Por: Liberatorio
Fecha: febrero 18, 2019
Taller de historia de la imagen en clave de género: David
El Juramento de los Horacios (1784): Jacques-Luis David. El honor feudal se impone a una ética de la dignidad humana. Hipótesis: el honor feudal impide comprender que la mejor ayuda humanitaria es el diálogo.
David recurre al mito para pensar una actualidad muy conflictiva. Pronto estallaría una guerra brutal. Perlabora el relato clásico. Por medio de una gesta militar, Roma resuelve sus diferencias con la ciudad vecina de Alba Longa. La historia enfrenta a dos familias emparentadas: los Horacios en Roma y los Curiacios en Alba Longa.
Cada una de las familias tiene tres varones trillizos. Los de Roma, son los Horacios. Sabina (pintada en lilas y ocres), es hermana de los Curiacios y está casada con uno de los Horacios, de quien tiene una hija y un hijo. Camila (en toga blanca), es hermana de los Horacios y está prometida a uno de los Curiacios. Aún así, el honor de la patria de los caballeros aristócratas reprime la sensibilidad, aparta a las mujeres y las obliga a callar.
El dibujo de cada uno de los dos grupos expresa el contraste entre estas dos éticas. El concepto con el cual se construye a los varones es fálico. David nos presenta el éxtasis del poder por medio de esta erección colectiva. El dibujo es impositivo y excluyente. Tiene un propósito: disminuir y marginar la participación de las mujeres en la solución de un asunto que les concierne de manera vital. El conjunto de las mujeres deliberadamente es mostrado débil e incompetente para comprender los asuntos de la guerra. La ética del honor no comprende, no es sensible a espacios dialogantes. Los señores feudales no comprenden que las guerras se ganan de manera más eficiente por medio del diálogo. Otro tanto se aprecia en el uso del color: rojo sangre para los varones, pasteles para las mujeres.
Pese a la truculencia del relato visual, su asunto es actual y sigue convocando estudios críticos. La imagen muestra al padre de Horacio entregando las espadas a sus hijos para defender la erección de la patria, su derecho al expolio; en el relato romano, la república; en la apropiación francesa, la monarquía. Sin escrúpulo alguno, David arregla la historia y el mito romano para promover el respeto por los valores de la patria, en este caso, de la monarquía francesa.
Del enfrentamiento, solo sobrevive uno de los Horacios. A su regreso a Roma, este recibe todos los honores por su patriotismo. Solo Camila, su hermana, le reprocha su campaña contra los Curiacios. Uno de ellos era su prometido y ha muerto a manos del hermano. Horacio se ofende con el reproche y mata a Camila. David se muestra sensible con la elección de la imagen final para su pintura. Previamente había proyectado una imagen del Horacio sobreviviente llevando en sus brazos el cadáver de la hermana asesinada por su propia mano. Si en el siglo XVIII está imagen era ya inaceptable, hoy nos parece brutal.