Fecha: abril 8, 2017
Respuesta de Jorge Torres Gonzalez a una publicación
Sí Jorge Peñuela, por supuesto, acepto mi crimen. De hecho, la obra tiene como elemento principal la denuncia por el uso equivocado de la naturaleza y por no sembrar en compensación justa. Nuestros recursos se agotan, pues casi todos los artistas consumimos y no advertimos que la naturaleza que nos surte de materia prima, se asfixia y se desgasta.
Es más, me auto-denuncio ante lo relacional del arte y sus discursos “eco-artísticos” y sus posibles mensajes y contradicciones. Claro que es una forma de mostrar mi culpa como parte del proceso de consumo y devastación del cual hacemos parte. Aquí no es suficiente la conceptualización, ni mi crimen para que haya reacciones. Se trata de la inutilidad de la pintura como un acto complejo y performático.
En efecto, es oportuno preguntar: ¿para qué pintar 1000 árboles? Su arduo tiempo de proceso y creación es muy complejo. Posiblemente en ese tiempo podría sembrar incluso más de 10000 árboles.Pero mis ideas u obras siempre están deconstruyendo esa sociedad devastadora, de consumo. Con ellas, también deconstruyo mi propia comodidad y los lugares en donde nos quieren “sembrar” la idea como algo útil cuando en realidad es inútil. La obra de arte es bella al llevar un ritmo estético de anatomía natural y pintura al óleo, pero no basta su imagen visual para decirlo todo, debemos ver más allá del uso y el abuso.
Me encanta lo que dice usted, en cuanto a la economía del recurso para poner en escena una obra. Muy cierto y muy sensible usted Jorge al capturar la intención como parte del proceso de culpa y su respectiva catarsis. Al parecer, algunas sensibilidades están cargadas de silencio, pero ese no es tu caso. Esta obra está cargada de epitafios, nombres de personas vivas y muertas, pedazos de árboles de muchos lugares, colores, procedencias y especies cortados o muertos, obtenidos de cajones, armarios o closets viejos, mesas, sillas y hasta carpinterías en quiebra y su reciclaje “a-precio de muerto”. Todo un proceso para obtener cada parte, como un cementerio de belleza, como huesos o vestigios de su denuncia.
En la actualidad, sembrar es el asunto. De esta necesidad no hay duda, desde ahí ya la reflexión cumple su duro mensaje ¡¡¡ Abrazo fuerte!!! Una parte de la obra también contempla un proceso colaborativo incluso más de 20 artistas han participado en ella, uniendo sus imágenes o árboles a la reflexión o muestra final.¡¡¡
A veces resistir es contradecirlo todo, incluso la misma realidad que nos asfixia ¡¡¡¡
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