Ojo al Cine Feminista 😉 La política es el arte de producir acuerdos imposibles. No nos deja indiferentes la ampliación de la crítica trans que Paul B. Preciado hace a “Emilia Perez” en el periódico El País de Madrid.
El debate crítico acerca de la película “Emilia Perez” le viene a Preciado como anillo al dedo, le permite hacer llegar sus ideas elaboradas recientemente a públicos amplios en muchos países, a personas que aún no lo han leído ni conocen su historia de vida personal.
Justo en Dysfhoria mundi, Preciado realiza una crítica a la modernidad por la implementación del dispositivo sexo-racial que subyuga los cuerpos de las mujeres y racializa inferiorizando los cuerpos de mujeres y hombres con historias culturales alternas a un cristianismo traumático, es decir, heterosexual, misógino y transfóbico.
En el sentido antes expuesto, es razonable y hasta pertinente la crítica de Preciado a Jacques Audiard. El enfoque de Preciado es Decolonial. El director de “Orlando, mi biografía política”, aprovecha la oportunidad para reconfigurar la crítica decolonial anclada aún al dogma binarista patriarcal. En el mismo sentido, es útil la intervención valiente no binarie de Preciado no solo en el discurso de Audiard, pero también en la discursividad decolonial-binaria.
Sin embargo, Preciado no aprovecha la oportunidad que hoy los festivales de cine ofrecen para pensar con mayor libertad las experiencias de vida trans y para establecer alianzas políticas y estéticas con quienes hoy se atreven a entreabrir sus puertas. Preciado denuncia y sustenta que la película de Audiard es transfóbica y racista, en especial porque su estética se tiñe de latino-mexicanismo y porque se insiste en los finales letales que afectan a las mujeres trans.
Preciado ignora que esta violencia que recoge Audiard en “Emilia Perez” no es una ficción cinematográfica, al contrario, sabemos que afecta cruelmente la vida de las mujeres trans, que marca sus vidas fatalmente, lo cual en Colombia está bastante documentado, a este respecto Manuel Antonio Velandia Mora tiene información importante, y, por supuesto, la Red Comunitaria Trans.
Respecto a la racialización de la que se acusa a “Emilia Perez”, siguiendo la misma lógica de Preciado, corresponde a la crítica mexicana hablar por sí misma, la experiencia sexo-racial en México debe tener unas particularidades específicas que pueden pasar por desapercibas al ojo crítico de Preciado. No es lo mismo ser marica en París, que en Ciudad de México o Bogota. En ninguno de los dos ejes ya mencionados, el trans y el étnico, se podría hacer de las personas involucradas personas radicalmente “extrañas”, bárbaras, en el sentido excluyente que los griegos de la época clásica le dieron a este término. No lo son, las mujeres trans son como todas nosotras y nosotros, sufren en carne propia los estigmas culturales y modernos.
Preciado dice lo siguiente: “versión cinematográfica heredera del freak show y del museo colonial, la película nos presenta a la persona trans como necesariamente extranjera y extraña, como lo radicalmente Otro, aquella que no pertenece a nuestra cultura ni habla nuestro idioma”. Me temo que esto es lo que hace Preciado, sin que él sea consciente de ello. Con las mujeres trans se puede hablar así Preciado insista en hacer de ellas personas extrañas a la comunicación, a la política. La política es el arte de producir acuerdos imposibles.
Andrés Caicedo, In Memoriam.
Fotografia: Periódico El País, Madrid.