Por: Jorge Peñuela
Fecha: octubre 6, 2014
Después de lo anterior, prácticas experimentales de interdisciplinariedad”, exposición en curso en la Galería Santa Fe
Bajo el enunciado “Después de lo anterior, prácticas experimentales de interdisciplinariedad”, la Galería Santa Fe en su sede temporal de La Candelaria, presenta una selección de los mejores resultados artísticos dentro de los recientes programas de estímulos del Ministerio de Cultura. El estudio curatorial fue realizado por Carolina Ponce de León.
Después de residir veinte años por fuera, Ponce de León regresa a Colombia y se “reinserta” en un campo que conoce muy bien, así este último haya mutado y sea irreconocible si se lo compara con aquello que pasaba hace dos décadas. En primer lugar, recientemente apreciamos de ella una primera práctica como jurado en la III Bienal de artes plásticas y visuales de la Fundación Gilberto Álzate Avendaño, ejercicio que, pese a la poca acogida dentro de los artistas, sin duda alguna cualificó este espacio. En segundo lugar, Ponce de León acepta presentarse nuevamente ante el campo del arte colombiano, pero esta vez explorando el dispositivo de la curaduría. Este proyecto se puede ver actualmente en la Galería Santa Fe.
Como se sabe, durante los años ochenta, Ponce de León, en primer lugar, fue una de las más entusiastas animadoras del arte colombiano y de la promoción del arte joven y universitario colombiano, campo borrado actualmente del mapa comercial, social y estatal del arte en Colombia. Ni siquiera el Estado da un peso por este tipo de prácticas, pues, sabido es que son no rentables, ni política ni socialmente. En segundo lugar, se recuerda, además, cómo su escritura se constituyó en una alternativa crítica y discursiva dentro de una tradición horriblemente tradicionalista, la cual aún sigue operando silenciosamente. Sin embargo, la figura de Ponce de León emerge cuando la crítica y el arte contaban como alternativa existencial y no sólo como opción económica dentro de las prácticas mercantiles desde algunos cargos burocráticos. El arte cambió, dice Eduardo Serrano. Y es verdad. Pero, ¿qué fue lo que cambio? Serrano no lo explica, pero no es difícil formular una idea al respecto. Aquello que Ponce de León en su momento alcanzó a llamar arte, en la actualidad se lo denomina mercancía global. Finalmente, y en tercer lugar, de su trabajo los bogotanos no olvidan que durante su gestión, la biblioteca Luis Ángel Arango dio a la luz sus mejores programas culturales en artes plásticas y visuales. Son memorables eventos como Ante-América y las primeras versiones de la Cátedra Internacional de Arte. Fueron tiempos mejores, cuando el Banco de la República sin los espacios ni los recursos que tiene hoy a su disposición lograba reunir a la ciudad dentro de sus instalaciones.Para ese entonces, el Banco contaba con un proyecto cultural ambicioso que despertó el interés colectivo por el arte y la cultura. Actualmente, la programación de sus salas de exposición está anquilosada.
Con la anterior hoja de vida prolífica, Ponce de León se presenta en Bogotá como agente curatorial, una institución económica duramente cuestionada al interior del campo del arte y promovida vehementemente desde el Estado. Ojalá esta práctica sólo sea exploratoria, ojalá no sucumba a los cantos de sirena del capital, así la recuperación de su Espacio Crítico en el periódico El Tiempo no sea viable en la actualidad. Dentro del diagnóstico que se hace del arte actual, queda claro que el campo del arte no quiere un curador más. Algunos artistas dirán que lo que Colombia requiere con urgencia es crítica sería, una práctica escritural que no sea para ganarse un premio que nadie, o por lo menos muy pocos leen. El Ministerio de Cultura y la Universidad de los Andes positivizaron tanto el estímulo a la crítica, que hoy sólo sólo es un oficio escolástico que se rige bajo un protocolo que desnaturaliza la actitud crítica de un ejercicio crítica. Crítica sin actitud no es crítica.
El día 1 de octubre de 2014, Ponce de León ofreció una visita guiada en la cual participaron algunos de los artistas seleccionados para “Después de lo anterior, prácticas experimentales de interdisciplinariedad”. Realizó una breve presentación en la cual explicó la estrategia para seleccionar esta primera muestra de iniciativas artisticas realizadas con apoyos del Ministerio de Cultura. Luego hablaron los artistas, verbalizaron su experiencia creativa despejando dudas respecto a la pertinencia de uno u otra iniciativa. A pesar de que no se profundizó en lo experimental ni en la interdisciplinariedad, dos ejes centrales y no suficientemente tematizados dentro del campo del arte, las exposiciones de los artistas son un complemento de su puesta en acción.
La idea de evaluar los resultados de los estímulos que entrega el Ministerio de Cultura es buena, se suma a aquellos actos de resistencia que desde la Academia y desde múltiples iniciativas artísticas al margen del dispositivo estético estatal, muestran una alternativa a la mercantilización plana de las artes. Sin duda alguna, los estímulos que entrega el Ministerio exigen una evaluación. Y sin querer, quizá queriendo, Ponce de León realiza la primera evaluación a este respecto. De los doscientos estímulos revisados seleccionó el 5%.
Este diálogo entre el Ministerio de Cultura y la Galería Santa Fe es prolífico pues une esfuerzos para apoyar un campo de producción de ideas artísticas cada vez más desdibujado y sin ninguna relevancia cultural para la mayoría de colombianas y colombianos. Sin embargo, Julián Serna, actual director de la Galería, debe mostrar mayor independencia con respecto a los dictados del Ministerio, si esto es posible, dado que es subalterno de la Gerencia de Artes del Idartes. Así se beneficie con recursos para el fortalecimiento del espacio bajo su responsabilidad, la programación de la Galería no sólo debe responder a las inquietudes y presiones sobre la programación desde el Ministerio. Principalmente, debe mostrar carácter mediante una programación independiente y sugestiva para una ciudadanía que no tiene mayores opciones culturales diferentes a aquellas que “generosamente” ofrecen las Ferias de Arte. Serna tiene el mérito de haber logrado poner en marcha nuevamente la Galería, una vez más amenazada de extinción. Es un estudioso y conoce el campo del arte desde dentro y aún no hace parte de círculo burocrático que dirige desde el Estado la producción de ideas artísticas. Ojalá logre hacer escuchar su voz e implementar con éxito los refuerzos espaciales y conceptuales que requiere la Galería. En esta oportunidad, el aporte económico del Ministerio permitió mejorar la adecuación del espacio.
Algunos de los artistas participantes en la exposición son más conocidos que otros y se pueden apreciar por lo menos las dos últimas generaciones. Hacen parte de la muestra Alberto Baraya, Gabriela Pinilla, Alix Camacho, Ana Belén Cantoni, Nicolás Consuegra, David Escobar, Escuela de Garaje, Alberto Lezaca, Carlos Motta, La Ramona, Edwin Sánchez. Hay varias iniciativas que es necesario resaltar, en especial aquellas que sin renunciar al acto emancipador de todo gesto artístico, piensan intensamente “lo común”, es el caso del Colectivo Ramona. Al tanto de las ideas más potentes de la actualidad, Ponce de León resalta la importancia de pensar “lo común” sin tener que renunciar a la autonomía creativa propia de esta opción de existencia alternativa que se promete en un ejercicio artístico.
La pregunta obligada que no se le planteó a Ponce de León es la siguiente: ¿Qué es “lo común” de los artistas, aquello que afecta su misma existencia? ¿Se trata de “lo común” de la política de un país asolado por una multiplicidad de corrupciones? Muchos y muchas piensan que “lo común” de los artistas es seguir luchando por su autonomía creativa. ¿No es esta la misma premisa bajo la cual trabajó Marta Traba? ¿No estamos ad portas de un movimiento mediante el cual los artistas se des-comprometen de las ideologías que les han impedido pensar libremente desde que Carolina Ponce de León salió del país?