Por: Jorge Peñuela
Fecha: abril 13, 2017
Arte Post-contemporáneo en Colombia
Las imágenes de Carolina Durán Parias activan la memoria, la “memoria involuntaria” explorada por Marcel Proust.
Para lograr el acontecimiento de lo involuntario, de aquello que flota en libertad lejos del concepto y sus múltiples discursos, se requiere una sensibilidad afinada por cientos de horas de trabajo arduo y permanente. Una imagen con tal potencia muestra con creces las luchas y las horas de trabajo de la artista.
La “memoria involuntaria” no depende del yo, de esta instancia de poder que controla y somete la libertad que reclama la imaginación.
La “memoria involuntaria” burla los controles del yo. Abre, irrumpe, interrumpe, conmociona, acontece, emancipa.
Noten que hablo de imágenes, no de Arte. Tengo en cuenta la diferencia historiográfica que establece Hans Belting entre “época de la imagen” y “época del Arte”. La primera es la época de lo común activado en una imagen. Lo segundo, sólo es un ejercicio del Yo.
Las imágenes de Durán conmocionan, logran que sintamos con otros. Lograr la compleja sencillez que se aprecia en las imágenes de la artista, muestra que poco a poco “eso” que hoy llamamos “Arte Contemporáneo”, está siendo re-escrito, lo cual es muy diferente de la manida “resignificación” post-moderna.
A artistas como Durán, aquellos y aquellas que están en esta lucha por una verdad que no sea cosificable, los llanos aristas post-contemporáneos.
Previamente, he mencionado las imágenes de Jorge Torres Gonzalez y Carlos Eduardo Serrano. Para estar en esta movida post-contemporánea se quiere mucha generosidad con sigo mismos, mucha empatía con lo otro del yo, mucho trabajo de taller y un talento modelado con base en múltiples fracasos. La oscuridad de esta época de flashes favorece la insurgencia de artistas como ellos.
Imagen y fotografía: tomada del Muro de Facebook de la artista.