Por: Jorge Peñuela
Fecha: septiembre 10, 2015
El Lapsus Tropicus de Karen Aune
Karen Aune propone al campo del arte colombiano una insolentación. Hace un llamado a los artistas para que hablen de sus prácticas en el lenguaje de las poéticas que reivindican todas las artes. Diagnostica la patología de las artes contemporáneas: la pesadez de su dicursividad mercantilizada. Instaladas en la Galería El Faro del Tiempo, sus ideas embargan las subjetividades de los vistantes y los presiona a preguntarse: ¿qué es un lapsus artístico en el trópico colombiano? Los lapsus de los cuales habla el psicoanálisis son aquellas extrañas configuraciones de sentido, tanto al hablar como al escribir, de las cuales se vale el inconsciente para sacar una verdad que de otra manera permanece reprimida. La verdad acontece mediante un proceso infinito de escrituras diversas, muchas veces puestas en conflicto por los sujetos que se hablan a sí mismos y tienen el coraje de escucharse. ¿Cómo se expresan estos “lapsus” contemporáneos en el mundo digital? ¿Existe verdad allí? Aune responde que el glich –el error informático–, es la manera en que la alta tecnología deja transparentar sus verdades, sus conflictos, sus frustaciones, por lo general de manera poética. La propuesta de la artista sale al encuentro de estas verdades, en pos de sus poéticas: tras su belleza. En este sentido, la obra de Aune está descontextualizada de todos esos discursos que someten y amarran la imaginación de los artistas colombianos.
El trabajo arduo de la artista Karen Aune sorprende al campo del arte colombiano. Siguiendo pautas contemporáneas, piensa un sitio específico como es la Galerìa El Faro del Tiempo. Su instalación es el mejor ejercicio realizado en esta Galería desde su inauguración. En diálogo con el espacio, Aune logra mostrar las verdades que marcan la actualidad colombiana. Indignados, algunos de los artistas en trauma por el género, la raza o la violencia política, podrían preguntar: ¿cómo es posible que en esta realidad pesada y contrapesada con todo tipo de discursividades, una artista se atreva a mostrar tal nivel de independencia del contexto, tanta autonomía estratégica?
Sin duda alguna, con Lapsus Tropicus comienza el VIII Premio Luis Caballero, así los jurados no hayan comprendido su propuesta. Karen Aune se constituye en el referente práctico que la ciudadanía crítica debe considerar para evaluar este estímulo estatal, financiado con los recursos de Bogotá. Un estímulo que se debe replantear, que debe superar la separación infame entre generaciones de artistas. Urge reactivar la dimensión poética del los espacios del arte auspiciados por el Estado. De esta manera, los artistas internacionales que habitan en Bogotá serían visibles para los curadores estatales y con seguridad sus iniciativas plásticas animarían prolíficamente los procesos culturales en los cuales se inserta el premio Luis Caballero. No se trata de la (inter) nacionalización del Luis Caballero, al modo del Salón Nacional. Uno o dos artistas internacionales en este estímulo, mostraría las virtudes y las taras del arte colombiano. Este diágnóstico emerge en la propuesta de Aune en el Faro del Tiempo.
Aune trabaja de manera limpia sus ideas acerca de aquellos procesos mediante los cuales la realidad muta permanentemente. A pesar de que no es ingenua como para desconocer la injerencia de las modas y las tendencias en los imaginarios de los artistas, rigurosamente se muestra desprendida del rigor de los discursos “a la moda”, aquellos que el mercado instala como vademécum del arte contemporáneo. La idea de Lapsus Tropicus es sencilla, por ello mismo potente. Muestra toda la potencia de lo bello desplegado en sus múltiples verdades. Evidencia la precariedad del arte colombiano, sumido en sus traumas, devorado por sus atavismos, unos de ellos autoimpuesos, los otros impuestos por el Mercado y el Estado Libre Asociado a sus intereses.
La idea de Aune resume con creces el sentido de una idea artística: fluir libremente en el espacio. El artista con sentido de actualidad debe mostrar que sus ideas pueden fluir en libertad en espacios específicos –en los reales–, que pueden desplazarse infinitamente, mutar y disolverse bellamente en el espacio. El problema no es desaparecer, el problema es hacerlo bellamente. Con Lapsus Tropicus, se pone en escena el regreso de lo reprimido: la belleza. Inconscientemente, Aune expresa una verdad: en el Trópico colombiano no puede crecer ninguna verdad sentida. El Trópico colombiano se traga las figuras poéticas de sus mejores artistas, las devora antes de nacer a la libertad que el arte promete, la verdad que los artistas entregan para dejar atrás la herida colonial, feudal y social.
La instalación de Karen Aune, su lapsus tropicus, devela la verdad que todo lapsus muestra. En Colombia, en muchos espacios del arte las habilidades sociales pueden más que el arte mismo. La crítica ciudadana tiene claro que el Premio Luis Caballero es un premio “concertado”, del cual “se dice”, sottovoce, hay que “hacer cola” para ganárselo. El estímulo estatal concebido para incentivar la transformación del campo del arte colombiano, fue capturado por unas élites que a sí mismas se premian, a espaldas de una ciudadanía cada vez más consciente de que el arte no debe ser sólo para unos “entendidos” que tienen la potestad de “enseñarle” a los profanos la verdades más recónditas del ser del arte.
Los, las y les invitamos a visitar la exposición Lapsus Tropicus de la artista Karen Aune, la cual se desmonta la semana entrante. El evento de cierre es el día 12 de septiembre a partir de las 11 A.M.