La sagacidad del chorlito. 

En los Estados llevados a la excepción económica, júridica y política, sobreviven los chorlitos. Aquí y allá, picotean los chorlitos.Un gusanito revoltoso aquí, otro allá. El mundo es una caja de gusanitos.  A Giorgio Agamben, el pensador del Homo Sacer, del ser puesto al desnudo, lo refutan los hechos. A pesar de que le llueven críticas, no renuncia a su sospecha. Sospechamos, luego existimos. Lo primero que el hombre y la mujer crearon sobre la tierra fue la sospecha. Chorlito:  ¡coronavirus no es una invención totalitaria! Pero, ¿cómo podemos estar tan seguros de tal afirmación en medios? Sencillo: lo dicen los medios. Los hechos mediáticos dejaron de ser interpretraciones. Junto a Coronavirus configuran realidad. Allí sobreviven. Los medios no están diseñados para pensar. Son dispositivos de control político y social. 

La volocidad del chorlito.

Nunca antes fuimos testigos de tanta eficacia administrativa, de tanta circulación de dinero público, de tanta proliferación de decretos exprex y ad hoc, de tantos discursos sanitarios y amedrentantes, de tantas pobrezas olvidas, de las mismas imposturas… de… dé… de.. los mismos.  ¿Quiénes salen beneficiados con estos hechos de chorlitos, hechos en los Medios de Conmoción Social? ¿A quiénes pertenecen estos Medios? A los mismos chorlitos que aman picotear gusanitos, aquí y allá.  ¡Qué vivan los chorlitos! ¡Sus curvas! ¡Sus plumas! ¡Sus picos!  ¡Su 1, 2, 3 de sus cabecitas! … ¡Ay!  ¡La velocidad con que se expanden los chorlitos!