Nadia Granados: Carro limpio, conciencia sucia

La Fundación Gilberto Alzate Avendaño tiene un proyecto dirigido a artistas que plásticamente abordan problemáticas que afectan el disfrute de las libertades civiles.

Nadia Granados participa de este proyecto y presenta una acción plástica el  viernes 15 de noviembre de 2013, en el  parque Santander. Ante un público muy variado –estudiantes, empleados de oficina, funcionarios públicos y bancarios, comerciantes, transeúntes cotidianos, obreros, vagabundos, mimos, vendedores ambulantes, habitantes de la calle, entre muchos otros–, la artista realizó una acción que a nadie dejó indiferente, así muchos no entendieran qué estaba pasando, así algunos policías mostraran indiferencia porque estaban convencidos de que la artista concernida era un hombre. La miopía policial es severa.

 

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En la calle 16, frente al edificio de Avianca, Granados instaló una camioneta previamente intervenida y marcada completamente con lodo. Durante la acción, su tarea consistió en  remover el lodo y restituir la limpieza y brillo habituales ostentados por este tipo de maquinarias erotizadas por ilusionismo mercantil de la cultura machista. Durante esta acción, Granados  explota el imaginario colectivo de muchos hombres, el cual relaciona la posesión de un carro con la potencia sexual. El sexo abyecto es una pasión no confesada.
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Granados pone en acción muchas ideas. Consistente con sus propuestas anteriores, algunas de ellas fueron orientadas a cuestionar la violencia sexual y simbólica en contra de las mujeres. La acción fue acompañada por Mauricio López-Arenas. Desde el confort ofrecido en el interior de la camioneta fálica, le dirigía preguntas de carácter sexual, humillantes y discriminatorias; hasta la minifalda, vilipendiada en estos días por el señor Andrés Jaramillo, fue conjurada por este imaginario discursivo. La intervención oral fue útil porque los espectadores atentos recogieron algunas frases y  pudieron elaborar un sentido mínimo. Las mujeres se ofrecen públicamente al escarnio colectivo, mientras los hombres aguardan y se resguardan en una interioridad sucia o por lo menos sospechosa.
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La acción plástica de Granados acicateó todos los imaginarios machistas que determinan la comprensión de los colombianos. La respuesta de muchos hombres fue intuitiva, algunos obreros –rusos– retozaron y gozaron a sus anchas de la voluptuosidad de la artista. En actitud desafiante, un habitante de la calle la espetó: ¡«mamita, desvístase y le creo»! Muchas de las mujeres presentes no salieron de la sorpresa que provocó la gestualidad transgresora de la artista. Muchos no se enteraron de que la acción era una propuesta artística.
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La idea de Granados detona varios niveles de compresión. En primer lugar, la comprensión empírica, arriba descrita. En segundo lugar, se aprecian otros sentidos que la artista quizá no alcanzó a prever, e hicieron de la acción  un gesto crítico memorable, dirigido al régimen despótico que impera en Colombia. El parque Santander está rodeado por todo tipo de símbolos de poder segregante: el Museo del Oro del Banco de República, el edificio de Avianca, la sede central del Banco de la República, la iglesias coloniales de San Francisco, La Veracruz, y La Tercera, un poco más al sur, el emblemático edificio de El Tiempo, y un poco más al oriente la Procuraduría General de la Nación. Los altos funcionarios de camioneta 4X4 de estas instituciones fueron interrogados. Toda alma buena y transparente oculta una experiencia abyecta primordial.
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En el sector norte del parque, la camioneta enlodada fue ubicada entre dos parqueaderos. Mientras la artista realizaba su acción salían y entraban automóviles de lujo a cuyos conductores les importaba un bledo lo que estaba ocurriendo. Faltó poco para que uno de ellos atropellara a uno de los espectadores que seguían de cerca la acción. Tal y como ocurre con el tráfico diario bogotano, los carros son instrumentos diseñados para penetrar, someter y humillar. Muchos de estos conductores se llevaron la idea de que se trataba de otra de las muchas acciones callejeras que a diario ven los bogotanos y bogotanas en este sector. Lo interesante de la estrategia espacial desplegada, consiste en que Granados logró evocar en los espectadores mucho más de lo esperado. La idea según la cual un carro limpio por lo general oculta una conciencia sucia, es sugestiva. Lo mismo puede decirse de los discursos misóginos, racistas y homofóbicos promovidos desde la Procuraduría General de la Nación. Hal Foster llama a este tipo de gestos Ilusionismo traumático. La realidad en la cual Granados se asoma tiene este carácter: he aquí la potencia de su gesto, su fuerza transgresora. La cultura de la camioneta 4X4 potencia la voluntad de poder sexual de los Señores de la Guerra. Detrás del discurso de la transparencia moral, se esconde algo abyecto y por ello mismo innombrable: un trauma, individual o colectivo. El realismo que evoca la acción de Granados es traumático. Colombia es una sociedad que está inmersa en unos traumas que es incapaz de visibilizar. Sólo los puede  disimular con el ilusionismo artístico o comercial modelado con  la publicidad, promoción y posesión de un carro 4X4 como instrumento sexual. Sobra decir que las fábricas de carros sacan beneficio de estos traumas culturales.
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En tercer lugar, es fácil apreciar un nivel existencial, el cual es el más interesante, pues, nos muestra a la artista. Granados recuerda inconscientemente que lo primero que Dios creó sobre la tierra fue el barro. Barro somos y en barro nos convertiremos. Dicho en términos contemporáneos: trauma somos y en el trauma nos disolveremos. Una y otra vez, la artista recoge con un paño húmedo el barro líquido adherido a la camioneta y lo escurre sobre sí misma. Esta repetición es sintomática, muestra una necesidad de comprensión personal que va más allá del problema sociológico y de género expuesto en el título de la obra. Granados encuentra en sí misma una fisura, la ensancha  y por allí se escapa de todos los discursos ideológicos y sociológicos en  los cuales se tiene encarcelados a los artistas contemporáneos. La vida, la naturaleza, la política y la cultura, son sofisticados dispositivos de captura y de sometimiento.
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La presencia de Granados en el parque Santander corrobora la idea de muchos críticos del malhadado Salón Inter. Granados es una de las artistas más sugestivas de la actualidad, mucho más relevante que aquellos artistas que profesan el manierismo conceptual colombiano y mucho más importante que las divas internacionales convocadas al magno evento. Nadia Granados no es una artista de consenso, por lo tanto no entra dentro de las coordenadas del Ministerio de Cultura. Pocos tienen la intensidad expresiva que ella detona en los lugares que interviene. Pocos pueden mostrar sus preguntas más fundamentales, sin esconderse bajo la égida de las ideologías en boga. Granados no sirve a ninguna ideología, ni al Dios Procurador, ni al diablo Socialista.
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Granados le da carácter al difícil arte de la existencia, conocido vulgarmente bajo el nombre de  performance. En Colombia, no es fácil hacer una acción plástica de carácter existencial. Fácilmente, muchos artistas caen en frivolidades y trivialidades, las cuales se le enrostran menos a las improvisaciones de los artistas que a esta modalidad expresiva propia de la contemporaneidad. Las acciones de Granados cada vez más evidencian un equilibrio entre lo plástico y lo político, entre la preocupación por sí misma y la reivindicación de las ideas de los otros y las otras. La acción realizada en el parque Santander, tiene un alto contenido plástico. La remoción de lodo con agua fue vista por muchos como un action painting en retroceso. La riqueza visual de la acción fue evidente para los ojos formados en el campo del arte.
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Granados pasa por un gran momento creativo y las instituciones responsables de la promoción del talento nacional así lo han comprendido. Su obra es un claro ejemplo de que es posible realizar una propuesta artística por fuera del dispositivo comercial. Acierta la Fundación Gilberto Alzate Avendaño con el apoyo a esta artista. El registro completo  de la acción podrá verse en esta institución.

 

43 SNA Inter: las artesanías en el banquete de los millones

Me permito apostillar la relatoría generosamente realizada por el maestro Nadin Ospina, acerca de su encuentro con el Poder Burocrático que segrega a las y a los artistas colombianos de talento.

Por si al caso algún artista duda todavía de quién manda en su ministerio, Jaime Cerón le pidió a la ministra de cultura que lo acompañara a este encuentro de maestros.

La ministra habla de transparencia y sus funcionarios no tienen documentos mediante los cuales se muestre a la opinión calificada, los criterios de selección de los invitados al Banquete de los Millones que debemos financiar todos y todas las colombianas. El maestro Cerón habla de una investigación “exhaustiva” y  “serísima” que sólo él comprende y conoce, aunque no puede explicar qué entiende por investigación en artes, ni cuáles son sus estrategias, sus metodologías y productos. Sólo la estregia es clara. Vano es mencionarla, pero es necesario no olvidarla en esta coyuntura en la cual se decide el destino del arte colombiano: la exclusión de hombres y mujeres de talento en beneficio de unos pocos que no tienen nada qué decir es la tradición mediante la cual se excluye a los más creativos. Es pobre pensar que una obra de arte es el producto de una investigación, como reza el paradigma positivista del Ministerio del maestro Cerón. El tipo de transparencia que reivindica con hidalgía la señora ministra, puede esconder una corrupción larvada.
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Es necesario aceptar la invitación de la asistente del maestro Cerón e invitar al ojo experto de la Procuraduría General de República y la Contraloría General, a que revisen los ¨serísimos” cuentos y las cuentas “exhaustivas” del 43SNA INTER.

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El gerente de artes de la Colombia globalizada, culpa a los artistas del descalabro del Salón Nacional. De ser cierta la afirmación, sería mejor culpar a “sus” artistas, aquellos y aquellas que conforman el manierismo conceptual colombiano.
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La solución a este descalabro, a su falta de legitimidad y a la poca creatividad del manierismo conceptual, es internacionalizar el Salón Nacional de artistas. Como los nacionales no lo reconocen, entonces, es necesario buscar el reconocimiento internacional de los Señores del Mercado del Arte Contemporáneo. El dispositivo comercial que acompaña la producción de Oscar Murillo, es un buen referente.
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Los méritos del Salón Inter no pueden consistir en la publicación de un hermoso catálogo. Para realizar esta noble actividad no es necesario, dilapidar $4.000.000 millones que salen del bolsillo de los y las contribuyentes. El propósito de un Salón tampoco es adecuar profesionalmente una vitrina. Sin duda, la vitrina les quedó linda y lustrosa: pero, ¿de aquello qué? ¡De aquello nada! ¡Nada que inquiete! ¡Nada que interfiera la felicidad proporcionada por nuestros atavismos más traumáticos!
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Miguel Ángel Rojas

 

Es sintomático el éxito de los artistas en la colección Daros. ¿Síntoma de qué? Al respecto, es necesario remitirse a las investigaciones de Guillermo Villamizar. Así como los teólogos de la Edad Media determinaban los gestos y las escrituras de los íconos, de la misma manera, en Colombia,  las obras de arte político son determinadas por los coleccionistas, en este caso Daros.
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Cildo Meireles

 

El maestro Cerón y su asistente, recomendarán al próximo gobierno continuar con la liberalización de la economía estética. Mientras los estudiantes de las universidades públicas exigen desliberalizar la educación pública; mientras los médicos y los pacientes exigen suspender la radicalización de la privatización del servicio de salud; mientras los campesinos y campesinas colombianas, logran parar el país para obligarnos a pensar; mientras todo esto sucede,  el maestro Cerón recomendará a los artistas seguir colaborando en su Banquete de los Millones, ya sea con artesanías conceptuales como las de Cildo Meireles y Miguel Ángel Rojas, o  con manierismos conceptuales como los de Mateo López y Fredy Alzate.

A pesar del pesimismo con el cual el maestro Ospina signa su relatoría, cabe esperar que la próxima asistente del maestro Jaime Cerón, conozca aquello administra.

Retrospectiva de Mike Kelley en el MoMA

Mike Kelly es uno de los últimos artistas que ha tomado la cultura popular como origen de todos desarreglos de los sujetos, y por lo tanto, como objeto de estudio y crítica. Sus obras no exaltan las ideologías que modelan la experiencia de las nuevas servidumbres. Al contrario, con cada uno de sus gestos se escarba en las ruinas psicológicas e ideológicas que hacen invivible la vida contemporánea.

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Kelley deconstruye lo siniestro en los hábitos más familiares, muestra su relación con los comportamientos que asumimos frente a los otros. Kelly no estuvo satisfecho con los medios de expresión de los cuales se valió.  Fue un experimentador y en la misma medida que nunca estuvo satisfecho con sus logros, se constituye en uno de los artistas más influyentes del arte contemporáneo. El MOMA PS1 reúne alrededor de 200 obras que pueden ser vistas hasta febrero de 2014 en Nueva York. Kelly murió en el 1 de febrero de 2012.

Fuente:
http://momaps1.org/exhibitions/view/374

Página del artista:
http://mikekelley.com/

Ensayo monográfico:
http://www.artishock.cl/2012/02/vivir-y-morir-en-los-angeles-mike-kelley/

Los pies descalzos del arte contemporáneo

La revista Semana del 10 de noviembre de 2013, entrevista al pintorno-colombiano Oscar Murillo. Inquietapor los compartamientos del mercado local, Semana se interesapor el proyecto humanitario que el artista adelanta en Colombia con niñas educadas bajo la tutela de una comunidad de filántropos. Murillo muerde el anzuelo con el cualquier ecapurarlo el conceptualismo amanerado y reta a su destino emulando la filantropía de Shakira.

Los historiadores poshistóricos o posnacionales, pueden ayudar a comprender dos fenómenos aparentemente opuestos evidenciados en esta controversia. Por una parte, el interés del mercado del arte por Oscar Murillo, el cual lo rotula como un artista global. Por otra parte, la diatriba colombiana en contra de su poética la cual los curadores consideran posmodernista, en su modalidad retardataria.  Con mucha satisfacción, en una declaración reciente, Luís Martín Lozano elogia y aprueba la puesta en escena del dispositivo ArtBo. Bogotá luce.  Se muestra libre de pecado original, afirma el historiador. Bogotá ha sido purificada por el mercado. Bogotá es global, ha alcanzado el umbral de la felicidad. ArtBo es la Gran Vitrina, en ella no se encuentran  indicios que perturben las fluidez de los mercados y las nuevas servidumbres; las problemáticas pre-globales fueron escondidas, como se escondieron Los Miserables de Cartagena para que nuestro muy bien amado señor Obama pudiera dormir tranquilo. Esta exquisita sensibilidad mercantil de la historia global, hace comprensible la declaración de no-colombianidad de Oscar Murillo.  A pesar del desconcierto que esto puede generar en un país asolado por todo tipo de violencias e incertidumbres identitarias, en especial desmoralizado por la corrupción de su clase dirigente, Murillo está ubicado en la “tendencia” correcta, en la tendencia incorrecta del mercado que fluye dentro de los circuitos de corrupción política y económica, aquella  ruta explorada en el pasado 43 Salón (inter)nacional de artistas.

Esta querella mediática financiada por el mercado del arte colombiano, tiene una veladura que nadie ve todavía. Más que el tráfico de arte o la especulación financiera, lo que ofende a algunos curadores y galeristas colombianos es que en la actualidad un artista se atreva a  pintar en Colombia. La pintura no es el lenguaje que habla la globalización en su modalidad latinoamericanista. A este respecto, Murillo es un mal ejemplo para los artistas jóvenes colombianos. Importa poco saber si sus cuadros expresan algún tipo de ideas o abren horizontes de sentido inéditos. En la globalidad esto no tiene ninguna relevancia. Al contrario, es una mancha difícil de remover.

El artista que desatienda la tendencia correcta de los mercados es un artista degenerado. Sin embargo, esta corrección comercial tiene sus matices. La tendencia correcta marcada para Latinoamérica es el conceptualismo amanerado, animado por filántropos transnacionales como Alfredo Jaar y Luis Camnitzer. Localizado en esta coyuntura, Oscar Murillo puede decir sin que tenga que ruborizarse, que hace lo correcto. La incertidumbre es una caracteristica de la contemporaneidad. Él es un artista global, es un artista no-colombiano que nació en La Paila, pinta en Londres y hace obras de  caridad en Bogotá. Finalmente, dentro de la globalización, las ideas en arte es lo de menos. Lo de más, es el mercado y sus utilidades. Murillo está inmerso dentro de otras lógicas, las lógicas consumistas de bienes suntuarios. Está dentro de una de las tendencias correctas del mercado, aquella señalada para los artistas que abjuran de la historia de la emancipación y de su oprobiosa nacionalidad. Ahora bien, dentro  de un país que se vanagloria de presentar la exclusión política como vanguardia estética, ¿quién puede culpar a Murillo por el gesto contestatario de optar por la no-colombianidad? ¿No es aquello que muchos de sus críticos quisieran hacer? ¿Quién puede lanzarle la primera piedra? ¡Los curadores del conceptualismo amanerado! ¿No es este el dispositivo puesto en marcha recientemente por el Ministerio de Cultura para internacionalizar el arte colombiano?

Fernando Pertuz: no valemos nada

Los problemas del agro en Colombia no son locales, y sus soluciones no pueden darse a nivel interno; esto conlleva a pensar en un diálogo internacional que redefina las políticas de producción a nivel global.

 

 

La tierra es el centro del conflicto, ya sea por sus recursos naturales, o por suposición táctica. El ser humano ha sido desplazado, ha regalado las tierras del Dorado, por centavos queo frecen en inglés o francés. El campesino global viene siendo amenazado por sus tierras, la estrategia de muchas empresas y estadosfue y es generar guerra sin ternas que asustan a la población civil y hacenque los precios bajen, para finalmente vender por nada. Cuando lo producido no vale nada, cuando la tierra no vale nada… La vida no vale nada.”Nosotros somos capaces de darnos una casa, no necesitamos que nos la regalen, nosotros con nuestro trabajo somos capaces de comprarla…” “No importen comida que nosotros somos capaces de darle de comer a este país” (César Pachón,representante de Dignidad Papera).

Las tentaciones de San Antonio

He recorrido las salas casi desiertas del Museo Nacional de Arte Antiguo de Lisboa buscando un solo cuadro, Las tentaciones de san Antonio, de El Bosco.

He venido a verlo con treinta y tantos años de retraso. Cuando estaba en la universidad y me gustaba imaginarme una carrera profesional como estudioso de alguna rama a ser posible recóndita de la historia del arte le dediqué mucho tiempo a un proyecto de monografía o de tesina sobre los cuadros de El Bosco, y este tríptico de Lisboa era uno de mis preferidos. Cualquier tema en el que se ahonde un poco se revela inagotable. A mí me gustaba indagar en los significados posibles de esos hormigueros de criaturas, plantas, frutos, objetos, en los que se va perdiendo la mirada, pero también fijarme en la destreza meticulosa con la que estaba ejecutada la pintura, la solvencia con que un artista flamenco extiende diminutas pinceladas de óleo sobre una tabla, con una técnica tan distinta de la de los italianos.

Examinaba lo más de cerca que podía las láminas en color en la biblioteca de la Facultad, en Granada, mirando con envidia los nombres de los museos y de las ciudades en las que se encontraban los cuadros. Para quien no puede viajar por falta de dinero el nombre de una ciudad tiene la belleza de lo casi imaginado. La ciudad más tentadora, también imposible a pesar de su cercanía, era Madrid, donde una sala entera del Prado estaba dedicada a El Bosco.

Cuando al fin pude hacer ese viaje y ver los boscos del Prado todavía me acordaba de muchas de las cosas que había aprendido mientras hacía aquel trabajo, pero de mis expectativas sobre una carrera en la historia del arte no quedaba nada. Entonces sí que pude apreciar de cerca lo que antes sólo había intuido, esa calidad vibrante de la pintura, la fuerza de los colores no ensombrecidos por el paso de siglos, el contraste entre la modernidad del medio —el óleo— y la macabra imaginería medieval que representaba. Cuesta hacerse a la idea de que El Bosco es una generación más joven que Piero della Francesca y coetáneo casi exacto de Leonardo da Vinci. Comparado con ellos, parece muy anterior, menos cercano al Renacimiento que a los bestiarios fantásticos y a los capitales abigarrados de siglos anteriores. Y también pareció, en una época tan dada a la vanidad estética como el siglo XX, que era un predecesor de las alucinaciones y las irracionalidades del surrealismo, ese movimiento en el que abundaron tanto los expertos en autopromoción. El mérito de El Bosco, como el de los profetas del Antiguo Testamento, habría sido anunciar con quinientos años de anticipación a André Breton y sus amigos, y de paso el psicoanálisis y hasta la psicodelia.

En el prólogo a su excelente biografía de Marx, Jonathan Sperber dice que un historiador es alguien “dedicado a entender el pasado en sus propios términos, y cuidadoso de no ju]garlo según las concepciones del presente”. En el Museo Nacional de Arte Antiguo de Lisboa, sentado delante del tríptico de Las Tentaciones de san Antonio, yo sentía la apelación turbadora y burlesca de esas imágenes que estaba mirando de cerca por primera vez, en ese estado creciente de excitación que tiene algo de embriaguez visual. Y también me acordaba de mi antiguo proyecto, de la necesidad de saber lo que el pintor y sus contemporáneos veían en ellas. El Bosco no era un genio solitario y marginal, sobre todo porque los genios, solitarios y marginales o no, son un invento varios siglos posterior a su vida. Vivía y trabajaba en su propio tiempo, no en un anticipo defectuoso del nuestro. Hijo y nieto de pintores, y miembro como ellos de un gremio, ejercía su oficio en un sistema de producción muy reglado, en el que ser pintor no tenía nada de particular. Probablemente esa posición estaba reforzada porque vivió siempre en una ciudad provincial, Hertogenbosch, no en uno de los centros que en Flandes o en Italia marcaban los caminos más renovadores en el arte. Y no hay tampoco indicios de que fuera un heterodoxo o un radical religioso o político. Lujos así no podía permitírselos un artesano de la pintura. Era un miembro respetado de la comunidad, y tenía una clientela variada e influyente. De modo que nada de visiones delirantes que no pudieran ser comprendidas por sus contemporáneos, y que debieran esperar varios siglos hasta merecernos a nosotros: la gran mayoría de esos seres que pueblan sus pinturas pertenecen a repertorios simbólicos que eran de conocimiento común en su tiempo. El Bosco no se dedicaba a escandalizar a los biempensantes, como aseguran que hacen algunos de los artistas más celebrados y mejor pagados de la actualidad, sino a representar el mundo de acuerdo con un idioma visual que nos parece indescifrable no porque lo sea, ni porque hubiera nacido de la fiebre visionaria o trastornada de su imaginación, sino porque se ha perdido una gran parte del conocimiento necesario para comprenderlo. De vez en cuando, sus imágenes son traslaciones literales de proverbios en holandés, o incluso de giros o juegos de palabras. Su mundo es el del milenarismo a la vez religioso y político de la tardía Edad Media, el de las danzas de la muerte, las celebraciones carnavalescas, la sátira de la desvergüenza de los frailes, la exigencia de una piedad interiorizada y contemplativa que poco después daría lugar a la Reforma.

Durante meses leí en vano todo lo que pude sobre el mundo y los mundos de los tiempos de El Bosco, sobre símbolos alquímicos y figuras del tarot, sobre la cultura popular que asoma en Erasmo y en Rabelais, con su celebración de lo corporal y lo grotesco, según explicaba con erudición impetuosa el gran Mijaíl Bajtín. Creo que llegué a saberme casi palmo a palmo el tríptico de El carro del Heno, el de El jardín de las delicias, este de Las Tentaciones de san Antonio que no tenía ninguna esperanza de ver porque estaba en la lejanísima Lisboa.

No me sirvió de nada. En aquellos la historia del arte era unas veces un catálogo polvoriento de fechas y títulos y descripciones detalladas y superfluas, y otras veces un rumiar monono de palabrería marxista perfectamente intercambiable, fuera cual fuera la obra, la época o el artista del que se tratara. Había un marxismo rústico que veía la lucha de clases hasta en un apio de Sánchez Cotán y un marxismo de más altos vuelos intelectuales con muchas citas de Althusser y de retorcidos teóricos italianos. Daba igual. En los estudios de historia del arte no había casi nadie que se molestara en mirar una obra de arte o que nos alentara a hacerlo, a descubrir su materialidad irreductible, a intentar comprender el proceso por el cual había llegado a existir. Tan ocupados estaban en asignarles significados ideológicos que no tenían ninguna curiosidad por saber qué habían significado para quienes las hacían, las encargaban, las admiraban.

Ha pasado el tiempo y no sé si queda algún rastro de aquella palabrería estéril: en Lisboa, en la última sala del Museo de Arte Antiguo, permanecen inalterables la maravilla y el misterio de Las tentaciones de san Antonio. Ha valido la pena tardar tantos años.

 

www.antoniomuñozmolina.es
Publicado originalmente en:
www.elpais.com

Doscientos catorce años del giro politico de las artes

UNA EXPOSICIÓN EN LA GALERÍA TATE LIVERPOOL

8 November 2013 – 2 February 2014

“The exhibition moves away from the political messages behind the works and claims about the ability of art to deliver political and social change, and instead focuses on the effect political values have had on the processes, aesthetics and display of artworks”.

 

[no title] 1985-90 Guerrilla Girls null Purchased 2003 http://www.tate.org.uk/art/work/P78793
[no title] 1985-90 Guerrilla Girls null Purchased 2003 http://www.tate.org.uk/art/work/P78793

Mujer, Narcotráfico y Arte – Ruth Vigueras Bravo

El cuerpo de la mujer ha sido violentado una y otra vez… Su vagina ha sido utilizada para transportar cocaína, heroína, dólares, euros, armas, celulares e información.
La falta de oportunidades educativas y laborales, la violencia interna en muchas regiones, la sociedad machista o excluyente, los peligros en nuestras casas, barrios y ciudades, pueden ser algunos de los factores que han conllevado a que muchas mujeres se vean involucradas en el tráfico ilegal nacional e internacional. Miles de mujeres latinoamericanas y extranjeras se encuentran encarceladas en diversos países sin que los grandes traficantes, ni sus cómplices hayan caído en manos de la ley.

Los senos y glúteos han servido para colocar implantes rellenos de heroína; las barrigas falsas siguen siendo utilizadas para transportar cocaína; los anos y vaginas están siendo usadas para entrar dinero, sacar drogas o introducir lo que se necesite en las cárceles.

La presencia de la performista mexicana Ruth Vigueras Bravo con su obra titulada ¨De Ánima¨ realizada en la Plaza de Bolívar de la ciudad de Bogotá frente al Congreso de la República, sirve para poner el tema del uso del cuerpo de la mujer al servicio del tráfico ilegal. Es bien sabido por todos como la mujer colombiana, mexicana, latino americana y mundial, ha sido utilizada como medio de transporte; involucrando diariamente a jovencitas, adultas, profesionales y desempleadas de países azotados por una crisis económica que obliga a las personas a vender su cuerpo y su vida.

¨Pieza de site specific que aborda una temática política por el narcotráfico, corrupción y violencia en diversos países, entre ellos Colombia y México. En la Plaza Bolívar de Bogotá-Colombia donde se suscitan protestas y se han consumado masacres; realice una re-contextualización del Ave María utilizada en los rezos funerarios para que alcancen la vida eterna las ánimas que han muerto en situaciones violentas¨(De Ánima – Ruth Vigueras Bravo – 2013).

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De Ánima – Ruth Vigueras Bravo – Plaza de Bolívar – Foto AMP

 

Las palabras pronunciadas por Ruth a grito entero… Ruega por él, Ruega por ella, Ruega por ellos, se une al ruido producido por los huevos al estrellarse contra el piso en la plaza principal de la ciudad capital de Colombia, frente al edificio institucional del Congreso donde se hacen las leyes que deben proteger al pueblo y garantizar una vida digna para todos y todas, una vida sin racismo, sin exclusiones, con igualdad de derechos para cada miembro de la comunidad.

El arte y la sensibilidad de esta mujer hacen un llamado de atención a una situación que seguirá persistiendo, así como la trata de mujeres menores que son utilizadas para la prostitución en todos los rincones del planeta, a menos que la sociedad civil tome de la mano las riendas de su sociedad y construya un modelo que permita que vivamos el mundo mejor que merecemos.

”El ánima es la imagen arquetípica de lo eterno. Vida eterna, el sueño del hombre, rezo para las ánimas benditas del purgatorio y su descanso eterno; otra imagen utópica. Plegaria resemantizada a través de huevos rojos, como símbolo de vida disipada por la toma del palacio de justicia en 1985, una vela introducida en la vagina como metáfora de la existencia de ser humano, la veladora para ánimas como parte de las tradiciones mexicanas y el culto a los muertos¨. (De Ánima – Ruth Vigueras Bravo – 2013).

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De Ánima – Ruth Vigueras Bravo – Plaza de Bolívar –  Foto Archivo Mundial de Performance

 

Las víctimas del tráfico y sus daños colaterales no están en ningunas estadísticas, ni tampoco saldrán todas las verdades a la luz pública. Los verdaderos culpables somos todos los individuos de las sociedades que permitimos que nuestras niñas, jóvenes o madres terminen en las calles, prostíbulos o vendiendo su cuerpo para que hagan con ellas lo que deseen, mientras los actores intelectuales reparten sus millones en manos de políticos y entidades estatales que para proteger sus delitos.

Un país que no hace empresas, un país que invierte más en guerras, que en educación, salud, vivienda o desempleo, será un país condenado a las relaciones entre mafias, multinacionales, políticos, corrupción y violencia.
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De Ánima – Ruth Vigueras Bravo – Plaza de Bolívar –  Foto AMP-ArtOpenFoundationorg.org

 

Allí es donde la responsabilidad, la ética y la estética se unen en un grito de auxilio que pide a la sociedad que se despierte y no siga permitiendo que los seres humanos se encuentren en medio de guerras y luchas económicas que no nunca los beneficiaran.

No podemos ocultar los problemas y pretender aparentar que todo está muy bien, cuando nosotros mismos nos vemos afectados por todo ello. El tráfico humano es constante mientras algunas chicas del sur se prostituyen al norte y las del norte en Europa; los chicos y chicas de la clase obrera, popular y hasta adinerada son usados como mulas ingiriendo cápsulas, dedos o condones cargados de estupefacientes sin que nadie detengan este flagelo.

Si permitimos que niños sean robados, vendidos y exportados, que el turismo sexual sea ofrecido y que nuestras vidas y cuerpos tengan precio que esperaremos del mañana.