El Pride no solo es expresión de un fabulous style. Principalmente reitera la exhortación a hablar de las violencias silenciosas y solapadas por género y diversidad sexual.

Acallar la diferencia sexual y las identidades de género por medio de la indiferencia cultural es la peor de las violencias.

Nos interpelan los escépticos: “¿orgullosos de qué?”Responden las asertivas: orgulloses por haber logrado sobrevivir las múltiples violencias mediante las cuales el patriarcado impone una ley sectaria que somete a su entorno múltiple y diverso a un régimen de exclusión ética, cultural y política.

Orgulloses de haber vencido el miedo de ser sí mismos, de poder recordar en comunidad a quienes han muerto por expresar su disenso sexual y cultural.

Orgulloses de compartir una urgencia: igualdad de derechos y oportunidades materiales. No hay comunidad si no es posible reunirse en torno a unos principios de justicia.

Las Marchas específicas que hoy llamamos Pride han contribuido a la búsqueda de unos principios que garanticen la construcción de sociedades más igualitarias. Solo mediante un criterio diferencial se puede garantizar la igualdad material a quienes por cultura han sido expulsades de la incultura patriarcal.