El artista no es un termómetro, ni un sismógrafo, ni un mercadómetro, ni ningún instrumento parecido

El artista no es una entidad ilustrada que registra por encargo los sucesos y los pecados del mundo. Al contrario, en los gestos del artista se despliega una subjetividad singular que trae consigo una promesa de igualdad universal.

Con su gesto, modela y modula un espacio  al cual se convoca a morarse y demorarse con otros. El artista no es un instrumento pasivo de los coleccionistas que le miman, como lo hacen ver algunos los observadores empíricos que premian la tendencia correcta. El artista es un diagnosticador de sí, diagnostica la anomalía en sí mismo. A cada paso, el artista evidencia en sí mismo la soberbia creativa que le asedia y amenaza convertirlo en mercancía. Por ello mismo, es fuente de una verdad que rompe con los consensos establecidos por las tendencias del mercado. Este diagnóstico de sí mismo muestra la tendencia universal de su actualidad. ¿Cuál es el diagnóstico de la actualidad? Como un fantasma, una tendencia incorrecta recorre el planeta de los estúpidos, los gestores culturales exultan con su presencia, mientras que algunos artistas se sobrecojen y otros se asustan. Parafraseando a Walter Benjamin, la actualidad marca una tendencia incorrecta porque los artistas soberbios –mecenas intelectuales e ideológicos les llama Benjamin-, no muestran una posición clara ante el régimen que les gobierna: el mercado global. Con algunas reservas, muchos se han acomodado a las reglas que este régimen impone y se convierten en abastecedores del mercado y en apologistas del consumo aristocrático y compulsivo de miserias humanas.

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En Colombia, es deber de la Academia asumir una actitud crítica y señalar esta tendencia espuria del arte poshistórico o contemporáneo. Esta actitud crítica fue asumida por Benjamin en los años treinta del siglo XX. Se pregunta: en el momento que todos los valores colapsan, ¿cuál es el lugar del artista? Responde de manera tajante y estridente, quizá oportunista: ¡al lado del proletariado! En la actualidad, esta pregunta se  replantea. Hal Foster considera que este lugar cambia a partir de los años ochenta del siglo XX. El lugar del artista está al lado del marginado cultural. La economía deja ser el paradigma epistemológico y la antropología se despliega como el referente que articula la experiencia  de artistas y gestores culturales. En una y otra época, los artistas juegan al dilentatismo de un mecenazo intelectual. Hoy no se formula la pregunta de Benjamin porque todo el mundo sabe dónde se venden los artistas. Su lugar es la feria: el mercado en el cual se muestra al otro como estúpido. La tendencia despótica e ilustrada, aparentemente correcta, consiste en estar al lado del mercado que las maquinarias neoliberales promueven. El artista y el gestor cultural acomodados en los escaparates de feria, manifiestan su fe en el mercado. Si se le crítica es para reanimarlo y para reafirmar  la creencia, según la cual el progreso que prometen las mercancías culturales es la única verdad.

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Al denunciar la estupidéz del mundo, el artista se ubica al lado del mercado porque no tiene nada que decir, así crea que está diciendo algo trascendental. Esta es una ingenuidad negativa. Negativa porque no es expresión de verdad franca. Sólo hay verdad cuando el artista habla con su sí mismo enfrentándose en su propio campo a los discursos que intentan mantenerlo sometido. El artista verdadero es aquel  que tiene algo que decir, que se atreve a darse voz a sí mismo, en lugar de ofrecércela a quien no se la pide. Ayer y hoy, artista es quien no evade esta verdad inventándose un otro estúpido con el propósito de ofrecerle asistencia pastoral: un otro proletario dice Benjamin,  un otro cultural refrenda Foster, un otro para el consumo, se dice hoy.  El artista verdadero interrumpe todas las tendencias correctas de los discursos ideológicos. Es acontecimiento de sentido, por ello mismo, transforma muestras maneras de ver y percibir aquello que los régimenes ideológicos denominan el sentido común estético de la mercancia cultural.

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Todo gesto artístico es una manifestación de sentido. Cada gesto artístico es un manifiesto de verdad. En el premio Luis Caballero 2013, se alcanzan a  percibir algunos indicios de la tendencia correcta que ha impuesto el mercado. También se aprecia a algunos artistas que tienen algo que decir y lo dicen con franqueza, precisamente para alejarse y diferenciarse de la tendencia correcta del mercado. A su pesar, los jurados no oyen estos gritos silenciosos porque las sirenas del mercado estatal y comercial les ha dejado sordos.

 

Imágenes: Ejercicios espirituales de José Alejandro Restrepo.
Fotografías: cortesía del artista y fotógrafo Ricardo Muñoz.

Post scriptum. José Alejandro Restrepo: el caballero de la fe

José Alejandro Restrepo cierra su participación en el premio Luis Caballero. Mediante un conjunto de acciones ajusta el dibujo del inconsciente colombiano, el cual fue esbozado durante  las tres sesiones previas de su video performance, realizadas en las instalaciones de la Casa del Teatro Nacional. Durante la cuarta sesión de contemplaciones, evoca  imágenes de la barbarie mediante la cual se modela la cultura de la incultura colombiana. Ilustra algunos testimonios escalofriantes de la guerra. Emulando las estrategias de los medios masivos de comunicación, repite las imágenes del Holocausto del Palacio de Justicia y sugiere lo sublime como estética de recepción de este crimen.

Durante esta acción plástica, Restrepo reitera el juicio artístico tejido a lo largo de las cuatro sesiones, un juicio que bien analizado puede ser explicado como un prejuicio ilustrado: pocos colombianos están en capacidad de distinguir una masacre de una piñata, o al menos le dan tanta relevancia a una como a otra. Los traumas de guerra impiden que los colombianos y las colombianas discriminen la verdad de las imágenes con las cuales son acosados diariamente. ¿A quién habla Restrepo? ¿A quién quiere persuadir de esta verdad artística?  

 De las ocho puestas en escena del VII premio Luis Caballero, la de Restrepo es aquella que más  herramientas toma en préstamo de otras prácticas artísticas como son el teatro, la danza y la música. Restrepo confía a un grupo de actores la escenificación de sus ideas. En este sentido es la propuesta más experimental, y sin duda alguna es la más arriesgada de todas. Sin mediaciones plásticas, Restrepo pasa de lo obvio a lo enigmático, del movimiento trivial de algunos de los performers  a un fino acto reflexivo, de una técnica sofisticada a una improvisación banal.

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El riesgo es una virtud que cultivan muchos artistas contemporáneos. Sin embargo, el riesgo no siempre es prolífico. En especial, cuando se abordan problemas que afectan a comunidades enteras. En la VI versión de este mismo premio, Clemencia Echeverry realizó una sofisticada, impecable e impactante puesta en escena de esta misma problemática socio-política. Sin embargo, a pesar de que las artes contemporáneas buscan compulsivamente el impacto sensorial en los espectadores, existen muchas reservas respecto a si la violencia ética ejercida en contra de un pueblo se puede convertir en objeto de consumo, tal y como quiere el régimen económico de la actualidad. Ni Echeverry ni Restrepo, ni ninguno de los artistas que militan en este tipo de consumismo aristocrático, que suministran este tipo de entretenimientos, han mostrado una posición clara respecto a cómo se ubican dentro estas dinámicas, tampoco respecto a la injerencia de los mercados en la producción artística contemporánea. No se dice que la violencia ética de Colombia es tabú para aquellos que tienen el don de la representación bella. Se la puede pensar y es representable como lo hace Restrepo. Sin embargo, la única justificación de las acciones plásticas que se interesan en el dolor de los demás, consiste en modelar  prácticas terapéuticas colectivas, pero es necesario elaborarlas mediante los más refinados recursos artísticos. En Versión Libre, Echeverry logró la parte estética y técnica. No obstante, el concepto artístico no logró desprenderse del espíritu ilustrado con el cual se cobijan muchos artistas contemporáneos. El artista no juzga, lucha por comprender.  ¿Qué otro propósito puede tener el gesto de Restrepo en esta acción dentro del VII premio Luis Caballero? Al realizarse estas acciones de otra manera, se corre un riesgo incorrecto: agredir a quienes han sido objeto de agresión. Consigue sólo un impacto sensorial que sólo beneficia el consumo masivo y estético de estas desgracias.

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El trabajo de Restrepo para esta versión del premio Luis Caballero es importante. El desplazamiento que realiza con su gesto es vigoroso y abre alternativas de expresión. No obstante, es necesario dejar a un lado la emotividad política y el partidismo estético. La recepción de todas las propuestas artísticas debe hacerse bajo criterios claros y explícitos. Ya se han propuesto algunos. La tendencia que Restrepo sigue no es la correcta porque responde a una tendencia del mercado internacional para los países emergentes, y no a una irreprimible necesidad de expresión artística, la cual cuando es sincera desborda la singularidad del artista y compromete  a toda una comunidad. El arte no procede de manera inversa. La comunidad por sí misma no logra abrirse desde dentro. Hace falta el gesto singular del artista. No es este el caso en la obra analizada. La mirada de Restrepo se hace desde dentro, pues no se atreve a ponerse por fuera, así sus aúlicos le hagan creer que sí lo hace.

 

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Ahora bien, la proliferación de estímulos heteróclitos recibidos a lo largo de las cuatro sesiones que componen los Ejercicios Espirituales de Restrepo,  la ausencia de un concepto artístico que intensifique su sentido, los ordene mínimamente  y los saque de la anarquía sensorial y estética en la cual se manifiestan, no ayudan a comprender las ideas que animan el propósito de la obra: ¿cuál es? Si se busca un efecto terapéutico, no logra ninguno, sólo se hecha más sal en la herida. ¿Se denuncia la estupidez de los testigos de los crímenes colombianos de lesa humanidad? ¿En que radica esta estupidez y a quiénes se señala? ¿Se explora las lógicas mediante las cuales opera la violencia ética?

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Una obra de arte no tiene un propósito particular, pero en este caso, son tantos los ensayos artísticos que hablan de la violencia ética colombiana, que es muy importante pensar con cuidado esta tendencia que nos ha impuesto el mercado internacional de miserias humanas. Ahora, si aquello que Restrepo tiene en mente es hacer una crítica de la manera como los artistas manejan a las víctimas de las cuales se ocupan, el asunto es diferente. Esta interpretación tiene apoyo en el ventrílocuo y su muñeco puestos en escena en la última sesión. ¿Restrepo nos quiere decir que las víctimas de la guerra  colombiana son usadas como marionetas? No lo creo. Afirmar esto sería sobreinterpretar la obra. A pesar de estas observaciones, la propuesta de Restrepo es una de las finalistas. En sus antípodas se encuentran Mariana Varela y Consuelo Gómez, quienes sin duda alguna deben ser consideradas para obtener  la distinción del premio Luis Caballero 2013.  ¿Quién dentro de estos artistas recibirá la mención y quien el premio?

Arte para la transformación social

Educar es una obra de arte que permite moldear el pensamiento sensible de la comunidad para que posteriormente los individuos propongan intervenciones públicas que permitan cambiar el pensamiento y los modos de vida de la sociedad.

Los laboratorios experimentales de la Fundación Cultural Waja, han acompañado por años el proceso de creación plástica de personas que se han acercado al arte desde sus experiencias, con su cuerpo o el de otras personas. Procesos donde nos educamos entre todos, e investigamos sobre los roles que asume el cuerpo en la sociedad, lo que ha permitido un ambiente propicio para que se propongan acciones e  intervenciones públicas, donde cada uno habla desde su experiencia de vida y su relación con espacios públicos específicos, que se encuentran cargados de  memoria colectiva.

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Para construir una pedagogía del arte corporal, debemos trabajar con los cuerpos y con las prácticas que determina cada lugar específico, incluyendo sus gustos, sus aficiones, sus dialectos, sus problemáticas, sus políticas, su historia y sus necesidades. El arte corporal contribuye a conocerte, para conocer, es un estudio de la experiencia humana, profundizando en las sensaciones, sentimientos y reacciones, comprendiendo las relaciones políticas y sociales que regulan los comportamientos, para luego proceder a intervenir la cotidianeidad, para transformarla, creando grietas, que exigen a la mente y al cuerpo actuar, o por lo menos despertar del silencio, de la indiferencia, de la apatía, ante la actitud de que, nada podemos cambiar.

Si el arte habla de lo sensible, de la belleza, del equilibrio, de la mezcla, de la composición, de la estética, del tiempo, del espacio, de la memoria,  por qué no utilizar todos estos términos para construir un espacio justo para todos, un mundo donde no temamos por la vida, donde todos tengan educación gratuita, donde nuestros sistema de salud sea excelente, donde cada familia pueda contar con una casa y trabajo digno… de qué sirven las grandes obras de los artistas si sus conciudadanos viven en la pobreza, de qué sirven los reconocimientos, los logros, las muestras, los estudios… si seguimos  viendo gente durmiendo en las calles de nuestros países, o del disque ¨primer mundo¨, gente comiendo en las canecas, pidiendo dinero, reciclando las botellas… Para qué sirve el arte hoy y ahora.

Las acciones populares nos educan a diario aquí y allá, miles de personas salen a las calles a exigir lo que merecemos. El performance se toma las marchas, manifestaciones o plantones; hombres y mujeres utilizan su cuerpo para dar a conocer su posición política y social, algunos con atuendos de libertador, otros como soldados de paz, los que hablan en contra del secuestro, el desempleo, la violencia doméstica; aunque muchas personas no saben, que lo que ven o hacen, es un performance, o que es una acción y mucho menos arte, lo importante aquí es que utilizan su cuerpo en reacción, y a modo de resistencia, ante un sistema que debe ser replanteado.

Si trabajamos todos en re-educarnos para una comunidad, colectiva, colaborativa y justa podremos llegar a dejar un legado cultural que se llame nueva sociedad. La plástica social que nos enseñó el artista alemán Joseph Beuys no es más que una transformación de la conciencia individual, en su responsabilidad para el cambio social; allí es donde todos somos artistas y la vida es la verdadera obra de arte, un arte con compromiso social, como lo debe ser cualquier desempeño humano.

Si de alguna manera soñar con los pies en la tierra nos permite ver con otros ojos lo que deseamos, como construir utopías del mundo o pintar las ciudades del mañana, podremos contribuir a lo que plantea Waja ¨En el Laboratorio Experimental de Performance se acude al cuerpo productor de significados que traspasa el lugar de la comunicación ordinaria, activando nuevas actitudes, formas simbólicas y miradas desconcertadas en relación con los espacios públicos e inscribiendo la performance no como un arte exclusivo ni sublimado sino cotidiano. Así el cuerpo acaece potencia de discursos individuales y colectivos, atmósfera modificadora de la percepción del entorno y de los lugares que se intervienen, reactivando los imaginarios sociales mediante cuerpos divergentes, conscientes, dolidos, vividos, molestos, ausentes.

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Es así que este proyecto acude a esta forma de arte contemporáneo como una estrategia para reinventar los imaginarios de los espacios públicos, por medio de la transformación de lassubjetividades al interior de la estructura social, apuntando a la construcción de un ciudadano diferente y a un nuevo sentido del territorio.¨ Waja 2013

Para los artistas y gestores Paola Correa y Gustavo Gutiérrez, directores de La Fundación Cultural Waja, el laboratorio es un lugar que permite ser y reconocer, ser y hacer,  manejar las libertades, el respeto, replantear la vida, transformar el pensamiento, cuestionarlo todo, estimular la comunicación, el trabajo colaborativo, pensar en NosOtros y descubrir cómo se revela el contexto de un territorio a través de un cuerpo. Ellos manifiestan que existe un cuerpo que busca la supervivencia diaria y como dice uno de los participantes ¨Lo orgánico del cuerpo parte del contacto con la tierra. El cuerpo es hermano del territorio¨.

Al estimular la expresión y la creación el ser humano descubre su poder para transmutarse a sí mismo, e iniciar el proceso pedagógico para educar a otros, resultado del compromiso que se asume se percibe en las temáticas que abordan los participantes activos; temas como la inversión, el intercambio, el trueque, problemas con el medio ambiente, como la contaminación del río, las basuras en las calles, así como la corrupción institucional, los problemas de abastecimiento de alimentos, la preocupación por preservar las costumbres, el folclor, problemáticas de género, de violencia familiar, machismo, desempleo, inseguridad o falta de oportunidades permiten ver un panorama de cómo se percibe y se vive la situación actual.

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En los laboratorios de la Fundación Cultural Waja he visto el cambio que se puede lograr en una persona cuando descubre lo importante que es para la construcción de una nueva forma de convivir, donde todos respetan al otro y trabajan por los otros. El arte de proceso, como la vida suele dar resultados con el tiempo, no son inmediatos, pueden ser imperceptibles, pero dado el momento estos cambios individuales han ido trasmutando las estructuras del sistema, las familias, las relaciones y por consiguiente el modo de vida.

Séptima versión del premio Luis Caballero: apertura a un arte político desideologizado

El 28 de octubre de 2013, se anuncia el ganador de la séptima versión del premio Luis Caballero. Se espera del jurado un acta con claridad conceptual, que no deje ninguna duda dentro del campo del arte respecto al potencial anticipatorio y emancipatorio de la propuesta distinguida como la mejor. Una vez terminado el Coloquio de cierre, la premiación  tendrá lugar en la Casa del Teatro Nacional.

Ante la precariedad conceptual evidenciada en la realización del 43 Salón (inter)nacional de artistas y su preámbulo de Salones Regionales, esta es una oportunidad para  reactualizar  la promesa del arte como instancia excepcional de emancipación. Una de las funciones de los jurados es actualizar el horizonte conceptual del arte por venir en Colombia. De no ser así, su aporte sería menor y hasta prescindible. Atendiendo a la especificidad histórica del campo del arte colombiano, el jurado tiene la responsabilidad de mandar señales claras acerca de aquello que puede acontecer a corto plazo en el campo del arte colombiano. Su concepto traza el horizonte del premio y puede considerarse como una indicación para el arte nacional. Independientemente de cada uno de sus sesgos personales y compromisos conceptuales, los jurados deben considerar los gestos, los conceptos, los discursos y las estrategias expositivas puestas en escena en cada una de las propuestas. La interacción de estas fuerzas determina el grado de verdad  que alcanza cada propuesta. En todas ellas se manifiesta alguna verdad, sin embargo, sólo unas  logran tocar al espectador.
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En primer lugar, se debe estudiar la manera cómo se dispersa cada gesto en los espacios abiertos para esta versión de transición.  Se trata de la emergencia en un espacio de aquello con lo cual el artista teje sus luchas más personales. El artista debe tener el coraje de mirar la viga en su propio ojo y no la paja en ojo ajeno. Su actividad no es crítica negativa, consiste en un acto de afirmación de sus condiciones de existencia. Por lo tanto, estas  luchas debe resolverlas en su propio campo y mediante sus propios recursos. Evadirse de su realidad más propia conduce a un proceso artístico de carácter secundario, dispuesto a satisfacer las exigencias del mercado. En su singularidad universal, el artista debe aparecer desprovisto de las ideologías que maniatan las libertades que el pensamiento contemporáneo reivindica. No se trata de, o ser respetuoso con la tradición o de ser consecuente con las tendencias correctas que el mercado indica. El gesto del artista debe tener la potencialidad de abrir otras alternativas de comprensión: una realidad en la cual una mesa de comedor entra en conflicto con una cuchara que se niega a cumplir su función utilitaria y se atreve a introducir otra temporalidad; un conjunto de artefactos precarios dispuestos para consumir alucinógenos, relacionado con otro conjunto de sofisticados discursos teológicos que producen el mismo efecto enajenante; mapas viales que describen la opresión diaria que oprimen y  obstaculizan la libre circulación de hombres y mujeres; estructuras conceptuales o materiales que sirven de escenografía para algún acontecimiento; latas, escombros, desperdicios industriales como memento mori; recogidos dentro un vecindario, un conjunto de electrodomésticos obsoletos diseñados para coleccionar el polvo que constituye el ser humano; recuerdos de paisajes reprimidos u olvidados que reclaman voz y lenguaje. A la manera de Joseph Beuys, los artistas nominados al premio Luis Caballero 2013 nos preparan para acoger el acontecimiento del arte, asumen el reto de transformar en gestos expresivos los materiales que marcan sustancialmente su existencia. ¿Quién de los artistas aborda el reto de mirarse a sí mismo mediante estos recursos puestos al servicio de la expresión más personal que pueda realizar un ser humano? ¿Quién ellos logra dejar a un lado los amaneramientos conceptuales a que recurren muchos artistas? ¿Quién prescinde del sensacionalismo de los efectos escénicos a los cuales esta época es proclive?

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Consuelo Gómez: Mesa franca

 

En segundo lugar, se debe analizar  el carácter del concepto artístico propuesto: rigidez, flexibilidad o complejidad. Los conceptos son: mesa franca, dromos, belleza accidental, espacios imperceptibles, quinta fachada, fracturas, la casa de los reyes: retrato de un vecindario; ejercicios espirituales. Existe una relación entre el carácter del concepto artístico y la libertad  expresiva reivindicada en cada gesto emancipatorio. Por ejemplo, Quinta fachada es un concepto rígido, Fracturas, DromosEjercicios espirituales son conceptos flexibles, Belleza accidental es un concepto que transita entre la rigidez y la flexibilidad, La casa de los reyes y espacios imperceptibles son conceptos complejos. La actualización de un concepto artístico en un espacio no consiste en su ilustración o representación gráfica. El concepto artístico emerge simultáneamente con cada gesto artístico y no es reducible a los conceptos de las disciplinas sociales, con los cuales son confundidos, o mediante los cuales se les somete. El gesto artístico se aleja  del concepto logocrático que le exige al artista literalizar los intereses de otros campos de pensamiento. Las metáforas abren caminos de múltiples diferencias, detonan la intensidad de  existencias alternativas. Los artistas no ilustran ni la realidad interpretada por el sentido común o mercantil, ni comunican a los espectadores verdades que estos ya sepan de antemano. El artista no reitera ninguna verdad interpretada. El artista anuncia verdades inéditas que trascienden una experiencia común o particular, la singularidad del artista es universal (Badiou, 2013). Las verdades del arte son expresiones de borde, por ello mismo son francas, quedan libres de compromisos partidistas, y de  los condicionamientos de la tradición y la demanda mercantil.
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En tercer lugar, es necesario explicitar  los discursos que en la sombra amparan la puesta en escena de los anuncios  de los acontecimientos artísticos. El importante tomar distancia respecto a ellos y someterlos a una crítica afirmativa, creativa, acorde con el sentir de la actualidad. La escritura adecuada al gesto y al concepto artístico, es aquella que renuncia a las declaraciones pomposas o eruditas. Como se trata de producir cambios en las maneras de ser a las cuales servimos inconscientemente –la tradición, el mercado o el partidismo político–, esta escritura debe ser poética. Solo mediante una exploración  poética se puede romper las servidumbres discursivas con las cuales los cuerpos de hombres y mujeres son sometidos.
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Manuel Quintero: Dromos

 

En cuarto lugar, se debe estudiar cómo se espacia el gesto artístico en el lugar seleccionado por el artista, en algunos casos libremente. Es necesario explicitar cómo se interrumpe la violencia cristalizada en los discursos que visibilizan cada uno de los espacios propuestos. Unos artistas  optan por incorporar la totalidad de gestos silenciosos que habitan el campo abierto por el artista –Museo Santa Clara–; otros fragmentan la experiencia espacial –Archivo de Bogotá–; otros relacionan sus fragmentos –Sede Temporal Galería Santa Fe–; otros ignoran o pasan por alto sus marcas más fundamentales –Museo Leopoldo Rother–; otros acentúan el vacío que abre toda fractura de sentido –Centro de Creación Contemporánea Textura–; ingenuamente, otros ocultan el discurso arquitectónico –Museo de Arte Moderno de Bogotá–; severamente, otros cuestionan el entorno –Plaza de mercado Las Cruces–; otros claudican y lo dejan sin pensar –Casa del Teatro Nacional–.
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La selección de los ocho nominados incorpora dos artistas que trabajan medios expresivos que han sido objeto de persecución ideológica, como son la pintura, el dibujo y la escultura. Sin ningún temor, sin necesidad de repudiar histriónicamente técnicas olvidadas por muchos artistas, Mariana Varela y Consuelo Gómez aceptan el reto de pensar un espacio acorde a las necesidades que plantea el arte contemporáneo. Atendiendo a este acto de coraje y  al  concepto intuido en cada caso, conceptualmente las propuestas de estas dos artistas son las más libres, por lo tanto, las más interesantes. Lejos de los victimismos, los intelectualismos y los  miserabilismos mercantiles en boga,  son interesantes  porque señalan asuntos que se ignoran, a saber,  el asedio a la belleza en el caso de Gómez y el desprecio por la historia de vida del artista, en el caso de Varela. En efecto, Gómez instala su Mesa Franca de tal manera que la belleza de su gesto siente la pesadez de habitar  en una celda; asediada por todo tipo de intereses ideológicos y culturales, la artista produce una belleza amarga que obliga al espectador a preguntarse qué hay ahí. Varela, por su lado, no tiene el menor reparo para repetir compulsiva e incesantemente el dibujo de una rosa que ha sido fracturada reiteradamente en el tiempo. Aún en sus fragmentos de ser, una rosa es una rosa; “en las letras de la rosa está la rosa”, canta Borges. En los gestos del artista esta la verdad del arte. Si el artista no se deja ver, no acontece la verdad que debe reivindicar todo gesto artístico. Gómez no tiene claro sus logros conceptuales porque se sintió presionada a hacer una ilustración de las mesas y las cucharas con las cuales comen los parroquianos de un sector tradicional y marginal como lo es el barrio Las Cruces de Bogotá. Sin embargo, la fuerza expresiva del lenguaje del cual se vale, hace notar la violencia que padecen las artes modernas que perdieron la gracia del mercado especulativo. La instalación de los dibujos de Varela deja dudas, pues, el espacio que los alberga es potente y generoso como para albergar un dibujo más espontaneo in situ, llevado más allá del Terreno de los Fabrianos. Por otro lado, las fotografías de los ranchos que Varela encuentra en algunos de sus recorridos traumáticos, así sean pequeñas, pesan e interrumpen la experiencia de cada uno de sus bellos trazos.  Se siente que las fotografías sobran o que era necesario ponerlas a dialogar mediante su instalación  en el muro paralelo que vigila cada uno de los recorridos de la performance artística. Sin duda, se corría el riesgo de hacer algo visualmente espectacular. Varela no corrió este riesgo y optó por la confección de este collage infinitamente ingenuo y extraordinariamente  memorable. Más allá de los intelectualismos en boga,  la ingenuidad positiva es la cualidad con la cual se debe encontrar un artista.

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Fredy Alzate: Quinta fachada

 

Manuel Quintero dejó la mitad del espacio sin intervenir, pero en lo realizado prescinde de efectos escénicos innecesarios. La estructura con la cual se interrumpe la ideología del Archivo de Bogotá es clara y sugestiva, sin embargo, una vez relacionada con los gestos del video, se siente que es una literalización del concepto propuesto. La relación que Fredy Alzate establece entre la quinta fachada arquitectónica y la vivienda marginada, es estridente, silencia la voz del artista, aquella voz que el espectador quiere oír en toda exposición. Estamos saturados de voces ideologizadas que asumen que los espectadores son estúpidos y los inteligentes son los artistas.  Se teme el riesgo que implica mirarse a sí mismo con el propósito de hacerse un autorretrato, ninguno de dos estos artistas se deja mirar, esquivan nuestra mirada; Alzate se escuda en problemas que las ciencias sociales han investigado profusamente.

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Sergio Giraldo: Espacios imperceptibles

 

La instalación de Sergio Giraldo es impecable y los módulos dispuestos ilustran las dificultades logomotrices de la época y las locomotrices que nuestras ciudades nos infligen a cada paso. No obstante, a pesar de la obviedad de la problemática planteada, no logra tocar ni el museo que lo alberga ni al espectador que lo visita. Los dos se pierden, Giraldo se pierde el Museo y el espectador no logra encontrarlo, así lo tenga ante los ojos.

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María Adelaida López: La casa de los Reyes

 

La intervención de María Adelaida en la Sede Temporal de la Galería Santa Fe es efectiva, logra relacionar sus espacios por medio de un recurso sutil e ingenioso: un tren infantil atraviesa todos los espacios, deambula por estos cuartos desolados y los integra con el propósito de que digan algo. Sin embargo, con lo poco que dicen, no se toca al espectador. En la experiencia del arte, se trata de tocar. A pesar  de que la acción resalta el ingenio coleccionista del ser humano, López no logra decir algo diferente. Antes de ella, muchos artistas exploraron estas estrategias creativas en la Bienal de Venecia bogotana.

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Carlos Castro: Belleza accidental
Las propuestas de Carlos Castro y José Alejandro Restrepo estimulan la sensibilidad de los visitantes mediante recursos escenográficos y  efectos escénicos que ayudan a ilustrar sus inquietudes e ideas, pero que, no obstante, las trivializan. Una vez pasado el efecto sensorial, da la impresión de no quedar sino el discurso social o ideológico que ampara a cada una de las propuestas. Los gestos y los conceptos artísticos se evaporan. En el caso de Ejercicios espirituales, la contraposición técnica de performance y video-instalación no logra visibilizar la idea de la propuesta ni detonar algún sentido que los relacione. Por lo general, las performances que acompañan los videos de Restrepo, fungen como el coro de la tragedia, pero no aportan nada a la comprensión de la idea detrás del concepto artístico. Al ser desplegados en la oscuridad, los gestos de los artistas que realizan las performances pasan por desapercibidos, deambulan por el escenario como fantasmas inocuos, pues, no asustan a nadie. Fantasma que no asuste no existe.

 

 

En la tercera sesión de sus  contemplaciones se hace una parodia de los programas de entretenimiento masivo, se los muestra como estúpidos y enajenantes. Restrepo se presenta como artista ilustrado que tiene la misión de develar la estulticia del mundo. Este prejuicio ilustrado descalifica las inteligencias que no responden a unos determinados intereses teóricos y conceptuales. A este respecto,  los Estudios Culturales, hablan de la colonialidad del saber.  Da la impresión que las risitas y los aplausos con las cuales los espectadores de cuando en vez responden en la tercera sesión de contemplaciones, hacen parte de la misma parodia, es decir, son animadas desde la oscuridad  por los artistas que intervienen en la performance. Como acontece con las escenografías teatrales, en el caso de Belleza accidental el contexto religioso es una herramienta de doble filo. La música marcial que anuncia sugestivamente una interrupción de sentido, finalmente tiembla ante la presencia de la divinidad y se hace acompañar por la policía, baja el tono y termina por acomodarse  a los intereses ideológicos del lugar y de la tradición. La interrupción del goce celestial de la tradición colombiana por parte del gesto artístico, colapsa y queda reducida a una exposición más de aquellas que el Museo Santa Clara programa anualmente.

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De las cuatro fuerzas arriba mencionadas –gesto, concepto, discurso y estrategias–, las los primeras son imprescindibles para comprender la verdad de las ideas artísticas las cuales nos visitan en esta versión del premio Luis Caballero, como dice Alain Badiou (2013). Cuando las dos primeras colapsan, la propuesta fracasa. Ahora, así las dos últimas presenten dificultades, la propuesta merece ser destacada  como una misiva acerca de la historia del presente. En la contemporaneidad, no existe proceso ni obra final perfecta, quizá porque ningún artista puede cerrar satisfactoriamente su proceso creativo.

En Colombia, los ganadores de las dos últimas versiones del premio Luis Caballero muestran una tendencia del arte contemporáneo. En 2009, Mario Opazo miró su historia  de vida y logró plantear una alternativa al arte crudamente partidista. En 2011, Fabio Melecio Palacios, bellamente mostró que el arte político es aquel que se aparta de las luchas partidistas y opta por crear una alternativa gestual y conceptual. Las verdades de la belleza expuesta, no se riñen con la verdad literal e inocua en la cual cada época se resguarda y perece. Ojalá el jurado de la VII versión del Premio Luis Caballero, refuerce esta tendencia y muestre la inconveniencia de un arte partidista dentro de un país que quiere afirmarse de manera diferente, que tiene la potencialidad de crear espacios de igualdad y  reconciliación nacional. La nación se modela con estas pequeñas rosas que salen de las manos de los artistas. Fabio Melecio Palacios anunció que sólo unas manos liberadas de la opresión ideológica, pueden modelar espacios de igualdad. Esta es la Ruta del Caballero que queremos para el arte colombiano, lema con el cual esta administración orientó sugestivamente la compresión de este estímulo de la Alcaldía Mayor de Bogotá. Un balance administrativo de la gestión de la gerencia de artes del Idartes con respecto a este periodo de transición del Luis Caballero, aunque necesario, no es oportuno realizarlo en este momento.

 

Bibliografía:
Badiou, Alain (2013). La filosofía y el acontecimiento. Buenos Aires: Amorrortu.

Fotografías: cortesía del artista y fotógrafo Ricardo Muñoz.

El realismo ingenuo de Mariángela Mendez en la fundación Gilberto Alzate Avendaño

Varios eventos artísticos captan la atención de los colombianos. Principalmente, el 43 Salón (inter) nacional en Medellín y  el premio Luis Caballero  en Bogotá.

A su sombra, otros intentan pasar desapercibidos pero no obstante llaman la atención de los ciudadanos.  Es el caso de Realismo extremo, una exposición curada por Mariángela Méndez. Bajo este mote, se reúne un grupo heterogéneo de artistas que salen a la escena pública durante la década de 1970. Algunos de ellos  inician una carrera artística meritoria en este momento, la cual se mantiene vigente en la actualidad, por  ejemplo Miguel Ángel Rojas y Mariana Varela.

Es encomiable que la Fundación Gilberto Álzate mantenga una exposición anual de carácter pedagógico. Es importante divulgar los hitos del arte nacional y formar nuevos públicos sensibles a las artes contemporáneas. Sin una comprensión clara de la historia, el presente no se hace presente. Por lo tanto, es necesario destinar algunos de sus cuantiosos recursos  a esclarecer conceptualmente la riqueza expresiva de los artistas colombianos y la  pertinencia de sus gestos para comprender nuestra historia reciente. En este orden de ideas, apreciar obras  modeladas hace cuarenta años despierta interés en los estudiosos y mucha curiosidad en aquellos y aquellas que no están al tanto de los procesos artísticos colombianos.

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Realismo extremo cumple con el propósito pedagógico de contribuir a la democratización del saber artístico. No obstante, el aporte conceptual de la exposición es inocuo para el campo historiográfico colombiano. Mariángela Méndez hace una exposición en la cual se presenta bajo el mismo mote a Miguel Ángel Rojas, Mariana Varela, Omar Rayo, María Mercedes Hoyos,  Luis Caballero,  Fabio González, entre otros. Muestra a los artistas de manera intuitiva, empírica. Ignora que para hablar de realismo contemporáneo, un historiador debe comenzar por analizar la propuesta de Hal Foster a este respecto, y si decide  no  hacerlo, debe argumentar por qué no procede esta manera. Así de relevante es la tesis de Foster para repensar las banalidades y las ingenuidades mediante las cuales se redujo la potencia expresiva de los artistas hiperrealistas. Méndez  no es historiadora ni filósofa, pero esta carencia no justifica la ingenuidad de su revisión historiográfica.

Teopolíticas del sentir en el pasaje de la teo estética a la ego estética moderna

CHARLA MAGISTRAL: PEDRO PABLO GÓMEZ

Mañana miércoles 16 de octubre de 2013, a partir de las 5:00 pm, en el auditorio Samuel Bedoya de la facultad de artes-ASAB, de la Universidad Distrital (Cra. 13 14-69 Bogotá DC.)

El maestro Pedro Pablo Gómez Moreno es Candidato a Doctor de la Universidad Andina Simón Bolívar en Estudios Culturales Latinoamericanos. Magíster en Filosofía de la Pontificia Universidad Javeriana, Sede Bogotá. Artista Plástico de la Universidad Nacional de Colombia. Docente de planta de la Facultad de Artes ASAB de la Universidad Distrital. Autor de varios artículos que han sido publicados en revistas como Calle14 y autor de libros como “El Surrealismo: pensamiento del objeto y construcción de mundo”, entre otros.

VII Premio Luis Caballero: Inauguración en Bogotá de belleza accidental, y otras exposiciones en siete espacios más

Se inicia el premio Luis Caballero 2013, versión de transición a no se sabe qué.

A partir del 05 de octubre los bogotanos y las bogotanas tienen treinta días para apreciar las propuestas más destacadas del año artístico. Mediante este estímulo nacional de la alcaldía Mayor de Bogotá,  se visibilizan ideas artísticas que intentan pensar la sensibilidad, el contexto y los problemas colombianos. Esta es una oportunidad para apreciar muchos desplazamientos gestuales, espaciales, conceptuales y discursivos. El espectador informado, en primer lugar rastrea el tránsito  de la autonomía  plástica hacia los gestos que anuncian  una acción performática como característica central del arte contemporáneo. En segundo lugar, evalúa   la pertinencia de la desacralización del museo de arte en beneficio de  búsquedas compulsivas de lugares alternativos, sepultados por todo tipo de simbologías e ideologías. En tercer lugar, observa el alejamiento del compromiso partidista o ideológico como antesala a la indiferencia política como política artística. La comprensión de las artes reivindica la política del arte como un ejercicio en el cual  la búsqueda de la verdad orienta los gestos artísticos.
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Instalación de Carlos Castro

 

Ocho artistas inauguran sus exposiciones en la misma cantidad de espacios: Consuelo Gómez en la Plaza de las Cruces; Manuel Quintero en el Archivo de Bogotá; Carlos Castro en la Iglesia-museo Santa Clara; Sergio Giraldo en el MamBo; Fredy Alzate en el Museo Leopoldo Rother  de la Universidad Nacional; Mariana Varela en el Centro de Creación Contemporánea TEXTURA; María Adelaida López, en la Sede Temporal de la Galería Santa Fe; y José Alejandro Restrepo en la Casa del Teatro Nacional. Un jurado determinará quién es el ganador de esta accidentada VII versión del premio. Se le estimulará con treinta millones de pesos.
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Publicamos el registro de  la idea de Carlos Castro espacializada en la iglesia-museo  Santa Clara. Llama la atención que Castro desplace la declaración discursiva tradicional y recurra a la palabra viva como acto de presentación. La directora del Museo Santa Clara ofreció la bienvenida  de la inauguración, presentó el proyecto de Castro y agasajó a los visitantes con generosidad. Las ideas artísticas promueven el intercambio libre de opiniones durante su puesta en escena. A este respeto, este espacio fue el que mejor recibió a los amigos del arte contemporáneo.
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Instalación de Sergio Giraldo

 

Sergio Giraldo restringió la circulación de los visitantes dentro de la instalación, pues, decidió que nadie podía pasar con la copa de vino que se ofreció. Los visitantes optaron por quedarse en las salas vacías que flanquean la instalación y muy pronto se aburrieron y se marcharon. Giraldo no tuvo en cuenta que los visitantes enriquecen la experiencia colectiva a la cual se expone  cada gesto artístico; olvidó que no se les puede coartar su libertad de circulación; pasó por alto que la performance de los visitantes es aquello que debe propiciar todo proyecto artístico contemporáneo. Esta performance es fundamental dentro de la experiencia del arte contemporáneo. Algo parecido sucedió en la instalación de María Adelaida López y Manuel Quintero. No pasó en la inauguración de Carlos Castro. Como las otras exposiciones se inauguraron de manera simultánea a estas últimas, se ignora que pasó allí a este respecto.
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Instalación de María Adelaida López

 

Mediante un primer acercamiento crítico al evento de arte contemporáneo más importante realizado en Colombia, se destaca la producción de los ocho proyectos nominados. Los días previos a la inauguración y durante ella, se apreció una logística  organizada con cuidado y con un alto grado de profesionalismo. Los plegables informativos son claros y prestan una gran ayuda a los visitantes. Uno de ellos, sintetiza la historia del Premio. Por otro lado, por primera vez, la página web de la Galería contiene una información detallada del evento. Bajo el nombre de La ruta del Caballero, se propuso dos recorridos entre los espacios de exposición. Por una parte, los espacios cercanos al cerro de Monserrate, y por la otra, aquellos más cercanos a la Sabana. La gerencia de artes del Idartes facilitó el transporte a quienes mostraron interés en hacer alguno de  los dos recorridos. De esta manera aseguró la asistencia de visitantes a estos espacios, los cuales, unos están muy alejados de la vida cotidiana de los citadinos, otros son peligrosos por la alta incidencia de atracos, y los demás son de difícil acceso.  La inauguración simultanea de las ocho exposiciones obligó a los interesados a elegir cuál ruta realizar. Falta ver cómo responderá la ciudadanía bogotana durante los treinta días de exposición.
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Video-instalación y performance de José Alejandro Restrepo

 

Un segundo acercamiento crítico a cada uno de las exposiciones deberá realizar un estudio de los gestos, los espacios, las ideas y los conceptos, los contextos de creación y los de intervención, implementados en  esta versión de transición del premio Luis Caballero. Una vez todas las propuestas se hayan terminado de ver, se hará un balance crítico a este respecto. Por el momento, basta con decir que ojalá los horarios establecidos para las visitas se cumplan. El  domingo 6 de ocubre, el espacio intervenido por Mariana Varela estuvo cerrado, a pesar de que el programa de mano informa que hay servicio los domingos.

Liberatorio invita a toda la ciudadanía residente en Bogotá a participar en la selección del ganador de este estímulo. Invita a visitar estos espacios con el propósito de formar una opinión respecto a estos apoyos distritales y a la manera de espacializarlos en nuestra ciudad. Realizados estos estudios, es importante evaluar la inversión realizada por la ciudad con el propósito  de promover el pensamiento artístico. Asimismo, es relevante considerar cómo podría ser la séptima versión del premio. Atendiendo a que este estímulo tiene cada vez menos ímpetu, podría considerase o preguntarse si vale la pena mantenerlo, pues, escasamente alcanza a animar a un sector pequeño del mundo del arte, una situación que replica el síndrome aristocrático del Salón Nacional de artistas colombianos que es la misma debacle del arte nacional.  Esto no quiere decir que sea deleznable este pequeño logro, a saber, reunir a unos pocos artistas en torno a las ideas que proponen sus pares. Al contrario, contar con este motivo de reconocimiento mutuo es de gran importancia, pues, con la adecuada orientación puede incentivar  la formación de virtudes cívicas, el cultivo de lo propio y el respeto por lo ajeno en cada una de las propuestas. Sin embargo, es necesario abrir mucho más la red de comprensión que se modela en estos espacios. Estos espacios iluminados por los artistas vislumbran verdades inalcanzables por ningún otro medio de expresión gestual o discursiva; en estos espacios hombres y mujeres modelan alternativas de subjetividad inéditas.

 

Fotografías:
Cortesía del artista y fotógrafo Ricardo Muñoz.

Arte público y memoria

El arte público es una herramienta para tener en cuenta en todos los procesos de reconciliación social, ya que puede ayudar a sanar las relaciones entre las comunidades afectadas y las instituciones estatales.

¨La Humanidad se encuentra probablemente en la crisis más grave que tal vez haya conocido en toda su historia. El problema de la supervivencia sobrepasa el problema de la salud del hombre y concierne a la seguridad de todo el planeta. Se trata de un peligro planetario. A mi juicio, el arte ha llegado a un término, toca a su fin y ahora comienza un periodo en que asoma la necesidad de un arte social.” Joseph Beuys (http://laberintosvsjardines.blogspot.com/2008/11/joseph-beuys-la-escultura-social.html)

Un excelente ejemplo de arte público y memoria se ve en Berlín, con propuestas que intervienen el espacio público, trabajando con la historia colectiva de una sociedad que busca sanar las heridas del pasado.

Desde Federico II, ¨EL Grande¨ qué impulso el desarrollo industrial, cultural y bélico para ampliar el imperio de Prusia, hasta el tercer Reich se planeó un imperio centralizado desde Germania; ambos mantuvieron sus intereses, con la colonización, con la esclavitud y con la toma del poder a consta del control social.

No podemos pretender que la sociedad acepte el silencio o la indiferencia de sus propios gobernantes, sabiendo que algunos de ellos son los directos responsables de la opresión del pueblo.

La responsabilidad de toda la comunidad y el compromiso de sus administradores en rescatar la memoria para hacer visible la verdad, es la única salida para una reconciliación individual y social.

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Berlín 2013 Huellas en Iglesias y Cementerios desde 1700 hasta 2000

 

Las huellas indelebles son testimonio palpable de la guerra absurda; los edificios, los monumentos, los parques, los cementerios… aún conservan las pruebas de muchos conflictos locales y universales.

Los símbolos de nuestras poblaciones son saqueados, robados, destruidos y sus habitantes humillados frente a toda la población del mundo, por intereses absurdos de poder y control económico.

En el centro de Berlín, está la plaza de París donde vemos la Cuadriga con sus colosales caballos sobre la puerta de Brandenburgo, pieza que fue llevada por Napoleón a Francia, como trofeo de victoria. Años más tarde fue recuperada por el ejército alemán; para que en época del muro de Berlín quedara en tierra de nadie, con acceso restringido a las personalidades de los países que se repartieron el control de Alemania. Luego de la segunda guerra mundial quedó prácticamente destruida y hasta los noventa empieza su restauración, así como la de muchos monumentos que aún se están recuperando.

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La Cuadriga sobre la Puerta de Brandenburgo 2013

 

Los muros son construidos, destruídos e invisibles y siguenestandoallí, paradistanciarnos de la verdad… pueslascaminatas de la muertepersisten, los genocidios no cesan, y la grancarrera de lasgrandespotencias, porrepartirse los recursos de los otros, no se ha detenido; pueslasconquistas se asumen con otrosnombres y estrategiasimperceptiblesqueconsumennuestrosmercados y territoriosvorazmente.

¨El único medio revolucionario es un concepto total de arte que generará un nuevo concepto de ciencia. Y por esto en todas mis acciones trato de que el hombre tome conciencia de sus posibilidades creativas, las únicas que le pueden dar la libertad. Trato de vincularlo hacia abajo con la tierra, la naturaleza, los animales, que tienen un lugar importante en mis acciones, y hacia lo alto con los espíritus…

… Pienso hacer mucho contra el sistema, y el Estado se ha dado cuenta, cuando han tratado de expulsarme de la Academia de Düsseldorf. Yo creo que el sistema no tiene ningún instrumento adecuado de lucha contra el deseo de libertad del hombre. Cuando el hombre decide estar en condiciones de autodeterminarse, el capitalismo se ha acabado. Y yo enseño precisamente la autodeterminación.¨ (Entrevista a Joseph Beuys (Düsseldorf, 1921-1986) de Mario Perazzi en el “Corriere della Sera”, 1 – abril – 1973).

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Berlín 2013 Memorial a víctimas que intentaron pasar el muro en ese sitio

El conflicto armado lleva muchas décadas y se agudiza en el momentoque los grupos al margen de la ley, lasfuerzas del estado, lasmafias, los partidos políticos y lasmultinacionales, invierten desde hac eaños en un enfrentamientopor los recursos; dejando a la población civil en medio de unaguerra, quees contra la sociedad.

Nuestra memoria colectiva está llena de recuerdos dolorosos de un conflicto económico, social y político que a diario persigue, secuestra, desaparece, descuartiza, viola, y asesina a personas, que no quieren esta guerra; una guerra irregular que solo busca el control de la tierra y de las personas por medio de métodos violentos que siembran miedo y desconfianza.

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Berlín 2013 Memorial a las víctimas del holocausto Judío

Las profundas relaciones entre todos los actores armados demuestran que los intereses económicos prevalecen sobre la justicia y verdad superando los intereses de la población civil.

La sociedad es la víctima, pero también es la cómplice, por su silencio e indiferencia. Tristemente las familias, los colegios, las universidades, los sindicatos, las religiones,  entre otros…, mantuvieron y mantienen una actitud pasiva ante los hechos violentos, que finalmente señalan a todos como culpables.

El duelo y entierro colectivo, solo se puede dar, a partir del esclarecimiento de la verdad, lo  que significa trabajar con la memoria de una sociedad que no puede, pero sobre todo no debe olvidar… ya que es un compromiso ético, que todos tenemos con las generaciones venideras.

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Placas en las entradas de los edificios donde sacaron a las víctimas que se llevaron a campos de concentración.

 

Construir memoria significa poner sobre la mesa las diferencias, afrontar las responsabilidades ante las víctimas y aceptar los delitos cometidos, un proceso de sanación donde intentamos reparar a toda la comunidad.

El arte, como otras profesiones, tienen la responsabilidad de señalar la injusticia, la violación de los derechos humanos, el desempleo, el abuso, el racismo, las masacres, los desastres de la guerra, la toma de poblaciones o la lucha por las libertades sexuales; pero sobre todo tienen la posibilidad de moldear una sociedad que necesita una transformación inmediata.
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Memorial ruso a las víctimas del genocidio Berlín 2013

 

La memoria organiza, conecta, concientiza y reacciona a diversos estímulos que archiva; por tanto la memoria es la encargada de escribir la historia y exigir justicia en un proceso de participación colectiva e interactiva.

Cuando tenemos memoria, tenemos conciencia colectiva y responsabilidad social, bases para estimular una crítica social que permite construir un mundo mejor.

La situación afecta a todas las razas, a todos los estratos, a todas las creencias, y a todas las regiones del planeta, por ello cada individuo debe ser participe activo con los actos que realice.
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Patrimonio Bibliográfico en la plaza  donde sucedió la quema de libros ¨Noche de los Cristales Rotos¨ Berlín 2013

 

Los sucesos no se pueden ocultar y el arte tiene la posibilidad de ser un medio que permite hablar del pasado y del presente para que no se repita en el futuro. Los  símbolos transmiten mensajes profundos sobre dolores enterrados, pero no olvidados por las generaciones presentes, quienes sienten la necesidad de señalar esas injusticias para que no se repita la historia en otras latitudes y con otros nombres, pero con los mismos objetivos.
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Intervención pública – Una de las ocho salidas controladas del muro de Berlín 2013

 

El control territorial es claro en muchos puntos geográficos, nuestras tierras hoy son de unos y mañana de otros. Las empresas del futuro están comprando aquí y allá las tierras que necesitan, se estén o no vendiendo. Los países que controlan las industrias y por consiguiente el abastecimiento, manipulan las mesas de nuestras casas, colocando los precios y la calidad de los productos que consumen las familias en el mundo. Mientras tanto las personas en los países que proveen los alimentos, la materia prima, el petróleo o la mano de obra, se encuentra la mayoría trabajando por menos de un dólar diario y viviendo en condiciones lamentables.

Tristemente tenemos muchos ejemplos en donde el arte y la memoria se han encontrado para dar una mirada, o más bien detenido para tratar de entender; Por qué?… y es allí donde podemos acercarnos a propuestas que pueden llegar a ayudar a superar recuerdos difíciles que guarda nuestra mente y nuestro cuerpo.

El arte en espacio público debe tener ese dialogo interno con el pasado del sitio para que luego de la conversación entre artista y espacio, más los moradores del entorno, se determine la realización de piezas que son fundamentales en ese punto geográfico por su carga e historia política y social, el art in situ es básico para tener en cuenta en el momento de intervenir un lugar.

Preguntas como si el arte puede cambiar el mundo, si existe un arte de resistencia, un arte que intervenga la esfera pública o un arte comunitario, colaborativo, social, vienen haciéndose desde hace décadas. Los artistas han buscado construir su proyecto en el mismo sitio donde se alimenta su creación, con las realidades que nos acompañan a diario, para que en algún momento la vida sea la obra de arte.

¨El arte comunitario –arte en el que los artistas colaboran con la comunidad en general– cambió la situación del oeste de Chicago de tal modo que los expertos en políticas que no forman parte de la comunidad ya no pueden encargarse de los vecindarios locales y decirles a los residentes lo que les conviene.

Con las artes, una comunidad transformó calles y edificios en mal estado y abandonados del norte de Filadelfia en una red de jardines de esculturas y parques artísticos; y al hacerlo declararon: “aunque seamos pobres, somos importantes”.¨ Puede el arte cambiar el Mundo de Leadership for a Changing World.

Ejemplos en las calles donde el museo es la ciudad y las obras sus habitantes son cada vez más comunes, ya que se ve la necesidad de hablar de la vida desde la vida, con actos que intentan transformar, moldear, ensamblar, una nueva sociedad. Concientizarnos de ello es descubrir la importancia y responsabilidad que cada uno tiene en el cambio social y lo fundamental que somos en la construcción de lo que todo ser vivo merece.

El arte público ofrece grandes retos, pero sobretodo exige un compromiso ético de las instituciones estatales, las universidades, los creadores y la sociedad civil quienes deben trabajar unidos por preservar la memoria colectiva.

https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=h7irxtnEJj8
http://culturacolectiva.com/joseph-beuys-el-arte-de-la-liberacion/
http://www.artecreha.com/El_Arte_y_su_mundo/joseph-beuys.html

A propósito de una querella entre capitanes y marineros

Durante los últimos veinteaños, el Estado colombiano reideologizó las prácticas de los artistas.

Siguiendo protocolos internacionalistas, visibilizó a unos pocos y a los demás los desterró al infierno de la indiferencia estatal. Perfectamente se puede afirmar que durante estas dos décadas se modeló un arte oficial sensible al menor guiño del mercado y acorde con las consignas del arte global. En particular, esta ideología económica es la responsable del estancamiento expresivo de la pintura y de su destierro del concierto nacional artístico. A los ojos del sistema, la pintura perdió credibilidad crítica. Supuestamente, perdió actualidad debido a que no es suficientemente crítica con el sistema económico promovidopor la aristocracia consumista internacional. El sistema se alimenta y deleita con la crítica estética. La crítica estética es señal inequívoca de distinción.

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Por razones ideológicas, la pintura perdió ascendencia en las sociedades democráticas y se hizo necesario promover otros medios expresivos.  Actualmente, el modelo neoliberal requiere una crítica susceptible de ser codirigida por  agentes externos al arte, por ello mismo la restringe a las artes etnocéntricas que reivindican lo popular o modelan relaciones y fraternidades sumisas al arte conceptual anglosajón. Esta crítica tiene méritos encomiables: en primer lugar, no perturba el orden económico mundial ni incomoda a sus amanuenses; en segundo lugar, hace caso omiso de los sometimientos económicos contemporáneos, pues, de ellos se lucra con todo tipo de prebendas; en tercer lugar, no se inquieta  por la manera en que se distribuyen los bienes y las riquezas comunes. En cuarto lugar, exalta acríticamente los cilicios culturales. Así se entiende la crítica artística de la llamada contemporaneidad artística. No hace  falta adornar este argumento  con  nombres ilustres ni insistir en el divorcio entre artistas y ciudadanos que aqueja al arte colombiano. Sí es necesario mencionar que agentes del Estado colombiano prefieren no hablar de arte colombiano.

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Artistas perspicaces e imaginativos, pero marginados y humillados por la sectarización del mercado, actualmente buscan un mecenas privado o estatal con el propósito de reivindicar la pintura colombiana como instancia crítica. Legítimamente, muchos artistas plantean preguntas acerca del lugar de la pintura dentro del nuevo orden global, aquel en el cual el mercado sólo promueve la actividad de los artistas etnográficamente correctos, aquellos que sin más exaltan la cultura y la tradición, que  no se preguntan por el origen del dinero que reciben a cambio del reforzamiento plástico de los atavismos más retardatarios. El maestro Oscar Salamanca, por ejemplo, tiene una idea excelente: promover la realización de un Salón nacional de pintura. Su realización implica vencer muchas resistencias y requiere muchos apoyos, pero es viable. La propuesta invita a pensar la pintura en nuestro aquí y ahora. Se puede pensar por lo menos en un Salón Distrital de pintura. Sin embargo, otras ciudades estéticamente menos ideologizadas, podrían asumir el reto de liderar este espacio que reclaman los cientos de pintores excelentes colombianos.

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A pesar de que en muchos países la pintura es una alternativa expresiva que mantiene toda su vitalidad crítica, en Colombia la inactualidad ideológica de la pintura incomoda a las elites “críticas” y es proscrita de muchos espacios de presentación y exposición públicos. No se entiende que   la pintura crítica no es partidista. La política de la pintura consiste en decir no a las coordenadas estéticas de la oficialidad global y en  crear  espacios de igualdad. La pintura contemporánea no está enclaustrada en el elegante marco burgués que le prescribió la modernidad. Para sobrevivir, la pintura se adecua a la exigencia de las rupturas discursivas y rompe el cerco del dinero que la mantiene al servicio del régimen mercantil. En la actualidad, promete crear espacios de emancipación colectiva.

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A pesar de las controversias teóricas al respecto, es necesario  pensar la pintura en las condiciones que determina la contemporaneidad: se trata de que los gestos artísticos generen una interactividad entre los espectadores. Las artes en general y la pintura en particular, no pueden arrellanarse en sí mismas,  tampoco extasiarse con sus  laureles marchitos, ni  sentarse sin más  a tomar té y degustar coloridas galleticas con sus espectadores. Debe seguir creando espacialidades inéditas que propicien unas relaciones distintas e inéditas entre los espectadores. La pintura no debe enclaustrarse  en un diálogo puro de ella consigo misma. Nuestros tiempos exigen dinámicas expresivas que transformen los hábitos que cercan los cuerpos en determinados espacios y los punzan con determinadas creencias e ideologías. La marginación de la pintura de los espacios de exhibición financiados por el Estado, justifica que se invoque el principio de justicia del cual gusta hablar la filosofía política liberal, el llamado principio de la diferencia: en el momento de tomar decisiones, aquellos y aquellas que han sido marginados deben tener mayor atención por parte del Estado.  

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Ahora bien, de un tiempo para acá, los curadores del régimen neoliberal contemporáneo evidencian su populismo esteticista. Algunos de ellos son prolijos en expresiones coloquiales como La hora del té La oreja roja Saber desconocer, entre muchas otras consignas, inspiradas en lemas como   Mandato claro o Sí se puede. Estos trucos publicitarios evidencian la carencia de herramientas discursivas para salir al encuentro de la actualidad, como se nota en la curaduría Donde manda capitán no manda marinero, gestionada  por el colectivo Sin nos pagan boys, y exhibida actualmente en la Cámara de Comercio de Bogotá (CCB), sede Chapinero. Si en Melgart no hicieron falta o no se notó la ausencia de estos soportes, el proyecto CCB muestra no sólo una pobreza visual y espacial. Principalmente, carece de una propuesta conceptual adecuada al espacio y a las dinámicas contemporáneas decoloniales que han permeado el arte contemporáneo. La precariedad creativa de una exposición se nota menos cuando una estructura conceptual la soporta. Es notable su ausencia en esta curaduría específica, pues, se trata de reunir en este espacio expositivo a una élite de curadores y gestores de arte que lideran algunas iniciativas  de arte contemporáneo colombiano.

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La historiadora e investigadora María Sol Barón, lamenta que este espacio expositivo no tenga un mejor uso. Presenta esta exposición como una verbena, como  un chiste. A pesar de que su malestar está justificado, parece que allí hay algo más que un chiste. La exposición no es ingenua. Al contrario, se trata de un Manifiesto visual de curadores mediante el cual se pone en su lugar a los artistas con una perspectiva emancipadora. Es oportuno preguntar: ¿se trata de otro complot posmoderno disfrazado de arte conceptual en contra del arte colombiano? ¿Nos encontramos frente a un ejercicio de aquello que Hal Foster llama arte de la razón cínica? ¿Se trata de una despedida? ¿Quiénes son aquellos y aquellas que pasan a hacer uso de un buen retiro artístico?     

Atendiendo las reservas de María Sol Barón, la afortunada e inquietante expresión stand up comedy usada por Lucas Forero para comentar la reseña crítica a Melgart de mi autoría, se la puede usar con el propósito de comprender específicamente  el gesto artístico que nos ocupa. Donde manda capitán no manda marinero  es un evento  para artistas indecisos que fluctúan entre la crítica, la gestión, la adulación, la curaduría y la creación de obra plástica. Presa de un peligroso diletantismo, un grupo de selectos curadores despliega allí  sus competencias artísticas. Después de la elogiosa recepción de Melgart, es necesario hacer notar  las equivocaciones en la concepción y ejecución de Donde manda capitán no manda marinero. Por una parte, se equivocan los curadores invitados, pues, aceptar mostrarse como artista en un espacio público no es cualquier acto, ni consiste en repetir consignas estéticas sin ninguna elaboración material, espacial o conceptual.

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Los artistas-curadores invitados no muestran algo que justifique su liderazgo estético en el país, ni respecto a lo propiamente artístico ni en cuanto a la transformación de los dispositivos de exhibición que se reclaman en la actualidad. En ninguno de los artistas-curadores se evidencia solvencia creativa, nada inquieta, sus paráfrasis del arte global aburren. Tampoco se aprecia comprensión de la actualidad, mucho menos un replanteamiento del  espacio duramente codificado de la CCB que amerite la demanda curatorial expresada en su manifiesto: ser co-creadores dentro de los procesos artísticos que la mayoría de ellos promueve o juzga a nivel nacional. Por otra parte, el gesto mediante el cual el colectivo de curadores-artistas convoca a artistas-curadores, deja mucho que desear. El trabajo mostrado en Melgart es espontáneo y llamó la atención de los espectadores por su cuestionamiento de la institución museística y los dispositivos de exhibición modernos. La gestión  de Donde manda capitán … es servil y el dispositivo de exposición es tan pobre como la puesta en escena de un taller de estudiantes de arte. El precario soporte discursivo hace eco de la ideología neoconservadora, según la cual, todo trabajo artístico requiere el acompañamiento  de un tutor, de un etnógrafo que codirija la acción plástica de los artistas, es decir, los gestores que promueve el mercado.

El colectivo Si nos pagan boys muestra iniciativas interesantes que llaman la atención de los discursos actuales del arte, no obstante, debe pensar con cuidado cada una de sus apariciones. No es bueno imitar a sus maestros: reseñar en el mismo año tantas  curadurías confunde al espectador, pues este se hace a la idea de que los problemas se abordan y se resuelven a la ligera. La creación exige tiempo, así por principio, en su manifiesto los curadores viertan toda su antipatía hacia este concepto, afirman que “recientemente, y tal vez con mucha más intensidad que en los últimos años, el mito del creador de arte se ha visto cuestionado por las mismas dinámicas del campo artístico donde curadores, críticos y gestores ahora hacen parte importante de la producción, no necesariamente porque ellos sean artistas, sino porque el mismo acto creativo involucra negociaciones complejas con otros actores del mismo campo”. En el caso del colectivo  Si nos pagan boys, se trata de dos puestas en escena presentadas  de manera simultánea en Bogotá; necesariamente una será de cal y otra será de arena: Melgart es una palada de cal para el colectivo.Donde manda capitán … es una palada de arena dirigida a los curadores invitados.