Por: Jorge Peñuela
Fecha: febrero 14, 2018
La Lección de Luís Camnitzer en la Facultad de Artes-ASAB
Como era previsible, el artista uruguayo colmó la capacidad del amplio auditorio del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación. Estudiantes, profesores, profesoras, artistas y amigos de las artes acogieron las palabras del maestro. Acoger consiste en preguntar. No hubo tiempo para tantas preguntas del público.
Camnitzer abordó varios problemas de interés para el arte colombiano, a saber: el Museo y sus cánones, la lógica Naranja, la pedagogía del arte, lo poético en el conceptualismo, el provincialismo del arte anglosajón, el régimen del consumo, la verdad de la imaginación, la instrumentalidad del genio, entre otros tópicos de interés para la actualidad.
Destaco sucintamente dos de las problemáticas planteadas. Por un lado, Camnitzer diferencia entre poesía y lo poético. Considera lo poético como el encuentro con lo desconocido. Lo poético se localiza más allá de lo conceptual, tal y como lo elaboraron los artistas anglosajones. Al respecto, es mucho lo que queda aún por pensar dentro del contexto contemporáneo y su multiplicidad de expresiones. Es oportuno preguntar a posteriori, ¿qué tan desconocido es eso desconocido que sale al encuentro de todo pensador de imágenes?
Por la cantidad de preguntas que se le plantearon al artista, no se alcanzó a retroalimentar este asunto en profundidad. Ninguno en verdad. Una Lección inaugural es un mapa, plantea los problemas del momento. Por su lado, la Academia tiene la responsabildiad de refinar y tramitar las preguntas de estos asuntos pendientes por resolver.
El pensamiento de Camnitzer se localiza en el horizonte que dibuja el arte conceptual y la respuesta política que dan los artistas latinoamericanos. El artista aclara enfáticamente algo: lo poético no es la poesía. Considera la poesía como un protocolo de producción que encierra el pensamiento. Lo poético se desmarca de los cánones, es apertura, es el acontecimiento mismo de lo político. La poesía no tiene la potestad de transfigurar nada. Camnitzer no se alcanza a percatar de algo evidente: eso que llama poesía (ese manual de producción administrado por una mano invisible) no es otra cosa que eso que nos enseñan hoy como Arte, sea este último moderno o contemporáneo. Ahí tenemos algo que pensar y mucho que esclarecer y aportar.
Por otra parte, Canmitzer aborda el problema de cómo y para quién educar. La pedagogía del arte debe hacer un giro copernicano, debe resolver la minoría de edad de quienes siempre necesitan que les lean la biblia, que les digan cómo comprender aquello que hace comprensible una actividad, que les controlen aquello que sus cuerpos pueden hacer. La pedagogía es un problema recurrente en las reflexiones del artista. Una y otra vez regresa sobre este tópico, sobre sus propios conflictos como educador. Cada vez que el horizonte cambia es necesario volver a pensar todos los cómo. Canmitzer privilegia el aprendizaje sobre la Enseñanza, así muchos administradores y administrados exijan las doctrinas y los cánones que esta última promulga. Se pregunta: ¿a quién sirve el canon? ¿Quién controla el canon? Muchos pedagogos ni siquiera se hacen esta pregunta. Muchos no saben plantear una pregunta. No hay conocimiento sin una pregunta. Sin preguntas, quedamos rehenes de las ideologías.
El pensamiento de Camnitzer se sintoniza con teorías pedagógicas que actualmente se ponen en escena en muchas escuelas. Mediante el aprendizaje, el educando sigue rastros de pequeñas inquietudes, las elabora hasta hacerlas grandes e imprescindibles, primero para sí mismo, luego para su comunidad. La Enseñanza es vertical. Su pertinencia la establece el maestro. Se centra en la la verdad de la Cátedra, en el adoctrinamiento. El aprendizaje es horizontal. Sigue las pautas que el educando acuerda con el maestro. Consiste en la alborada de otras maneras de hablar acerca de lo mismo, acerca del amor y la muerte, por ejemplo. Camnitzer recuerda una anécdota escolar respecto a su propio aprendizaje. En su opinión, hay mucho más que esta polaridad. Quizá no. A lo poético se accede ya sea por la experiencia del amor o por la intelección de la muerte.
Persistir en los modelos de la Enseñanza mantiene al educando en condición de minoría de edad. Con Kant, para terminar cabe preguntar: ¿asumiremos nuestra responsabilidad por nuestra minoría de edad o haremos responsable de ella a alguien más? El narcisismo contemporáneo culpa al mundo por su propia pereza, por su falta de coraje para pensar por sí mismo.
La maestría en Estudios Artísticos publicará en YouTube la Lección de Camnitzer, ofrecida la tarde del 13 de febrero de 2018.
Las ideas expuestas aquí son una interpretación de lo escuchado de viva voz.
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