Por: Jorge Peñuela
Fecha: octubre 12, 2014
It’s so glamorous: ArtBo y las verdades de la filosofía Pop
Los años sesenta llevan a su total culminación el proyecto de la vanguardia histórica, en términos de Foucault, a partir de entonces, se modela otra episteme, tanto más terrible en cuando no se tiene ninguna certeza acerca de ella ni de la realidad que figura o augura. El arte tradicional al servicio del poder muere y sus cenizas se expanden hacia los medios masivos de comunicación, sometiéndolos y poniéndolos a su servicio. Otro tanto aconteció en la edad media cuando el poder soberano se apoderó de la justicia (Foucault, 2010c: 524). Desde la multiplicidad de dispositivos actuales como la red de Internet se ejerce el poder, se legisla, se administra, se juzga, se controla la existencia de hombres y mujeres. De la misma manera, el fin del arte tal y como se conoció durante la era del Hombre, llega a su fin con Andy Warhol. El poder genera su propio conocimiento e implementa sus propios dispositivos. Foucault es testigo de este acontecimiento: el anuncio del fin del “humanismo” mercantil –liberal y neoliberal–. En el arte Pop se consuma la esperanza fallida del humanismo moderno y al mundo se le consume como imagen. Los fuegos artificiales del mercado, de su propaganda, se expanden urbe et orbi. En el arte contemporáneo, la figura del curador hace presencia como agente de este poder. A diferencia de la crítica de las vanguardias artísticas de comienzos del siglo XX, los curadores son la vanguardia comercial del poder, de ese poder que se alimenta con todo tipo de basuras. En Colombia, funciona a la perfección la puerta giratoria mediante la cual los agentes del poder estatal transitan del Estado hacia los espacios comerciales que desde allí han creado.¿Qué es el arte contemporáneo?, no es una pregunta adecuada para el campo del arte actual. En su lugar es necesario preguntar, ¿quién se esconde detrás del dispositivo curatorial que caracteriza al arte contemporáneo?
Bibliografía:
Foucault, Michel (2010). Obras esenciales. Barcelona: Paidós.