Miguel Cereceda se convirtió, la semana pasada, en uno de los personajes más solitarios –por no decir más patéticos- del arte español de la última década. De manera directa o indirecta, explícita o implícita, de frente o por la espalda ¡qué raro!, un gran consenso intergeneracional habló y cuchicheó sobre la penosa gala que el …