Por: Liberatorio
Fecha: diciembre 29, 2019
Marbelle, y la “encapuchada”…
“¡El arte no es resistencia!
¡El arte es arte y punto!
¡No metan a los verdaderos artistas en esa mierda que pretenden llamar arte con gente encapuchada!”.
Parece una inocentada, pero, desafortunadamente no lo es.
No es la primera vez que una artista recurre al escándalo para llamar la atención acerca de su incompetencia para comprender su propia actualidad. Sin embargo, la encapuchada, o, mejor, la enmascarada de artista que asalta a las miles de ciudadanas y ciudadanos que han colmado las calles de las principales ciudades de Colombia, dice unas pocas verdades acerca del Régimen que gobierna la comprensión de las artes. Por ello mismo, este ominoso lapsus de la señora Marbelle merece una nota en este espacio de libertad.
En primer lugar, el poema de carrilera no resiste ni siquiera un análisis superficial. Según la señora Marbelle, “el arte es arte y punto”. La afirmación es análoga a esta otra: “yo soy yo”. Tendríamos que hacer muchos malabarismos teóricos para rescatar esta afirmación de su vaguedad. ¿’El arte es arte y punto’ quiere decir el ‘el arte soy yo’? ¿O, ‘yo soy el verdadero arte’? Pese al narcisismo de esta última expresión, aquí sí podríamos encontrar algo interesante, pues, se convoca a la verdad. Aunque es preciso hacer algún matiz. Por ejemplo, “aquellos cuya sensibilidad represento son quienes tienen la clave del arte, son quienes imponen la verdad”. ¿Quiénes son los representados por la señora Marbelle? Por supuesto, queda claro que los representados no son los millones de ciudadanas y ciudadanos que marcharon durante los días del Paro Nacional.
En segundo lugar, la diatriba de la señora Marbelle expresa muy bien lo que piensan en privado las élites artísticas, culturales, políticas y sociales del país, para las cuales, la revuelta social y las artes que las guían son mierda. Para estas élites, la pureza del arte no puede exponerse a ningún tipo de contagio social. Esta es la razón por la cual, en Colombia aún existen programas auspiciados por el Ministerio de Cultura que se denominan anacrónica y pomposamente Salones. Especialmente, los Salones de Arte florecieron en Francia en el siglo XIX. En Colombia, dos siglos después siguen siendo un espacio de expresión de las elites arriba ya mencionadas.
En tercer lugar, la diatriba con tufo comercial, tiene la virtud de mostrar “estéticamente” el pensamiento de los ultras nacionales. Nunca antes alguien había expresado esta ideología ultra de manera pública y de manera tan gráfica. Solo durante el Régimen Nazi se implementó esta política de persecución a la libertad de la expresión artística bajo la figura de “arte degenerado”. En Colombia, los Salones de Arte aún operan bajo esta premisa, según la cual hay artistas que no vale la pena mostrarlos.
En cuarto lugar, en efecto, sí hay mucha “mierda” en la verborrea de muchas y muchos de los que hoy se hacen llamar “artistas”. Esta verborrea se expande a medios e instituciones públicas, mediante adaptaciones discursivas que se producen y se empaquetan en las universidades de corte neoliberal.
En quinto lugar, es cierto, dentro del sistema del arte hay muchos encapuchados, o, mejor, enmascarados que se hacen pasar por artistas para poder sacar utilidad económica del prestigio y el reconocimiento social del arte, “artistas” que se lucran ya sea de la necesidad de arte que tiene todo pueblo, o “artistas” que se aprovechan del dolor de los excluidos o silenciados por las violencias, dolor que reclama formas artísticas para ser comprendido. El tráfico con la noción de arte que saca provecho por parte de estos enmascarados de artistas, es la tarea pendiente que nos queda para 2020.
Se tiene que estar muy urgido de “seguidores” para postear una frase tan ingenua, mal escrita y torpe. Por lo menos los artistas que no han dicho nada acerca de la necesidad de Parar para Avanzar, han preferido adelantar sus vacaciones y se han retirado a sus villas de verano. No los necesitamos.
Señora Marbelle: tampoco a usted la necesitamos porque en verdad usted no es una artista. Un artista de verdad comprende la actualidad que le da ser. Usted se ha despojado a usted misma.
Señora Marbelle: la “encapuchada” es usted. Usted pasa por artista cuando no lo es. Como muchas otras y otros, usted solo es una comerciante enmascarada de artista. Usted es una mercancía.
Fotografía: tomada del periódico El Tiempo.