultura y todo trauma  por principio son vengativos y tienden a sacrificar a sus mejores hombres y mujeres, a los más sinceros consigo mismos. El trauma castiga desde dentro mientras la cultura violenta desde fuera. A pesar de este dogma inquebrantable, los artistas contemporáneos  insisten en obligarnos a pensar la tópica de los cuerpos vejados y asediados por todo tipo de discursos, unas veces lo hacen escabrosamente, otras veces lúdicamente, por eso son artistas y no moralistas. Bruce Nauman hizo lo propio en su momento, hoy la parodia de  Francesco Vezzoli a la acción de Nauman, reitera la misma tópica con otros recursos, sin duda alguna más audaces.

 

SE RECOMIENDA VER EL SIGUIENTE VIDEO POR FUERA DE FACEBOOK Y  EN PRESENCIA DE ADULTOS RESPONSABLES.   (Puede ofender el honor sexual masculino).

Imagen: Mean Clown welcome, Bruce Nauman

 

 

 

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