Según la revista Semana, la bloguera Madame Periné, entre otros y otras, exigió a los artistas con miles de “seguidores” manifestarse acerca de la coyuntura política colombiana:  “miles de fans que salen a marchar los necesitan”. ¿En serio? ¡Ja! Madame: no nos lo parece: por trato directo con muchas y muchos jóvenes, podemos afirmar, que si bien culquier apoyo a una lucha legítima siempre es apreciado, las y los jóvenes de hoy y de siempre, siempre se han podido valer por sí mismos y por sí mismas. Así algunas de ellas y ellos sean menores de edad en sentido jurídico, en sentido intelectual son más mayores de edad que cualquiera de los “mayores de edad” que se hacen pasar por “artistas políticos”, con millones de “seguidores”.  

Madame Periné toca un asunto de interés para las academias y las artes: su responsabilidad social. Siempre nos preguntamos: ¿cómo mantener una relación fluida entre estas instituciones y la gente, y cuando decimos gente, queremos decir, aquellas personas  que sustentan toda práctica posible, aquellas que justifican los discursos y las instituciones. Por lo general, estas traicionan la gente, las usan y luego les dan la espalda. Esta es razón por la cual, la gente se manda a la calle, a recuperar su poder legítimo. Esto lo apreciamos actualmente.

En las artes, esta responsabilidad se ha expresado bajo la etiqueta “arte político”. Sin embargo, hoy sabemos que este arte solo es postureo, estrategia de mercado, posicionamiento de intereses personales o de gremio. Sin duda alguna, estos intereses son legítimos, pero lo que apreciamos hoy en las calles de las principales ciudades de Colombia, va más allá de la asociación o del gremio.  Así que, a los “artistas políticos” tampoco los necesistamos. Allá el “arte político”, allá ellos y ellas con sus ínfulas: en política lo que cuenta son las personas que luchan en conjunto por algo común, sin lo cual, no podemos comprendernos como personas.

Fotografía: Revista Semana.