Hilos de seguridad, la Exposición de Darío Ramírez en Valenzuela Klenner Galería

En Colombia, los artistas con una opinión política constante han desarrollado diferentes manifestaciones para pensar acerca de las interacciones humanas. Por otro lado, la galería Valenzuela y Klenner se ha caracterizado por mantener y apoyar a los artistas con opiniones políticas críticas de la actualidad. La exposición que se encuentra en el tercer piso de esta galería sigue esta línea crítica. Darío Fernando Ramírez  es de un carismático artista Bogotano.  Con Hilos de seguridad, nos remite a pensar la historia política del Dinero, su estética, su influencia en el cuerpo de la historia del arte y  la significación política y social del papel moneda.

En mi opinión, el ejercicio de Ramírez se puede abordar como una crítica a la estética del papel moneda y a la pasividad que aquélla asume de frente a los mecanismos económicos. Las formas geométricas recortadas e implantadas en sus mapas de Colombia son una clara crtítica a la ceguerra de la política estética del papel moneda colombiano. Ramírez los llama mapas de desplazamientos. Son construidos con billetes de mil pesos y de un dólar.

El tipo de intervención que realiza  el artista, permite asociar su trabajo a la geometría sagrada, pues, por ejemplo, en Oriente y en los pueblos prehispánicos hubo infinidad de Dioses que encontraron en la geometría el acceso a la divinidad. Con su escritura, Ramirez  incita el pensar. Nos propone especular acerca de cuáles son los Dioses de las civilizaciones occidentales contemporáneas, esas realidades económicas mediadas por los modelos globalizados.

Ramírez toma elementos cotidianos de la realidad con peso político. Por ejemplo, el uso de un objeto diario como el Dinero, en su más baja denominación, indica que su crítica se abre a amplios sectores sociales. Para desplegar sus escrituras, selecciona la denominación  más cercana a los hombres y mujeres de a pie. Al respecto, el artista nos muestra que el billete de $1.000 es un pedazo de realidad agregada a los cuerpos de hombres y mujeres.

Ramírez recibe fuertes críticas por utilizar estéticamente este valioso papel, por volverlo un objeto artístico. Sin embargo, es curioso, en la reflexión que nos ofrece, afirma que es más cómodo y económico para él trabajar con este papel, en lugar de los papeles convencionales de las artes. El uso de estos implementos convencionales  duplica e incluso triplica el valor de una impresión artística. Además, es importante considerar que  algunos de estos soportes no se producen en Colombia. Seguramente, al vivir algunos años fuera de su País, Ramírez ha desarrollado una iconografía nacionalista, pero siempre preguntándose por la realidad y la representación.

 Con Hilos de Seguridad , Ramírez piensa la iconografía económica de Colombia. Propone  una imagen popularizada que representa a un lugar específico. Asimismo, reflecciona acerca de su valor frente a otras monedas e incluso países. Legítimamente, el artista recoge de la estética pop algunas ideas. Es interesante apreciar  este juego entre la  irrealidad de la imagen y  la realidad política colombiana, pero también es pertinente preguntarse por las dinámicas del arte de hoy. Es decir, es oportuno preguntar si un billete será para siempre un billete y por cuánto tiempo conservará su valor. Al respecto, se evidencia una paradoja: a corto plazo tal vez el billete  disminuya o aumente su valor en un bajo porcentaje, pero trasportado a las Cajas de Seguridad del Arte, con suerte seguramente incrementará su valor. En este sentido, el artista nos presenta el arte como una máquina para sobrevalorar la realidad.

Esta exposición es una invitación a pensar las dinámicas económicas y sociales en las cuales estamos mediando constantemente. Consiste en una reflexión acerca del valor de los objetos de arte y el del papel moneda que les proporciona sus Hilos de seguridad.  Asimismo, cuestiona los protocolos que rigen la circulación de objetos  artísticos.

La exposicion estará abierta hasta el 9 de septiembre en la Galería Valenzuela Klenner, localizada  en el barrio La Macarena.

 

 

Queer British Art 1861–1967, en Tate Modern

La exposición revisa cómo desde el siglo XIX los artistas comienzan a cuestionar las creencias religiosas y los prejuicios sociales acerca de las preferencias sexuales de hombres y mujeres.
 
La compilación de las escrituras artísticas que estudian las diferencias que se expresan en la gestualidad lésbica, gay, bisexual, trans y queer (LGBTQ), se enmarca dentro del cincuenta aniversario del comienzo de la descriminalización de aquellos goces sexuales periféricos que escandalizan y placen a la sociedad burguesa. Escandalizan de frente a los espacios públicos. Placen en la vida privada.
 
Exposición abierta hasta el mes de octubre.
 
 
Mayor información, Aquí.
 

Marina Abramovic cumple 70 años: la artista capaz de seducir una silla

La televisión alemana celebra el aniversario de la artista más famosa del mundo de la performance, la mujer que hizo de su vida una performance. Le hace una entrevista laudatoria, a través de la cual se rememora su historia artística y familiar. Carismática y sabiéndose  un poco diva, Abramovic mediata acerca del tiempo que toma comprenderse a sí mísma: se requiere tiempo para comprender la sabiduría de ser mayor. Desde este horizonte, recuerda su infancia, aquel hogar en el cual la “disciplina es más importante que el amor”. La sabiduría de ser mayor te habilita para comprender y aceptar al final, “que hagas lo que hagas estás sola”.
Abramovic limpia su memoria. Le urge dejar atrás el pasado, para encarar la última etapa de la vida, para estar feliz y alegre. Cuando dejas el pasado, eres libre. Reconoce que tiene amigos y enemigos, a todos ellos y ellas les dedica su reciente libro de memorias. La artista habla de sus amores, de sus performances, del miedo y el dolor, de la vejez. Cuando ya no pueda dar más de sí, quiere retirarse a un monasterio. La idea de quedarse en un ancianato de Nueva York le parece horrible.
Abramovic recuerda cómo descubrió la moda, relata cómo se desprendió de la estética lúgubre del performance. A sus cuarenta años, el  mundo de la performance considera el esmalte de uñas y el lápiz labial como algo vanidoso, ridículo y vulgar. En Paris, cuando tuvo dinero, lo primero que hizo fue comprarse ropa de marca. Al salir de la tienda, “se sintió espléndida”, comenta.
En especial, medita y comparte sus impresiones acera de la muerte, de la preparación para comprenderla y valorarla. Dice la artista:
 
“No pensamos lo suficiente en la muerte.
 
Tendríamos que hacerlo todos días.
 
Despertarnos por la mañana sabiendo que puede ser el último día.
 
Con esta actitud, puedes disfrutar más de la vida.
 
No podemos creer que estarás aquí siempre y olvidar que la vida es efímera.
 
Tenemos que estar preparados.
 
Todo mi trabajo es una preparación para la muerte.”
 
Entrevista Aquí: