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Liminal, Clemencia Echeverri en el Museo de Arte del Banco de la República

Clemencia Echeverri fue nominada para dos Premios Luís Caballero (PLC). No ganó en ninguna de las dos oportunidades, pero hoy el Museo de Arte le hace una retrospectiva que la deja muy por encima de todos y todas las ganadoras del PLC, hasta nuestros días. Actualmente podemos ver sus mejores video-instalaciones montadas con todos los juguetes en los dos pisos del Museo. Unas más impactantes que otras, unas más sugestivas que otras, en especial, Versión Libre, la propuesta para el VI PLC. En nuestra opinión, esta nueva puesta en espacio de Versión Libre, no mejora lo que vimos en la antigua galería Santa Fe, pero sí nos ayuda a comprender mejor qué pasó en ese momento en donde muchas artistas importantes tuvieron la oportunidad de encontrarse. Decimos que no mejora lo visto en la Galería Santa Fe porque, a pesar de su formalidad, el espacio de la antigua galería tenía vida propia, y como tal, les exigía a las artistas pensar. El Museo de Arte del Banco de la República no tiene el movimiento por el cual se hizo famosa la arquitectura de la fallida galería. 

A propósito de esta retrospectiva, diez años después cabe preguntarse, ¿por qué Echeverri no ganó el Luís Caballero? ¿Quizá se debe a que la sofisticación de sus montajes eclipsan lo humano de lo cual habla la artista con insistencia? Podría ser, porque la alta tecnología no garantiza la con-moción que se espera de una imagen pensante. Echeverri es una artista que piensa muy bien cada una de las imágenes que dan vida a sus alegorías. No obstante, las imágenes sonoras silencian los acordes de las imágenes visuales.

Muchas daban por seguro que Echeverri ganaría el VI PLC. Sin embargo, Fabio Melecio Palacios, fue el ganador de esta versión, en 2011. Palacios ganó porque se lo presentó como un artista de provincia, étnicamente excluido que luchaba consigo mismo para ser detectado por el Régimen. Palacios diseminó en el espacio de la Galería una sensibilidad ausente en la propuesta de Echeverri. La artista era la antítesis de Palacios. Esta construcción crítica, política y social pegó. Hay algo apolíneo en la propuesta de Echeverry, que conflictúa con esta época visceral. Claro, Echeverri le apuesta a lo visceral de la existencia colombiana, pero Apolo controla cada uno de sus gestos. 

Lo cierto de este relato consiste en que Palacios desapareció del mapa artístico nacional y Echeverri mantiene su ritmo de producción. Varios libros se han escrito acerca de su trabajo, quizá por eso sus críticos la identifican como una artista del Régimen. ¿Esto habla mal del Premio? ¿Su incapacidad para detectar resquicios que ayuden a la imaginación a respirar, lo deslegitiman? Sí, quizá un poco… Por lo general, sus ganadoras no han logrado limpiar los establos del arte colombiano. Esta es una de las tareas que debiera realizar toda ganadora del Premio. Ellas saben acerca de este deber… pero luego de recibido el Premio, da la impresión de que las coge la pereza…¡ay! 

Podemos plantear una hipótesis acerca del por qué Echeverri no ha logrado el reconocimiento nacional que otorga el Premio Luís Caballero, del cual se dice es el más importante de Colombia. Así, luego de veinte años y diez versiones, nadie lo conozca por fuera del mundo del arte. ¡Ay! Muchas consideran que Echeverri hace parte del mainstream local. Precisamente, el día de su charla en el Museo de Arte estaba en primera fila la historiadora Ivonne Pinni, con un rictus académico que refrendaba el prejuicio político con el cual se lee la obra de Echeverri. Pini es una de las asistentes del Régimen. En efecto, estos prejuicios han impedido que la obra de Echeverri se comprenda mejor, es decir, que se la reciba con crítica, no con lisonjas, ni con discursos que reapolonizan a Apolo. Por otra parte, no hay que olvidar que las que han sido juradas en los Premios Luis Caballero son presionadas en muchos sentidos, por un lado, por parte de las personalidades cercanas a la burocracia que controla el Premio, y por otra parte, por las afines a las artistas protagonistas. 

Hoy, después de diez años de Versión Libre, valdría la pena preguntarse por esas “verdades a medias” de las que habla Echeverri, concepto potente, que ha pasado por desapercibido, precisamente, por ausencia de crítica pensante. Asimismo, sería importante preguntarle al jurado del VI Premio Luís Caballero acerca de los aciertos y desaciertos de este Premio. Es justo decir que fueron muchas las personas que presionaban para que ganara Palacios solo por antipatía a Echeverri. Claro, para entonces, el Premio aún era de interés local. 

Las juradas del VI Premio fueron, Beatriz Eugenia Diaz, Mariángela Méndez y el artista Jaime Ávila.

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