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VII Premio Luis Caballero: Inauguración en Bogotá de belleza accidental, y otras exposiciones en siete espacios más

Se inicia el premio Luis Caballero 2013, versión de transición a no se sabe qué.

A partir del 05 de octubre los bogotanos y las bogotanas tienen treinta días para apreciar las propuestas más destacadas del año artístico. Mediante este estímulo nacional de la alcaldía Mayor de Bogotá,  se visibilizan ideas artísticas que intentan pensar la sensibilidad, el contexto y los problemas colombianos. Esta es una oportunidad para apreciar muchos desplazamientos gestuales, espaciales, conceptuales y discursivos. El espectador informado, en primer lugar rastrea el tránsito  de la autonomía  plástica hacia los gestos que anuncian  una acción performática como característica central del arte contemporáneo. En segundo lugar, evalúa   la pertinencia de la desacralización del museo de arte en beneficio de  búsquedas compulsivas de lugares alternativos, sepultados por todo tipo de simbologías e ideologías. En tercer lugar, observa el alejamiento del compromiso partidista o ideológico como antesala a la indiferencia política como política artística. La comprensión de las artes reivindica la política del arte como un ejercicio en el cual  la búsqueda de la verdad orienta los gestos artísticos.
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Instalación de Carlos Castro

 

Ocho artistas inauguran sus exposiciones en la misma cantidad de espacios: Consuelo Gómez en la Plaza de las Cruces; Manuel Quintero en el Archivo de Bogotá; Carlos Castro en la Iglesia-museo Santa Clara; Sergio Giraldo en el MamBo; Fredy Alzate en el Museo Leopoldo Rother  de la Universidad Nacional; Mariana Varela en el Centro de Creación Contemporánea TEXTURA; María Adelaida López, en la Sede Temporal de la Galería Santa Fe; y José Alejandro Restrepo en la Casa del Teatro Nacional. Un jurado determinará quién es el ganador de esta accidentada VII versión del premio. Se le estimulará con treinta millones de pesos.
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Publicamos el registro de  la idea de Carlos Castro espacializada en la iglesia-museo  Santa Clara. Llama la atención que Castro desplace la declaración discursiva tradicional y recurra a la palabra viva como acto de presentación. La directora del Museo Santa Clara ofreció la bienvenida  de la inauguración, presentó el proyecto de Castro y agasajó a los visitantes con generosidad. Las ideas artísticas promueven el intercambio libre de opiniones durante su puesta en escena. A este respeto, este espacio fue el que mejor recibió a los amigos del arte contemporáneo.
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Instalación de Sergio Giraldo

 

Sergio Giraldo restringió la circulación de los visitantes dentro de la instalación, pues, decidió que nadie podía pasar con la copa de vino que se ofreció. Los visitantes optaron por quedarse en las salas vacías que flanquean la instalación y muy pronto se aburrieron y se marcharon. Giraldo no tuvo en cuenta que los visitantes enriquecen la experiencia colectiva a la cual se expone  cada gesto artístico; olvidó que no se les puede coartar su libertad de circulación; pasó por alto que la performance de los visitantes es aquello que debe propiciar todo proyecto artístico contemporáneo. Esta performance es fundamental dentro de la experiencia del arte contemporáneo. Algo parecido sucedió en la instalación de María Adelaida López y Manuel Quintero. No pasó en la inauguración de Carlos Castro. Como las otras exposiciones se inauguraron de manera simultánea a estas últimas, se ignora que pasó allí a este respecto.
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Instalación de María Adelaida López

 

Mediante un primer acercamiento crítico al evento de arte contemporáneo más importante realizado en Colombia, se destaca la producción de los ocho proyectos nominados. Los días previos a la inauguración y durante ella, se apreció una logística  organizada con cuidado y con un alto grado de profesionalismo. Los plegables informativos son claros y prestan una gran ayuda a los visitantes. Uno de ellos, sintetiza la historia del Premio. Por otro lado, por primera vez, la página web de la Galería contiene una información detallada del evento. Bajo el nombre de La ruta del Caballero, se propuso dos recorridos entre los espacios de exposición. Por una parte, los espacios cercanos al cerro de Monserrate, y por la otra, aquellos más cercanos a la Sabana. La gerencia de artes del Idartes facilitó el transporte a quienes mostraron interés en hacer alguno de  los dos recorridos. De esta manera aseguró la asistencia de visitantes a estos espacios, los cuales, unos están muy alejados de la vida cotidiana de los citadinos, otros son peligrosos por la alta incidencia de atracos, y los demás son de difícil acceso.  La inauguración simultanea de las ocho exposiciones obligó a los interesados a elegir cuál ruta realizar. Falta ver cómo responderá la ciudadanía bogotana durante los treinta días de exposición.
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Video-instalación y performance de José Alejandro Restrepo

 

Un segundo acercamiento crítico a cada uno de las exposiciones deberá realizar un estudio de los gestos, los espacios, las ideas y los conceptos, los contextos de creación y los de intervención, implementados en  esta versión de transición del premio Luis Caballero. Una vez todas las propuestas se hayan terminado de ver, se hará un balance crítico a este respecto. Por el momento, basta con decir que ojalá los horarios establecidos para las visitas se cumplan. El  domingo 6 de ocubre, el espacio intervenido por Mariana Varela estuvo cerrado, a pesar de que el programa de mano informa que hay servicio los domingos.

Liberatorio invita a toda la ciudadanía residente en Bogotá a participar en la selección del ganador de este estímulo. Invita a visitar estos espacios con el propósito de formar una opinión respecto a estos apoyos distritales y a la manera de espacializarlos en nuestra ciudad. Realizados estos estudios, es importante evaluar la inversión realizada por la ciudad con el propósito  de promover el pensamiento artístico. Asimismo, es relevante considerar cómo podría ser la séptima versión del premio. Atendiendo a que este estímulo tiene cada vez menos ímpetu, podría considerase o preguntarse si vale la pena mantenerlo, pues, escasamente alcanza a animar a un sector pequeño del mundo del arte, una situación que replica el síndrome aristocrático del Salón Nacional de artistas colombianos que es la misma debacle del arte nacional.  Esto no quiere decir que sea deleznable este pequeño logro, a saber, reunir a unos pocos artistas en torno a las ideas que proponen sus pares. Al contrario, contar con este motivo de reconocimiento mutuo es de gran importancia, pues, con la adecuada orientación puede incentivar  la formación de virtudes cívicas, el cultivo de lo propio y el respeto por lo ajeno en cada una de las propuestas. Sin embargo, es necesario abrir mucho más la red de comprensión que se modela en estos espacios. Estos espacios iluminados por los artistas vislumbran verdades inalcanzables por ningún otro medio de expresión gestual o discursiva; en estos espacios hombres y mujeres modelan alternativas de subjetividad inéditas.

 

Fotografías:
Cortesía del artista y fotógrafo Ricardo Muñoz.

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