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El realismo ingenuo de Mariángela Mendez en la fundación Gilberto Alzate Avendaño

Varios eventos artísticos captan la atención de los colombianos. Principalmente, el 43 Salón (inter) nacional en Medellín y  el premio Luis Caballero  en Bogotá.

A su sombra, otros intentan pasar desapercibidos pero no obstante llaman la atención de los ciudadanos.  Es el caso de Realismo extremo, una exposición curada por Mariángela Méndez. Bajo este mote, se reúne un grupo heterogéneo de artistas que salen a la escena pública durante la década de 1970. Algunos de ellos  inician una carrera artística meritoria en este momento, la cual se mantiene vigente en la actualidad, por  ejemplo Miguel Ángel Rojas y Mariana Varela.

Es encomiable que la Fundación Gilberto Álzate mantenga una exposición anual de carácter pedagógico. Es importante divulgar los hitos del arte nacional y formar nuevos públicos sensibles a las artes contemporáneas. Sin una comprensión clara de la historia, el presente no se hace presente. Por lo tanto, es necesario destinar algunos de sus cuantiosos recursos  a esclarecer conceptualmente la riqueza expresiva de los artistas colombianos y la  pertinencia de sus gestos para comprender nuestra historia reciente. En este orden de ideas, apreciar obras  modeladas hace cuarenta años despierta interés en los estudiosos y mucha curiosidad en aquellos y aquellas que no están al tanto de los procesos artísticos colombianos.

ana mercedes hoyosc

Realismo extremo cumple con el propósito pedagógico de contribuir a la democratización del saber artístico. No obstante, el aporte conceptual de la exposición es inocuo para el campo historiográfico colombiano. Mariángela Méndez hace una exposición en la cual se presenta bajo el mismo mote a Miguel Ángel Rojas, Mariana Varela, Omar Rayo, María Mercedes Hoyos,  Luis Caballero,  Fabio González, entre otros. Muestra a los artistas de manera intuitiva, empírica. Ignora que para hablar de realismo contemporáneo, un historiador debe comenzar por analizar la propuesta de Hal Foster a este respecto, y si decide  no  hacerlo, debe argumentar por qué no procede esta manera. Así de relevante es la tesis de Foster para repensar las banalidades y las ingenuidades mediante las cuales se redujo la potencia expresiva de los artistas hiperrealistas. Méndez  no es historiadora ni filósofa, pero esta carencia no justifica la ingenuidad de su revisión historiográfica.

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