Por: Yecid Calderón
Fecha: octubre 26, 2017
La Noche y las Luciérnagas
Cuando se aprende a vivir en un mundo ampliado las etiquetas resultan insuficientes. Existen lugares, cuerpos, calles, risas, paladares, salamandras por debajo de la línea. Esa línea que no cualquiera se atreve a franquear, desnudar con un paso “further”, de más allá, que trasciende para mirar de frente las rarezas que anidan en la sombra. Se requiere mirar de otra manera, salir del gobierno de la mirada y desafiar la visión normal, la mirada correcta, para arriesgarse al paisaje del “under”, de la noche, de la calle, de las esquinas de farola intermitente. Aquí, en el nido Malkita, en la calle de la plaza de Bolivar, en esta zona implacable de la noche bogotana, la testarudez de los artistas gesta abismo para hundirse en él y, so pretexto de luciérnagas, despojarnos de las ataduras de un mundo regulado por el imperio de la luz.
Código “luciérnaga”
Intensidad lumínica: 0.00003 voltios Fragor mortal: 100%
Santo y seña de un enjambre de drag-queens que en lugar de desenmascarar encaran con rubor, rimel, lentejuela, peluca y extensión, la fuerza de una costumbre inclemente que aplasta las distorsionadas maneras de las que no encajamos en la norma. Malkita y mariquita son palabras vecinas. Yeguas sin jinetes las drags, las transformistas, las vestidas, la ataviadas, las escanda mundi , derrochamos color, risa, fanfarria, alegría, una noche en la que celebramos el ojo que mira, la lente que registra y que impide que el pertrecho mundo de las cabareteras, de las descompasadas del glam, se vaya por el hueco del sifón en una historia sin nombres y sin rostros.
Hernando Toro Botero, Jorge Peñuela, Meira del Mar y las disolutas luciérnagas haremos una noche que provoca, que causa, que orada, que germina brota-jardín en la dermis de los que asistirán a la telúrica festividad del cuerpo, del performance. Miraremos los rostros embetunados de colores y dragueados al exabrupto, porque la regla no nos contiene y porque la norma nos quedó chiquita. A iluminar mariposas, a quemar con luz de incendio bajo fondo la ciudad encorsetada en tradiciones mezquinas. Seremos la noche y las luciérnagas el glam y el diaparate.
Fotografia: cortesía del artista y fotógrafo Hernando Toro Botero