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Aportes al Debate que se da en Bucaramanga acerca del arte moderno y su sacra tradición

LO INCREÍBLE SUCEDE EN LA UIS DE BUCARAMANGA.
ESTE PAR DE BRUTOS CONVIERTEN LA ESCULTURA MÁS IMPORTANTE DE BUCARAMANGA EN UN MURAL ESTÚPIDO ¡¡ Y LA UIS NO SE PRONUNCIA, QUE BARBARIE, ESTA SALVAJADA, ESTO DEBE SER RESPONSABILIDAD DE QUIEN ?, QUIÉN RESPONDE, EL ARTE SE CUIDA NO SE DESTRUYE ¡¡¡
ESCULTURA DE EDUARDO RAMÍREZ VILLAMIZAR, EL ESCULTOR MÁS IMPORTANTE DE COLOMBIA ¡¡ (SIC).

Publicación del artista Jorge Torres Gonzalez en su blog de Facebook. La publicación generó un saludable debate acerca del patrimonio, el arte joven, el programa de artes plásticas de la UIS, vandalismo, entre otros tópicos.

Sin duda alguna, hay un peligro en las profanaciones, “ritos satánicos” o actos vandálicos de nuestros días, pero en doble sentido. 

Por un lado, destruir lo que los obispos declaran sacro, nos priva de unos referentes a los que “siempre hay que volver”, para que aquello que hacemos hoy tenga algún sentido. 

Sin embargo, el culto de este sentido sacro, debe mantenerse actual, vivo, acorde con las esperanzas de los jóvenes de hoy. Los jóvenes de ayer deben hacerse a un lado, cuando las circunstancias así lo exijan. Lo sacro debe ser de interés para los jóvenes: lo cual, es muy difícil. 

Nuestra incapacidad para pensar lo actual es muy peligrosa. Dejar que lo sacro se pudra es el peligro de todos los peligros. Deben ser muchas las esculturas por fuera de la UIS que se están pudriendo por la acción de factores humanos o ambientales. En Bogotá, son paradigmáticas las profanaciones diarias a la llamada La Mariposa, de Edgar Negret: la mean, la cagan, la fornican, la masturban, en fin. Hace dos años, alerté a Jorge Torres Gonzalez, acerca de unas esculturas de Negret que se estaban pudriendo en Bucaramanga, en las mismas condiciones de La Mariposa. No sé que paso al fin. 

Por otro lado, suprimir las preguntas de los jóvenes e imponerles un credo, es una práctica colonial, por ende totalitaria, propia de la Historia del Arte. Llamar brutos, bárbaros o talibanes a quienes ya no le encuentran ningún sentido a los ritos del arte, destruye el aquí-ahora, el único espacio en donde lo sacro tiene posibilidad de sobrevivir. Ese espacio lo tejen los jóvenes.

Resumo: debemos cuidar una y otra perspectiva, la sacra y la profana. Los padres del Arte Moderno son sacros. Los hijos solo pueden ser profanos. No se rasguen más las investiduras sólo porque los jóvenes dudan de la pertinencia de conservar la tradición no consentida de sus padres, moderna para mayores señas, ya sin sentido, podrida.

Jorge Torres González ha iniciado un debate muy interesante. Rebasa la región, pues, Eduardo Ramirez Villamizar es uno de los cinco grandes de Marta Traba. Su aporte invita a revisar este canon, a mirar quiénes quedaron tendidos en la arena por la acción de Traba. Es el momento de revisar este canon y preguntarnos: ¿en verdad son tan importantes estos “cinco grandes”? ¿Quiénes quedaron por fuera de este canon y por qué? Claro, entre otras peguntas.

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