PRÁCTICAs de RESISTENcia

7 de Abril 2014 Huelga de hambre Dignidades Agropecuarias Colombia

Las prácticas de RESISTENcia nacen a partir de estados de emergencia donde las sociedades se organizan para defender los intereses comunes.

La resistencia está asociada con aguantar, soportar, o tolerar; pero oponerse, frenar, detener son acciones más acertadas dentro de una sociedad justa, equilibrada e igualitaria.

El ser se resiste a morir y a vivir, la humanidad se resiste a desaparecer y a perdurar, nos resistimos al sistema, nos resistimos con nuestro cuerpo cuando levantamos la mano, nos resistimos con huelgas de hambre, amarrados, amordazados, nos oponemos a la injusticia, a la violencia, a las multinacionales, a los cultivos transgénicos, intentamos detener el uso de la fuerza o de las balas; nos resistimos con acciones de desobediencia civil y pacífica generando una conciencia colectiva, activa y comprometida en la construcción de normas para nuestra vida en comunidad.

¨Se me encoge el alma al ver a la humanidad en este vertiginoso tren en que nos desplazamos, ignorantes atemorizados sin conocer la bandera de esta lucha, sin haberla elegido.¨ Sábato – La Resistencia –  cap la resistencia.

The Yes Men

Nos resistimos al miedo que invade a las sociedades y callamos o nos ocultamos, dejamos de creer en la palabra, en el otro, en nosotros mismos, hemos encadenado nuestros sentimientos y sentidos para no ver, oler, amar o llorar; y aparentamos ante otros que si nos resistimos.

En tiempos de la bioPOLITICA y del bioPODER donde hasta los cuerpos son controlados por el estado y donde todos somos mercancía o recurso, es donde debemos trabajar en nuevas prácticas de liberación que permitan a los individuos y a las comunidades reaccionar ante lo que no estamos de acuerdo.

¨Consiste en usar la resistencia como un catalizador químico, de forma de traer a la luz las relaciones de poder, ubicar su posición, encontrar sus puntos de aplicaciones y los métodos usados. Más que analizar el poder desde el punto de vista de su racionalidad interna, consiste en analizar relaciones de poder a través del antagonismo de estrategias.
Por ejemplo, para encontrar lo que nuestra sociedad entiende por sanidad, tal vez deberíamos investigar lo que está aconteciendo en el campo de la insanidad. Y lo que entendemos por legalidad en el campo de la ilegalidad.¨ El sujeto y el Poder – Foucault.

The Yes Men – Salvando El Mundo

Las acciones de reACCION implican un esfuerzo físico y/o mental donde uno o varios individuos se exigen al máximo en pruebas de resistencia que no están limitadas a una región, a una raza o a un país, pues son competencia de todos los seres vivos. La ACCION reACCION implica que lo que hacemos genera una reACCION, por consiguiente lo que generamos en otros y en nuestro entorno es responsabilidad de los organizadores y participantes.

Nuestros cuerpos  se han expuesto al dolor, a la tensión, al agotamiento, al hambre, a la sed, nuestros cuerpos han sido pintados, mutilados, transformados, rapados, lacerados, empacados, ultrajados, negados, desaparecidos y asesinados… nuestros cuerpos han sido rechazados, encapsulados, manipulados, maquillados, operados y vetados por nosotros mismos; Las guerras del cuerpo, de la forma, de la figura, de la moda, de la belleza, son imperceptibles pero igualmente aniquiladoras, ya que estamos destruyendo nuestros cuerpos y al cuerpo social con espejismos impuestos por los cosméticos, la cirugía plástica y el espectáculo.

El cuerpo de hombres y mujeres es cortado a diario con bisturí, mientras otros han sido masacrados con machete o motosierra; rechazamos nuestros cuerpos ante el espejo, ante otros y a nosotros mismos, mientras minas quiebrapatas destruyen a niños, jóvenes y adultos; vendemos, compramos o intercambiamos cuerpos por sexo, traficamos cuerpos, y le pusimos valor a los cuerpos, a la vida y a la muerte.

Los cánones de belleza impuestos en cada época y región han sido derrumbados como los movimientos políticos, las religiones, los estados y los líderes; la sociedad y el planeta están pidiendo a gritos un cambio urgente; los modelos de desarrollo solamente han acelerado la autodestrucción y el sistema capitalista cada día esclaviza a miles de cuerpos y mentes por un dinero que no alcanza para nada, un sistema de salud que no te cuida y sin las posibilidades para que toda la gente acceda a educación, alimentación y servicios. El llamado de auxilio se escucha de norte a sur, de oriente a occidente, y diferentes culturas levantan la mano, gritan y arengan por un cambio radical, el mundo se resiste, y parece despertar.

Ulay & Abramovi? “AAA AAA”

Los bastones de mando se unen para defender las tierras sagradas, abuelos, hijos, nietos, animales y productos han salido a manifestar su inconformidad, los tambores han llamado; los campesinos regaron sus cultivos en carreteras por rechazo a los altos costos de insumos y a los bajos costos de venta; los alumnos y algunos profesores derogaron los artículos que atentaban contra la Universidad Distrital; el padre de un militar secuestrado atravesó el país caminando por la liberación de su hijo; las madres de la candelaria como las madres de mayo siguen implorando por encontrar a sus hijos; las comunidades indígenas y campesinas detienen los megaproyectos agrícolas, petroleros, hidroeléctricos y mineros; las organizaciones ambientalistas investigan y denuncian los atentados a nacimientos, cauces y desembocaduras de ríos; así como organizaciones de derechos humanos y civiles abren espacios de investigación, memoria, conservación, difusión y concientización sobre atentados a la población civil y a su entorno.

Resistirse es una cualidad de los seres para sobrevivir y mantener la especie, lo que se convierte en una necesidad, o en una salida, porque de lo contrario nos convertimos en cómplices de lo que no deseamos; resistirse al tiempo, a la moral, a la fe, al imperialismo, al capitalismo, a la injusticia, a las dictaduras, a uno mismo es base para la evolución, para el cambio, para la transformación social e individual, para la rEVOLUCION de todo y de todos.

Si alguno de ustedes  cree que todo está muy bien, o que nada se puede cambiar, ya comenzamos mal, porque cuando hemos estado derrotados, hemos cambiado radicalmente; y para que este planeta cambie o mejore es necesaria una crisis personal, familiar, social, económica, energética o ambiental, acelerar la crisis o detenerla implica una reflexión individual para generar un compromiso social y poder comprender el enorme poder que tiene un individuo y la incalculable fuerza que puede ejercer la sociedad civil.

El llamado es a utilizar nuestra energía creativa en pro de proyectos que ayuden a alimentar la unión y defensa de causas colectivas; los ejercicios deben estar encaminados a estimular en otros lo valiosos que somos como individuos creativos y lo necesarios que somos cada  uno en la construcción de la comunidad que merecemos.  Los pinceles, las flautas, los actores, los pintores, los abogados, los odontólogos, los carpinteros, todos, todos debemos, HACERLO BIEN y con ello haremos de la vida una obra de arte.

Si el equilibrio, el contraste, la perspectiva y demás teorías se implementan en el diario vivir podríamos construir un lugar justo, respetuoso y visionario para cada uno y para todos los que conformamos el planeta tierra.

La tarea no es fácil pues los movimientos de oposición siempre han sido desfigurados, destruidos o desaparecidos por los mismos estados, por multinacionales o por intereses de poder que no quieren sino más y más dinero, mientras la población queda desempleada, sin salarios, sin prestaciones, sin seguridad social, sin tierras, sin recursos y sin nada. Los movimientos campesinos, agrarios o sociales han sido divididos mientras los diversos partidos políticos son administrados por el mismo poder.

Gandhi, Mandela o Marcos han demostrado que la lucha no debe ser con armas, las confrontaciones deben ser con discusiones, con acciones pacíficas y con normas que legalicen la posición de las personas y determinen las leyes a seguir; el cambio tiene que ser desde adentro, bajo las estructuras de poder, para con ellas mismas procurar los cambios necesarios para el bienestar colectivo.

Rosemberg Sandoval – Mugre

Resistencia cuando Paul Arias mantiene su cabeza durante minutos dentro de un balde con agua, la saca para medio respirar y la vuelve a introducir; resistencia cuando Leonardo Herrera ofrece varios gramos de cocaína para ser consumidos por los asistentes; resistencia cuando María José Arjona se introduce en una bolsa plástica por horas; resistencia cuando el Colectivo Casa Guillermo camina de Buga a Cali luego de un secuestro masivo en esa carretera; resistencia cuando Luis Mondragón viene a Bogotá desde Cali con los ojos tapados; resistencia cuando Rosemberg Sandoval camina con una persona de la calle sobre sus hombros para posteriormente ser restregada sobre la pared; resistencia la de Yury Forero empujando una caja fuerte en las calles para llenarla con las limosnas que recibe; resistencia la del Colectivo Okan lavando los pies y manos de la gente en la calle; resistencia la de Raúl Naranjo sosteniendo sus metales punzantes, llenos de naranjas que regala en la calle bajo el sol de mediodía; Resistencia la de Adrián Hueso lavando la ropa de un barrio; resistencia la del grupo A-Clon colgados dentro de bolsas plásticas; resistencia la de Don Nadie pintando el bigote de Hitler en los afiches de los candidatos de diversos partidos políticos; resistencia la de Adrián Gómez apuñalando su saco que lleva puesto para regalar las tiras a los presentes; resistencia cuando el Colectivo Zunga hace una serenata del despecho al congreso de la república; resistencia, resistenCIA, RESISTENcia, rEXISTENCIA.

Hombre Tanque

Podríamos decir que muchos intentan gritar… no hay que rendirse JAMAS, no debes dejarte someter JAMAS, no bajes la cabeza JAMAS, no retrocede JAMAS, no te vendas JAMAS, no calles JAMAS… jamás, jaMAS, JAMAS

La resistencia está en la radio, en la televisión, en la prensa, en los cómics, en la cara, en la mente, en las mesas de los hogares, la resistencia en los colegios, en las universidades, en las calles, en los museos; la resistencia se viene dando desde siglos atrás; y por ello somos hijos de la resistencia, resistencia a la desigualdad, al hambre, a la educación privada, a la violencia, a la guerra, al poder, a los partidos que nos vendieron, resistirse porque la gente no tiene donde vivir, resistirse a que familias no tienen que comer, resistirse a que el sistema de salud sea un engaño, resistirse al trabajo mal asalariado, resistirse al uso de las armas, resistirse a mala alimentación, resistirse a un mundo inseguro, resistirse a que me maten por hablar o por callar, resistirnos, resiste, resisto.

Resistencia la del hombre que intentó detener un tanque con su cuerpo, otro con una guitarra; resistencia cuando quitaron la bandera del verdugo; resistencia la de madres que fueron a donde está la guerrilla para sacar a sus hijos, resistencia la de familias que siguen buscando la verdad y sacando a la luz pública lo que hicieron los asesinos de sus familiares. Resistir es no resignarse, no ceder, no desfallecer; sabemos que debemos cambiar inmediatamente las cosas, ¨pero no es posible¨, primero debemos crear conciencia, sembrar ideas, difundir pensamientos y luego seguir resistiendo hasta que la presión explote en el cambio.

Los actos de resistencia deben parar lo que nos oprime, hay que hacer lo que sea necesario, incluso en clandestinidad, y debemos tratar de generar un ambiente de solidaridad entre todos, sembrar esperanzas, animar al compromiso y cooperación para mantenernos unidos, ya que nos han inyectado el miedo en la sangre y ello ha hecho que nos mantengamos en silencio, alejados para evitar reunirnos, para no defendernos y no actuar,

Colectivo Casa Guillermo

La resistencia está en el afiche, en la camiseta, en el volante, en la radio, en la tv, en internet, en el taller de costura, en el de cocina, la resistencia está en el restaurante, en la iglesia, en los hogares, en las canciones, en los dibujos, en los discursos, en las tiendas, en la acción directa no violenta, en la vida diaria, con ideas, con flores, con banderas, con poemas, con cultivos, con nuestra ruana, con el sombrero, con las palas y azadones al hombro, con la tierra en las manos, la resistencia está en los ríos, en los valles, en lo que comemos, la lucha no violenta debe ser el eje central de toda nuestra RESISTENcia.

Cuando nuestros cuerpos están controlados por el sistema de salud, por los sueldos, por la economía, por la mala educación y por la industria del espectáculo, que creen ustedes que deben hacer los abuelos, padres, hijos, nietos y sociedad civil, que deben hacer las instituciones públicas, que deben hacer los agricultores, las fuerzas del estado, que deben hacer las iglesias y que debe hacer el individuo.

Ejemplos claros de manifestación pacífica están en las rEVOLUCIONES de los COLORES como el Derrocamiento de Milosevic en Yugoslavia, año 2000, la Revolución de las rosas: salida del poder de Eduard Shevardnadze en Georgia el 2003, la Revolución Naranja: elección de Víktor Yushchenko en Ucrania el año 2004, la Revolución de los tulipanes: salida del gobierno de Askar Akayev en Kirguistán el año 2005, la Revolución del cedro: salida de las fuerzas de Siria del Líbano en el año 2005, la Revolución de los jazmines: salida del gobierno de Zine el Abidine Ben Alí en Túnez el año 2010, la Revolución Blanca, fallido intento de derrocar a Alexander Lukashenko en Bielorrusia, la Revolución Azafrán, fallido intento por parte de monjes budistas de derrocar la dictadura militar en Birmania, la Revolución Verde, protestas en Irán contra el presunto fraude electoral y en apoyo del candidato de la oposición Mir-Hossein Mousavi, la Revolución Twitter, protestas en contra del triunfo del Partido de los Comunistas de la República de Moldavia, en las elecciones parlamentarias de 2009.

Donde la obediencia es un factor preponderante en el control social, impulsado por la familia, y las instituciones educativas con pedagogías que moldean y conducen al individuo, entonces la desobediencia no es otra cosa que cuestionar las leyes y estrategias que influyen en el modo de vida para con ello posibilitar un cambio positivo y justo para todos.

Somos conscientes que todas las fuerzas de dominación son derivaciones del control por el poder económico que nos conlleva a la individualización, al distanciamiento, a la autodestrucción; por ello la resistencia está en crear algo mejor.

Ya que han matado miles de personas en todo el mundo por proteger a la población o al medio ambiente y muchas madres dieron sus hijos para estas guerras contra grupos empresariales que contratan mercenarios o a fuerzas del estado que atacan a la población civil; pensamos que estamos cansados de tanta guerra, estamos agotados de tanta sangre y por ello creemos que debemos reACCIONAR.

Como podemos actuar ante tanta injusticia, como podemos tomar parte del cambio, de la solución, no de la destrucción; si somos seres creativos todos debemos encontrar soluciones, pues todas unidas serán la gran solución para las generaciones venideras, debemos conspirar todos juntos para detener la guerra de los recursos que está aniquilando al ser humano, a los animales y a la madre naturaleza.

Culturas de Resistencia

Recordar hace pensar en cómo prevenirlo, como evitarlo, como conMOVER, debemos ser activos en todos los sentidos pues el grado de responsabilidad de cada uno es inmenso, nunca antes se nos había pedido tanto compromiso y todos debemos presionar para que se den las cosas que merecemos ya que debemos entender que la opinión pública es la primera potencia mundial.

Anoche soñé con un mundo en paz, justo, porque todos tenían trabajo, porque cada familia tenía casa propia, alimentación, porque el sistema de salud era preventivo, humano, igualitario, anoche soñé que la tierra era de todos y cada uno tenía lo suyo… aNOCHE soñé…

Links

De La Dictadura a La Democracia un sistema conceptual para la liberación – Gene-Sharp
La politica de la accion no violenta -Gene Sharp
The Yes Men – Salvando El Mundo
The Yes Men
Culturas de Resistencia

Agujas y surcos de arena

Es algo en lo que he pensado mucho últimamente. Tengo la sensación de que vivimos en un gran disco que rota y rota sobre un mismo surco. Una canción está sonando pero se trata del mismo acorde repitiéndose una y otra vez. “Los tiempos están cambiando”, es la estrofa que nos tiene fascinados, como si lo que viviéramos en la actualidad fuese la cosa más maravillosa, y como testigos privilegiados contemplásemos el desvelarse continuo de las posibilidades que nos depara el futuro. Esta sensación es como la de ver el trailer de una película o una obra de teatro a la que jamás podremos asistir, que tan sólo quizá dentro de algunos siglos alguien podrá ver y establecer la coherencia y el guión de una época que ahora nos parece determinada por el puro az ar – amañado quizá- pero no por eso menos inesperado.

“I didn’t mean “The Times They Are a-Changin'” as a statement… It’s a feeling.”

Lo decía Bob Dylan, su canción ‘The Times They Are a-Changin’ no es un statement, una declaración de intenciones, se trata de un sentimiento. Sentir que los tiempos cambian no es lo mismo que decirlo, se trata de estar no en el surco del vinilo sino en la aguja que hace sonar los tiempos. Estar en lo que se adapta a los microsaltos a las derivas a los altibajos del rotar inapelable de los acontecimientos.

Algunos consideramos que las obras de arte más interesantes no son declaraciones de intenciones sino también agujas que amplifican lo que suena y le dan así corpus, una presencia que de otra manera permanecería inadvertida, invisible para una multitud espectadora, que busca desesperadamente el sentido. Una multitud que entiende también el lenguaje como una declaración de intenciones, una proyección de deseos, una idea de futuro que ilumine el presente. La gran adicción de la modernidad.

Paul McCarthy sitúa una “aguja” sobre otro gran disco, la Place Vendôme de París. La música que produce su mera presencia resulta insoportable para muchos. Más allá de la analogía sexual de la pieza, es tal vez el formato (inflable, vulgar, temporal) el que no encaja en una fantasía de cultura como patrimonio, en esa gran película que nunca llegaremos a ver. Algo parecido al coleccionista que nunca llega a poder disfrutar de todas sus adquisiciones. Hablamos de la posesión de una apariencia de identidad y cualquier cuestionamiento de esa identidad resulta intolerable.

Sí, los surcos a veces son profundos pero jamás serán permanentes. Los senderos se borran cuando dejamos de recorrerlos y sobre las carreteras crece de nuevo la vegetación haciendo desaparecer todo trazo. Está sucediendo en Detroit donde la vegetación vuelve a crecer sobre espacios abandonados y que en otro tiempo se pensaban como ejemplos del potencial humano para construir y ser protagonistas de la historia. Y mucho antes… Hoy en día solo la topografía nos permite descubrir trazados de antiguas calzadas romanas, los surcos, las vías del despliegue de lo que fue un imperio.

Si el arte y el pensamiento han aprendido esta lección no pueden entonces contribuir a construir surco sino más bien a crear situaciones temporales de silencio, condiciones para la escucha que nos permitan sentir las vibraciones de la música de los tiempos. Al igual que en el ojo del huracán habita la calma, es también en la aguja, en los instantes de inscripción (a menudo tenues y delicados como un trazo de Cy Twombly) donde se encuentra la posibilidad del silencio y la realización del acontecimiento futuro como lo que es: una materia sensible que deja huellas temporales y sujetas a reorganización, como la arena de un jardín Zen que una vez más volvemos a peinar.

Publicado originalmente en www.salonkritik.net

 

 

 

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Fuente de las imágenes:

http://www.france24.com/en/20141018-paris-giant-green-butt-plug-vandalised-paul-mccarthy-place-vendome/

León Ferrari: ¿Juguetes o Verdad?

La obra de León Ferrari, artista nacido en Buenos Aires, Argentina; está en Bogotá y puede ser apreciada en el Museo de Arte del Banco de la República. Su obra con cierta perspectiva política, da mucho de qué hablar y muestra un excelente ejemplo de cómo los artistas latinoamericanos abordan en sus proyectos problemas de interés  conceptual para  el arte hoy en día.

Constituye una verdadera experiencia el ver esta exposición, no negando que es uno de los artistas plásticos latinoamericanos más talentosos y relevantes del siglo XX. A través de su obra Ferrari hace cuestionamientos políticos y religiosos. Y demuestra su habilidad a través de medios tan diversos como cerámica, madera, alambre, dibujo, collages, tela, papel e instalación. Manipula símbolos para darle la vuelta a dogmas establecidos por autoridades e instituciones, entre ellos: la sexualidad.
Ferrari es claro en su obra, y cuestiona una cultura que se lo ha hecho y se sigue contradiciendo: la cultura occidental y su testamento religioso católico. Al contraponer distintas imágenes ya conocidas para nosotros, impactando por su morbo y desafiando con esta muestra a uno de los poderes más altos dentro de una cultura: La Iglesia. Pero éste no es un desafío que produce peleas, sino una invitación a apreciar el arte pensado a partir de acciones eclesiásticas conocidas por todos nosotros, o sea que en Ferrari la iglesia es “la musa de su inspiración”.
Un collage  puede ejemplarizar lo que quiero decir. Consiste en aquel que tiene un fondo fotográfico en blanco y negro. Muestra una bella chica levantándose el vestido y mostrando sus nalgas, como se diría popularmente “al aire libre”… vuelta su cabeza hacia atrás, sale de su boca una sonrisa irónica, que deja ver en sus ojos, el juego de burla que hace con aquellos que la miran detenidamente: un grupo de hombres con túnicas (porcelanas a color), que hacen recordar aquellos personajes que pintó Da Vinci en su obra La Última Cena.
¿Serán estos hombres que miran fijamente y sin moverse los apóstoles del Señor Jesucristo? Considero que ellos son. A manera de interpretación, creería que Ferrari, busca una burla y nos regala un poco de su humor, demostrando una fuerte crítica. Se debería  pensar que estos hombres “castos y puros” o, como se diría hoy en día, “beatificados”, no tienen nada de que negar que son hombres comunes y corrientes, terrenales, con cualidades tanto buenas como malas, no impunes a la tentación, capaces de pecar y de bendecir al mismo tiempo, pero que a la luz de la sociedad son una falsa verdad. ¿Cuántos casos no hemos conocido en nuestro propio país? De aquellos en los cuales se deposita confianza, pero que no son capaces de condenar su propia verdad, sino que a través de un “disfraz” engañan a muchos; esta sensibilidad que debemos tener todos y cada uno de nosotros frente a aquellos casos impunes, es la que Ferrari, quiere traer a memoria.
Tienen en sus manos el poder del Altísimo, pero no es usado con fidelidad y compromiso, sino con total libertinaje; aquellos en los cuales la sociedad deposita su confianza, son los que violan pequeños y roban al “pueblo de Dios”.

Entrevista con Fernando Uhía en FULL-HD

Algunas veces, la precariedad de la época nos pone a dudar respecto a aquello que hacemos. En la actualidad, si no estás con los mercados, los escaparates pasan por encima de tus escombros. La idea ahora es  volver a la sala de dibujo de  los artistas, a hablar con ellos; pensamos  que son ellos y ellas quienes abren el campo de reflexión y no los curadores. La mayoría de las veces, las investigaciones curatoriales son insulsas y no aportan nada a la comprensión de nuestro campo. Por supuesto, hay algunas excepciones. Sin embargo, la intervención de los curadores en los procesos de creación se evidencia un rencor, una envidia de la potencia creadora de los artistas imprescindibles, aquellos que marcan su época. La exuberancia del color de Fernando Uhía pone a temblar la ideología que impera en los mercados del arte. El desenfado que se aprecia, muestra que aún es posible pintar pensando en la libertad del espectador.

Fernando Uhía acepta hablar con el colectivo de Liberatorio.org. Su prosa es fluida y no está afectada por imposturas conceptuales. En especial, se habla de la urgencia de volver a pensar en la libertad del espectador, en el placer que debe suscitar la experiencia no mediada del arte. El arte discursivo, farragoso, apabulla, somete, humilla al espectador. El maestro escucha las quejas actuales en contra de las imposturas conceptuales y conceptualistas. Uhía reivindica el oficio de pintor, recalca que es la práctica del oficio aquello en que se muestra la maestría del artista. Tiene claro su horizonte, su pensamiento se despliega libremente en cada uno de sus gestos, de sus gritos, de sus cromaberraciones controladas. Sus pinturas siguen mostrando aquella idea que llevó al Premio Luis Caballero: la violencia mediática une, relaciona, comunica a los conjurados en contra de la libertad. El arte debe ser no-relacional. Ante todo, debe insistir en liberar a los hombres y a las mujeres de todos sus discursos. Asimismo, en la conversación se presentan algunos excursos en los cuales se habla del premio Luis Caballero y del Salón Nacional de artistas. Llama la atención que un artista tan joven como Uhía, reconocozca la imporancia de la crítica de arte en su carrera y para el campo del arte.

Fernando Uhía es jurado del VIII Premio Luis Caballero. Tiene la autoridad para hacer valer su voz en este estímulo estatal al arte colombiano. El otro jurado es Víctor Manuel Rodriguez, figura que vemos aparecer inexplicamente  en uno y otro premio. No se trata de que tenga o no  la competencia para hacer de jurado en  cuanto estímulo otorgue el Distrito o el Ministerio de Cutlura. Es más un asunto de fagiga discursiva. No es bueno que el discurso devenga mercancía. Con seguridad Uhía no se dejará obnubilar por la retórica de Rodriguez.

Cromaberraciones FULL-HD es la última exposición del artista Fernando Uhía, que estará abierta en la galería Nueveochenta en la ciudad de Bogotá hasta el próximo 2 de Noviembre.

Precarios y vulnerables, Con Wilson Díaz en Bogotá: una exposición en la Sede Temporal de la Galería Santa Fe, con curaduría de María Sol Barón y Camilo Ordoñez

La beca de investigación monográfica sobre artistas colombianos hace aportes al campo del arte. Las historias fragmentadas que el Ministerio de Cultura está recogiendo al albur de sus respectivas convocatorias, expresan la fragmentación del campo del arte, aun así son importantes porque los artistas estudiados por los expertos seleccionados hacen parte importante  del paisaje del arte colombiano. En la Colección Artistas Colombianos, aparecen algunos de los nombres más reiterados en las dos últimas décadas: Juan Fernando Herrán, Miguel Ángel Rojas,  Mario Opazo, Carlos Uribe, Juan Mejía. Asimismo, avanzan investigaciones acerca de María José Arjona y Beatriz Eugenia Díaz.

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Wilson Díaz es la última investigación socializada dentro del programa monográfico del Ministerio de Cultura. Su huésped es la Sede Temporal de la Galería Santa Fe. Como aquellas pinturas inmemoriales que son comprensión y expresión  de su propio tiempo, Con Wilson, se resume buena parte de la precariedad que padece el  arte colombiano reciente. Ante la  huida  de la  actitud crítica que caracterizó al arte moderno, las prácticas contemporáneas fueron  dejadas al vaivén de los mercados. La independencia que reivindican muchos colectivos actuales es el síntoma más evidente de la debilidad del arte como proceso de pensamiento.

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“Dos décadas vulnerables, locales y visuales”, es el subtítulo de esta generosa muestra acerca de Wilson Díaz. Al lector atento no le pasa desapercibido el guiño historiográfico. Sin duda alguna, se hace eco del estudio de Marta Traba acerca de la vulnerabilidad del arte latinoamericano en las décadas de los años cincuenta y sesenta del siglo XX. En el campo de las ciencias, sean humanas, históricas o naturales, la categorización es la malla conceptual que permite acercase a lo real histórico. Al parecer, según el manejo que Nydia Gutiérrez realiza en su estudio de la obra de Miguel Ángel Rojas, vulnerabilidad es una categoría psicológica. En su polo opuesto,  la precariedad es una categoría socio-económica. Los ejercicios plásticos de Díaz se pueden ubicar entre la vulnerabilidad y la precariedad.  Nos debatimos entre Freud y Marx.

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En sintonía con este diagnóstico socio-económico, Barón y Ordoñez nos muestran la precariedad del arte colombiano a partir de los años 90 del siglo XX y la primera década del XXI. Con este mismo tono y sentido, se realiza  la investigación y, por ello mismo,  tiene un gran mérito para comprender la indigencia actual del arte colombiano, sub-contratista del mercado global. Además, se evidencia su debilidad y su escasa presencia en los imaginarios de las colombianas y los colombianos. Pero, «¿de cuál debilidad habla usted señor?» Pregunta El Mercado. Al respecto, solo cabe mencionar que Beatriz González estuvo en la Bienal de Berlín 2014, la cual se supone es una vanguardia de arte contemporáneo. Lo cierto acerca de esta hermenéutica precaria consiste en que un muy bajo porcentaje de la población colombiana manifiesta interés por las artes. ¿Esta debacle de la inteligencia  es responsabilidad de los artistas? ¿Quizá es un descuido  del Estado que se resiste a evaluar su sistema de estímulos y promoción de imaginarios? ¿Somos nosotros mismos, los ciudadanos y ciudadanas de a pie, los responsables por cuenta de nuestra pereza intelectual y nuestra modorra emocional? La investigación de Barón y Ordoñez se toma en serio estas décadas que aun no han sido pensadas, por lo tanto, amerita un estudio acorde con ella.

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Pese a que no es competencia del Estado producir su propio conocimiento para no incurrir en filias, fobias, ni sesgos no deseados por sus gobernados, ante la obsolescencia de las academias, obsolescencia que paradójicamente el estudiantado exige,  las investigaciones independientes en historia del arte colombiano nos hacen ver la precariedad actual de la libertad creativa en Colombia. Finalmente, la historia si no habla en la actualidad no tiene razón de ser. En la actualidad se constata que pese a todos los bombos y platillos del mercado, el arte colombiano deja de ser vulnerable y deviene precario. Quizá a pesar suyo, Barón y Ordoñez destapan una Caja de Pandora. Nos indican que es necesario pensar esta década en que el arte cambió, según sentencia lapidariamente Eduardo Serrano. El libro Con Wilson y  su respectiva exposición en curso, es oportuno. Nos invita a pensar varios aspectos neurálgicos del arte colombiano globalizado a partir del siglo XXI. En primer lugar, el colapso de la crítica, su empirización. La crítica de bolsillo que promueve actualmente el Ministerio de Cultura no le aporta nada al campo. En segundo lugar,  el derrumbe del artista como creador de imaginarios otros a aquellos  impuestos por  la sociedad mercantil y el Estado neoliberal. En tercer lugar, el empoderamiento del dispositivo de la figura del curador como “creador de narrativas” compatibles con la globalización de los mercados, es decir, críticos con el neoliberalismo global. Nótese la elegancia de la paradoja. En cuarto lugar, la emergencia del movimiento de  los “Independientes”. No es que algunos espacios y gestores así denominados no tengan méritos. Los tienen, y muchos. Muestran decisión y coraje ante la época. Por tal razón, el Estado colombiano los promueve, como es su deber proteger a los precarios y a los vulnerables. Se trata más bien de la captura de esta categoría por parte del mercado para incluir en ella ejercicios que no tienen nada de “Independientes”. Urge entonces que los “Independientes” que reclaman apoyo del Estado, muestran su independencia del mercado.  Estas cuatro paradojas contemporáneas nutren con generosidad el humanismo de cocodrilo  del neoliberalismo.

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Algunas de las pinturas de Wilson Díaz ejemplifican la precariedad de la época. Mis preferidas son las de pequeño formato, las realizadas en 1998, ad portas del fin de siglo. La intimidad que se refleja en algunas de ellas, señala el colapso de lo común, de lo público. Cuando el artista no encuentra en lo  público un espacio de libertad, no tiene otra alternativa que refugiarse en su sí mismo, en modelar su diferencia en la soledad de su taller.  Las pinturas y registros performáticos de Díaz que llaman más la atención del público, son aquellas en las que el artista intenta salir de sí, en las que esboza una mirada crítica hacia sí mismo. Este ejercicio es el comienzo de todo proceso de creación. Mirarse a sí mismo quiere decir enfrentarse con el poder opresor con el cual cada uno de nosotros y nosotras se solidariza inconscientemente. Paradójicamente, se trata del mismo poder que externamente muchos artistas critican. Ignoran que a diario transmiten acríticamente sus consignas. No perciben que lo albergan en sí y lo imponen acríticamente en sus redes afectivas más inmediatas.

Díaz  está en sintonía con esta  época que comenzamos a llamar post-contemporaneidad. En la actualidad, los artistas  internacionales vuelven a mirarse a sí mismos, a modelar su diferencia dentro del colapso general de las instituciones globalizadas. En medio de todo tipo de guerras, amenazados por las pestes del momento y sometidos a los protocolos de las hambrunas en que se debate el hombre y la mujer actuales, emerge la diferencia del artista verdadero, de aquel y aquella que hablan verazmente. El libro Con Wilson, publicado por el Ministerio de Cultura, nos ayuda a descubrir un Wilson mucho más personal. No obstante, las categorías que elaboran los historiadores no alcanzan a dar cuenta de este aspecto neurálgico. Pintura, acción y tierra caliente, no son suficientes. Son categorías precarias porque no logran deconstruir el poder al cual nos enfrentamos en la actualidad. A pesar del potencial expresivo de Tierra Caliente, faltó en la exposición hacer mayor énfasis visual en lo personal. Es a través de lo personal que se logra deconstruir el poder. Poca presencia performática se puede apreciar en la muestra. En la actualidad, los artistas deben mostrarse diestros en tres instancias: lo performático, lo instalativo y lo pictórico. Con esta última categoría se alude a las destrezas disciplinares de las cuales aún debe dar cuenta un artista profesional. En Colombia, muchas propuestas suelen reducirse a alguna de las dos primeras.

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Más que un título, Con Wilson es una declaración. Se nos susurra, «por ahí hay una salida a nuestra precariedad infinita». Por fin se ve una luz al final del túnel. Finalmente sale un “hay”  en un país en donde no hay nada común. Ni siquiera los artistas tienen el coraje de reivindicar un común mínimo. Con Díaz, se trata de un “hay” que no es un ¡¡¡ay!!!, que no es una queja más. Se trata de la emergencia de una  esperanza en una Tierra Caliente en donde la cultura es la incultura, según sentenció perspicazmente  Marta Traba. Heidegger llamó a este síndrome  “el olvido del ser”, el olvido de nuestra diferencia como seres que sólo pueden ser en el habla, en la expresión de todo aquello que quieren decirse unos a otros. Algunas de las  pinturas íntimas de Díaz  indican los caminos a seguir, si queremos fugarnos del imperio artístico mercantil.  Y el público así lo entiende, aquel público fatigado con las luces de las imposturas del mercado conceptual. Una vez se ha visto toda la muestra expuesta eficientemente en la Sede Temporal de la Galería Santa Fe, una vez se comprenden todas las facetas expresivas exploradas  por este artista de vanguardia, optamos por sus pinturas íntimas. Al verlas   se tiene la impresión de que “todos estamos con Wilson”, porque, a diferencia de los malos artistas, Díaz no sólo habla de sí mismo sino que logra sintonizarse con la urgencia,  con la angustia, con el estado de ánimo que envuelve la subjetividad de la época,  precaria en medio de la suntuosidad de las Ferias de Arte, cruel en medio de todo tipo de humanismos artísticos y administrativos, hipócrita en medio de las violencias más diversas, en especial en el campo de las artes. La geopolítica actual es tan rica que cada cual puede comprar el humanismo que más le apetezca para subyugar a los precarios.

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Con Wilson, no tiene la pretensión de ser la Gran Exposición, pues, no se busca vender obra espectacularizando el arte y sus diversas escrituras. Sin embargo, sin duda alguna, es una de las mejores  exposiciones del año, por lo menos en Bogotá. Enhorabuena, María Sol Barón y Camilo Ordoñez traen esta mirada alternativa del arte colombiano, alejada de las bagatelas comerciales que agobian el mes de octubre en Bogotá, el cual  se contrae  en una semana de glamur y especulación.

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Bienvenida la Feria de Arte (ArtBO).  Se trata de  otra mirada al arte colombiano preso de  las presiones inevitables de la globalización. Bienvenida, así no se comparta este enfoque imperializante. Pero, los colombianos y las colombianas tenemos derecho a apreciar aquellas otras miradas que sin la fanfarria mediática y ferial, indican las condiciones de marginalidad que padecen los hombres y las mujeres  contemporáneas en su soledad. Alejados de la utopía democrática real, solo cabe refugiarse en la intimidad de cada hombre y mujer.

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La exposición Con Wilson, es una oportunidad para legitimar no solo estas otras miradas, sino los espacios de circulación alternos al mercado de bienes suntuarios. La Galería Santa Fe es un espacio de los colombianos  que no debe ser subyugado por políticas empresariales como aquellas que se aprecian en las ferias de arte o bienales como las de Cartagena. Los colombianos debemos exigir celeridad en la construcción de su sede definitiva. Tanto el  premio Luis Caballero como las exposiciones de las cuales hablamos,  se constituyen en espacios independientes del mercado. La Galería Santa Fe, finalmente, con esta exposición alcanza su punto más prolífico. Ojalá en su sede propia  logre aglutinar en torno suyo el arte no-comercial de Colombia. Su actual director es consciente de estas problemáticas y, como artista-investigador, está haciendo lo que está a su alcance para modelar un puente que relacione el Estado con la comunidad artística real, aquella que no tiene acceso a los circuitos de poder que se dan cita en ArtBO. Ojalá alguien tenga la gentileza de informarnos si el Ministerio de Cultura o el Idartes o cualquier otra institución oficial participan económicamente en este encuentro de mercados, pues, sería oneroso  para la ciudadanía y el artista  de a pie. Si en verdad, como es de esperar, el Estado participa económicamente de alguna manera en ArtBO, no sobra decir que  estos recursos pueden tener mejor destino. Dada la precariedad del arte no-comercial, estos recursos deben destinarse a promover los espacios que urgentemente requieren los artistas para pensar en libertad lo real que nos agobia. Es el caso de la Galería Santa Fe.

Entrevista con Franklin Aguirre: “a propósito de Paradojas/Paradoxes y otros temas del arte nacional”

Franklin Aguirre,  artista, diseñador, pedagogo, gestor y curador, conversa con el colectivo Liberatorio. La galería Neebex S7 se adelantó a ARTBO presentando un conjunto de pinturas de Aguirre, las cuales se destacan por su sencillez. Una buena pintura, dice Deleuze, resume la historia de la pintura. En efecto, en las pinturas de Aguirre se aprecia el rigor constructivista y el sarcasmo elegante del arte Pop, dos tradiciones de vanguardia que sobreviven en sus pinturas.

La entrevista con Aguirre es una historia hablada de la paradoja de existir, de ser artista, de decidir habitar en los márgenes de lo consensuado. Como en toda conversación, se tratan diferentes temas. En primer lugar, se habla acerca de  su última exposición la cual se encuentra exhibida en la galería Neebex. El concepto que relaciona las pinturas es la  paradoja, la paradoja del arte contemporáneo, unas prácticas que se debaten entre mantener su agonía en los márgenes del discurso neoliberal o zambullirse en los flujos del capital especulativo. Arrastrados los y las artistas hasta la presencia de la Bestia de la Mercancía, la paradoja nos permite relacionar aquello que a primera vista se resiste  a ser, o a modelar sentido real. La vida finalmente está modelada por un conjunto diversos de paradojas, de opiniones contrarias. Comprender las paradojas es comprender la contrariedad de la vida misma, la contrariedad manifiesta en la decisión de existir. En segundo lugar, se habla de pintar como un acto subversivo, como un gesto de resistencia al imperio mercantil. En tercer lugar, se abordan temas diversos, por ejemplo, los proyectos en los que trabaja permanentemente, como lo son el programa “Artecámara Tutor” y la Bienal de Venecia. Aguirre es uno de los artistas más comprometidos con la formación de jóvenes talentos, al margen de los régimenes aristocráticos que imperan en Colombia.

Finalmente, se problematiza  la actualidad artística colombiana, la debacle del Salón Nacional y de algunas otras cuitas contemporáneas. La exposición de las Paradojas de Franklin Aguirre estuvo abierta hasta el 31 de octubre de 2014. El artista  hizo parte del grupo de artistas entre los cuales se nominó a los aspirantes al VIII premio Luis Caballero 2015. Su nominación sería un reconocimiento a dos décadas de exploraciones artísticas que le han aportado sentido a prácticas otras,  que hoy preferimos  llamar post-contemporáneas, es decir, post-comerciales,centradas en mostrar la verdad de la existencia en los márgenes del mercado. Sin embargo, el jurado del VIII Premio Luis Caballero no consideró elegible  su propuesta. Una vez más, los intereses del jurado fueron seducidos por el indiscreto encanto del main stream.

Los héroes en Colombia sí existen: segunda parte

El problema que Víctor Albarracín tiene interés en visibilizar no se puede abordar de manera aislada.

Inconscientemente, Víctor reproduce un paradigma pedagógico decimonónico: los estudiantes son menores de edad que dependen de sus pofesores. Si los profesores no dicen a “sus” estudiantes qué es lo bueno y cómo evitar lo malo, los estudiantes fracasan en su vida profesional. Este paternalismo es un régimen pedagógico obsoleto. El activismo de la MANE refuta la minoría de edad que se atribuye a los estudiantes. Maestros y estudiantes se encuentran unos a los otros en el mismo plano de igualdad. En las pedagogías contemporáneas, los estudiantes son pares de sus maestros. Las movilizaciones estudiantiles de hace dos años se caracterizaron especialmente porque los estudiantes le mostraron a los profesores que el modelo liberal  de mercado libre aplicado a la educación  estatal, acabaría con las ilusiones de miles de jóvenes de entrar a la educación superior.

No veo la razón para no reconocer la relación existente entre la querella de la MANE, la fiesta colombiana por el “florecimiento” del mercado del arte y la indignación por la pauperación de los profesores universitarios de arte. Los tres fenómenos se  explican mejor si se les relaciona con la ideología del mercado libre de regulaciones estatales. El imperativo es el siguiente: los particulares, los intereses privados de una minoría, son los que impulsan y “regulan” el progreso de los pueblos. En mi opinión, son los jovenes universitarios quienes mejor comprenden la emergencia humanitaria en la cual vivimos. El Catatumbo está en llamas. No se trata sólo de la indigencia económica de artistas talentosos que no logran ingresar al star system del mercado. El oprobio social y humanitario generado por el “florecimiento” de los mercados, es más general. A veces, la herida propia nos impide apreciar la catástrofe mundial.

Víctor tiene razón cuando afirma que hablar de oprobio humanitario es asumir una posición moral. Sin duda, describir la actualidad en términos de oprobio y catástrofe, es asumir una posición moral. Cada uno a su manera, tanto Víctor como quien esto escribe, estamos en la fase moral, entendiendo por tal un momento de indignación, un momento extático. Como la mayoría de los artistas que agarran pueblo, víctimas y columbarios, los dos nos  solazamos en la indignación y no nos atrevemos a ir más lejos. A este respecto, el movimiento estudiantil tiene lecciones que enseñarle a sus maestros. Quedarse en la fase de la indignación sólo beneficia a los coleccionistas de arte. Dicho en otras palabras: la indignación sublime de los artistas contribuye al oprobio que estos últimos pretenden denunciar. La MANE le enseña a sus maestros dos actitudes. En primer lugar, les muestra que no basta con manifestar desde los claustros académicos una indignación aristocrática. En segundo lugar, evidencia que es necesario pasar a la acción e incursionar en la política cuando el orden social pone en peligro las libertades. La MANE muestra la necesidad de suspender las certezas de la vida académica e invita a arrojarse a la incertidumbre de las luchas políticas. En las calles bogotanas, controvierte el régimen económico que pretende hacer de la educación de las colombianas y los colombianos, un negocio lucrativo a costa de profesionales mal remunerados y en contextos de aprendizaje deprimentes. Respecto al “florecimiento” del mercado del arte, los artistas contemporáneos optan por otra altervativa. En lugar de controvertir las pretensiones de los señores del mercado de arrogarse el derecho a reformular las reglas del arte, los artistas organizan un fiesta para presentar sus respetos a la nueva realeza. No del todo nueva. No comparto este oportunismo estético. Propongo una resistencia artística para que los artistas recuperen su autonomía creativa.

Víctor señala una verdad incontrovertible. Las facultades de arte de las universidades públicas no tienen voluntad de actualidad. Por ello mismo, son responsables de no haber generado políticas que neutralicen la injerencia del mercado y los intereses privados en las políticas culturales del Estado. Estas facultades no defienden los talentos que se pulen en sus programas. A las facultades de arte de las universidades públicas, les falta mayor liderazgo local y nacional. En asuntos culturales, deben reclamar al Estado unas políticas que beneficien no sólo al sector privado. Deben exigirle al Estado ser reconocidas como su interlocutor natural. Deben diseñar políticas para que los diversos talentos de sus egresados no se pierdan una vez los graduandos  dejan la universidad, por falta de “conexiones”. A este respecto, Víctor tiene toda la razón. No obstante, el debilamiento del Ministerio de Cultura es tal que, Colciencias es quien avala la calidad de muchos trabajos artísticos, en especial los escritos sobre arte. Colciencias determina los criterios de evaluación de la producción literaria en artes. El ministerio de cultura no tiene credibilidad ni metodologías de evaluación adecuadas al campo del arte. Colciencias lo tiene comiendo en la mano. Actualmente, el artista contemporáneo debe simular ser un investigador, un científico social.

Volvamos al texto de Lucas Ospina. Con honestidad tejida con sorna, el artista recuerda cómo fue su tránsito de la crítica de arte, a la curaduría. Entre líneas, menciona la querella de Ricardo Arcos, a propósito de su designación como uno de los curadores del último Salón Regional de Artistas. Para Arcos, era claro que en este proceso se había puesto en marcha el mecanismo de la cooptación artística que denuncia Víctor. Quizá no se puso en marcha. Quizá ya venía de tiempo atrás y  para este Salón sólo se reforzó esta tradición. Arcos planteó su querella públicamente, pero el Ministerio de Cultura, prefirió mirar hacia otro lado. Nadie dijo nada. Si siquiera el mismo Arcos persistió en su inquietud. Sin embargo, a diferencia de la queja de Víctor respecto a la cooptación artística, Ospina es un artista de talento que se vio perjudicado moralmente por la ausencia de reglas claras al respecto. Cuando los jurados tienen impedimientos éticos para tomar una decisión, es deber del Estado no minimizarlos ni eludir su responsabilidad administrativa. Al contrario, deben vigilar con celo que no haya lugar a la menor suspicacia.

Para terminar, ¿cómo puede el artista contemporáneo sobrevivir por fuera del star system criollo? Como propone Jalule, un pseudónimo que opina en Esfera Pública: creando solidaridades no especulativas. Desplegando otras estrategias de circulación para sus productos. Víctor: yo no digo que vender sea malo. Afirmo que la especulación del “floreciente” mercado del arte, está acabando con los artistas talentosos que le preocupan a usted. Personas comunes y corrientes como usted y yo, sabemos que sólo podemos aspirar a intercambiar productos artísticos. Amantes como somos del arte, ni usted ni yo podemos comprar el arte que quisiéramos. Por su lado, el público en general considera que comprar arte es un juego para millonarios. En este sentido, el arte niega la igualdad que debe promover. No merece nuestro interés, mucho menos nuestro respeto.  Con apoyo del Estado, los artistas que tienen la fortuna de estar por fuera del star system, pueden persuadir a los y las colombianas de que el arte no es un juego de millonarios y que cualquier profesional con trabajo puede aspirar a tener arte en su casa.  En Colombia, no sólo los artistas tienen dificultades para sobrevivir dignamente en la era de la globalización de las mercancías.

 

Agradezco a Lucas, a Víctor y a Jalule, su generosidad en este intercambio prolífico de ideas.

La Zona Tórrida de Abel Azcona

No es fácil hacer la calle, recorrerla, habitarla bajo la mirada presuntuosa de la hipocresía bogotana. Pues bien, Abel Azcona no teme ni la hipocresía, ni las miradas malciosas, ni las calles lujuriosas. En uno de sus ejercicios más arriesgados deja los espacios palaciegos del arte contemporáneo y se aventura a confrontarse con las violencias del día a día que muchos hombres y mujeres padecen. Su última práctica la realiza en Bogotá en una de las zonas más tórridas de la ciudad.  Lo escalofriante  de los ejercicios de Azcona son los riesgos que asume. Esos riesgos es aquello que los teóricos llaman la política del arte, pues, ¿de qué sirven las críticas ideológicas si los sujetos y sus estructuras de poder no se cuestionan desde lo más produndo de sí? Nada cambia en la política si no se cambia a los sujetos en particular. Azcona hace esto. A muchos artistas del performance les falta asumir este tipo de riesgos. Azcona cree que al performance lo caracateriza la espontanediad de la acción, piensa que una formalización acabaría con la potencia transgresora de sus gestos. Después de ver una performance de Azcona, las demás se ven muy formalizadas.   A pesar de que sus imágenes expresan una estudiada poética, sus gestos desbordan las formas que intentan detenerlos. Este gesto desbordado aparece poéticamente en muy pocos artistas.

  abel azcona dueo de la noche dos

 

abel azcona dueo de la noche tres

Fotografías: cortesía del artista.

It’s so glamorous: ArtBo y las verdades de la filosofía Pop

Los años sesenta llevan a su total culminación el proyecto de la vanguardia histórica, en  términos de Foucault, a partir de entonces, se modela otra episteme, tanto más terrible en cuando no se tiene ninguna certeza acerca de ella ni de la realidad que figura o augura. El arte tradicional al servicio del poder muere y sus cenizas se  expanden hacia los medios masivos  de comunicación, sometiéndolos y poniéndolos a su servicio. Otro tanto aconteció en la edad media cuando el poder soberano se apoderó de la justicia (Foucault, 2010c: 524). Desde la multiplicidad de dispositivos actuales como la red de Internet se ejerce el poder, se legisla, se administra, se juzga, se controla la existencia de hombres y mujeres.  De la misma manera, el fin del arte tal y como se conoció durante la era del Hombre, llega a su fin con Andy Warhol. El poder genera su propio conocimiento e implementa sus propios dispositivos. Foucault es testigo de este acontecimiento: el anuncio del fin del “humanismo” mercantil –liberal y neoliberal–. En el arte Pop se consuma la esperanza fallida del humanismo moderno y al mundo se le consume como imagen.  Los fuegos artificiales del mercado, de su propaganda, se expanden urbe et orbi.   En el arte contemporáneo, la figura del curador hace presencia como agente de este poder. A diferencia de la crítica de  las vanguardias artísticas de comienzos del siglo XX, los curadores son la vanguardia comercial  del poder, de ese poder que se alimenta con todo tipo de basuras. En Colombia, funciona a la perfección la puerta giratoria mediante la cual los agentes del poder estatal transitan del Estado hacia los espacios comerciales que desde allí han creado.¿Qué es el arte contemporáneo?, no es una pregunta adecuada para el campo del arte actual. En su lugar es necesario preguntar, ¿quién se esconde detrás del dispositivo curatorial que caracteriza al arte contemporáneo?

 

Bibliografía:

Foucault, Michel (2010). Obras esenciales. Barcelona: Paidós.