Por: Jorge Peñuela
Fecha: abril 7, 2024
Artes, visibilidad, igualdad, justicia y prácticas artísticas decoloniales.
6-A, Afrodita Ball, conmemoración del día de la Visibilidad Trans 🙂, una iniciativa de @house.of.yeguazas , @demonia__yeguaza_____ , @lucif3r_yeguaza , entre otras artistas.
Ser visibles consiste en hacer parte de un discurso. Hacer visible es una interpelación que demanda actualizar y adecuar las reglas de un discurso para otras realidades sean perceptibles y simbolizables desde su propio lugar de anunciación. El discurso que actualmente hace visible la vida cotidiana en el barrio Santa Fe de Bogotá refuerza el sistema de exclusiones y estigmas que configura la peculiar cultura burgueso-colombiana. De ahí la importancia de las prácticas que realizan muches artistes que han pasado por la Academia, otro conocido régimen de exclusión burgués.
Las artistas diversas han introducido preguntas de carácter decolonial que están cambiando tanto la manera de mirar de las Academias como la manera de percibirse que tienen las personas diversas. Un lector crítico está presto a preguntar: ¿qué es lo decolonial? La interpelación es válida, ayuda a desyerbar el campo que cubre y oscurece la experiencia decolonial. En efecto, lo decolonial es una experiencia, no un discurso, inventa espacios con simbologías matutinas que propician acciones contra-culturales, es decir, desmarcadas de las consignas del poder con las cuales se domestican los cuerpos y se los hace útiles para el consumo. Lo decolonial una es acción que se despliega por medio de simbólicas que abreban en diferentes tradiciones; lo decolonial no parte de la nada, sondea en escrituras olvidadas o reprimidas.
La pertinencia cultural y social de hablar hoy de “visibilidad” es evidente. Pero cualquier estudio de lo evidente por fugaz que sea muestra que allí, en lo evidente hay algo latiendo no del todo evidente y que las artes son quienes tienen mayor experiencia de ese algo. En conocido que las artes han trabajado por extenso en este tópico discursivo. Les artistes de Academia saben que el debate en torno a la visibilidad estructura la cultura occidental en sus múltiples manifestaciones. Hacer visible no es solo hacer observar algo o ponerlo a disposición-de. Lejos de ello. Tampoco se trata de diseñar un dispositivo para que algo sea inspeccionable a la vista del censor.
Hacer visible es reconocer la igualdad de las inteligencias (Jacques Rancière); consiste en proporcionar unas maneras de imaginar y simbolizar lo real de manera inédita, ese algo reprimido, lo sin-nombre, lo excluido; consiste en reconocer la potencialidad de diálogo que portan maneras de existir que no son perceptibles para el discurso que activa los espacios públicos.Las maneras de relacionar propias de las artes hacen que lo invisible, que lo imperceptible sea visible en determinados espacios. Se es visible gracias a las reglas que regulan los discursos que inventan los espacios de aparición legitimados por los discursos reconocidos como tales.
Flexibilizar el discurso que hace visible la realidad del algo no evidente, es posible gracias al poder de configuración y afectación que tienen las artes. Las artes son como el agua en manos de una alfarera; las artistas de cerámica saben cómo utilizar de manera controlada el agua para lograr sacar obras bellas y justas de los bloques de arcilla que llegan a sus manos. El agua desbordada disuelve la materialidad que hace de la arcilla uno de los elementos más nobles con los cuales las artistas expresan su saber común. La vida es a la artista diversa lo que el agua a la alfarera.
Las artes contribuyen a la invención de espacios seguros para las comunidades que las propician, en esta oportunidad el espacio que ofrece la ball Afrodita convocado por Yeguazas destaca la visibilidad de las vidas de las mujeres trans. Estas invenciones son atisbos que anuncian nuevas discursividades que a muy poco plazo propiciarán espacios seguros para las personas con experiencia de vida trans.
Con sus acciones plásticas dentro del discurso hegemónico, la Casa de ballroom Yeguazas, como otras colectivas y Casas de artistas diversas, contribuye a transformar las reglas que determinan quién puede aparecer y quién no en un espacio público, es decir, ya simbolizado y regulado. Esta tarea no ha sido fácil, hay fuerzas reaccionarias que no facilitan diálogos ni trabajo en común acerca de lo común. Yeguazas proporciona arte para hacer visible en lo comun lo invisible no-común, aquello que Freud llamó lo familiar no-familiar.