Con la llegada de Brigitte Baptiste a la dirección de la Universidad EAN, una corriente de aire fresco entra a la Academia. La Universidad colombiana da un gran paso porque la nuestra es una Academia aislada de sí misma, egocéntrica, excluyente, rígida, heterosexista, falsamente “tolerante”; una Academia tan llena de dogmas historicistas que ni siquiera los protocolos de las artes logran escapar a la estandarización política y social del pensamiento emancipador. 

En la propuesta académica y pedagógica de la nueva rectora, la creatividad y las artes tienen un lugar destacado para transformar los atavismos culturales y los imaginarios sociales. Cabe esperar diálogos prolíficos con aquellos y aquellas que sobreviven en medio de la exclusión política y social, gracias al coraje de su creatividad. El coraje nos hace creativos. 

En relación con el anterior punto, Brigitte Baptiste considera que la escuela es un lugar de experiencia. Compartimos este enfoque pedagógico: la escuela actual acosa, asecha, captura, censura, estigmatiza, persigue, criminaliza, normaliza y vigila a quienes considera “raros”. Recurriendo a la palabra de moda, podemos decir que el supremacismo moral de nuestra Academia (blanca, heterosexual y católica) es tóxico para el ambiente social y nocivo para los jóvenes de hoy. Al respecto afirma:

“La gente ya no quiere estudiar cuatro años en un salón de clase, sino que quiere tener experiencias más significativas. Quieren ser dueños de su tiempo y, por supuesto, hoy las redes (sociales) suplen muchas de las cosas que antes eran indispensables solicitarles a las universidades.”

Brigitte Baptiste considera que su nombramiento al frente de un importante centro de educación superior es señal de que las cosas están cambiando. Sí. Muy poco, pero están cambiando. La pedagogía que propone para la EAN puede lograr que los cambios que urgen las sociedades actuales vayan a otro ritmo. 

Fotografía: cortesía Hernando Toro.