Por: Jorge Peñuela
Fecha: diciembre 10, 2017
¿Es muy provocador afirmar que hoy estamos sentados como reinitas dentro de las frases que configuran el contexto del mejor arte colombiano?
Gracias a una referencia suministrada por el historiador y crítico de arte Eduardo Serrano, es oportuno recordar las poéticas latinoamericanas que aplacan los aullidos de los perros con imágenes que igualan en libertades a mujeres y hombres. Neruda nos recuerda que nuestros países nos ricos en imágenes de libertad y palabras de igualdad. Nuestro oro más imperecedero son las palabras.
Eduardo Serrano nos recuerda que el arte colombiano habitó en la palabra, que se alzó para aplacar los aullidos de los perros. Ya no. No es poético. Es ‘epistemológico’. Hoy ladra al servicio de los Mercados Académicos y se expone con ostentación en la Feria. El arte ‘epistemológico’ ciega a toda una generación de artistas con mucho talento.
¡Lástima que muchos y muchas artistas no comprendan que solo se puede ser libre en la imagen del artista y la palabra del poeta! Imagen y palabra configuran una crítica. En arte, no hay imagen sin palabra ni palabra sin imagen. La fractura entre imagen y palabra priva al arte de crítica. Sin crítica no hay arte. Sobrevivimos sin amor. La crítica es expresión de amor. Algunos confunden la crítica con los aullidos.
¡Lástima que muchos artistas no profesen más amor que por los discursos ideológicos! La ausencia de imagen pensante y palabra crítica dentro del arte colombiano reciente nos bestializó.
Las imágenes de la poética de Neruda configuran una ética del amor al encuentro con lo otro diverso, con ‘eso’ que no es ese YO mayúsculo y consumidor impuesto por el mercado.
Por su ideología, el discurso no es imagen ni palabra poética. Resalto este verso de Neruda que referencia Eduardo Serrano:
“Todo está en la palabra… Una idea entera se cambia porque una palabra se trasladó de sitio, o porque otra se sentó como una reinita adentro de una frase que no la esperaba y que le obedeció…” (…)
¿Es muy provocador afirmar que hoy estamos sentados como reinitas dentro de las frases que configuran el contexto del mejor arte colombiano? ¿Seguiremos obedeciendo a estas reinitas?