Por: Jorge Peñuela
Fecha: noviembre 29, 2014
Excrito en los márgenes del discurso
A propósito de la 37 Muestra de Trabajos de Grado de la facultad de artes ASAB. Las y los artistas reunidos en este ejercicio excrito, desbordado, ubicado en los márgenes de la academia, ofrecen al espectador una mirada otra a la realidad del arte contemporáneo que circula en las instituciones culturales, las galerías y los museos colombianos. Más allá del interés estético, cada uno de los gestos aquí expuestos, son un diagnóstico social, político y cultural que es necesario comprender e interpretar. La relación disyuntiva entre arte y cultura muestra así su vitalidad e importancia para la vida de nuestro país. Los márgenes hacia los cuales los artistas se desplazan, o a los que son desplazados, aportan sentido real a las modas instrumentales que imperan en la actualidad.
Los ejercicios plásticos expuestos en el Espacio Odeón, lugar de la exposición, reivindican el regreso de lo más reprimido en el arte internacional durante los últimos cincuenta años: la verdad. Quienes aspiran hoy al reconocimiento académico y social como profesionales en artes, se presentan libres de las imposturas de los intereses del mercado artístico y tienen la relevancia de un diagnóstico espontáneo y desinteresado de la actualidad. La academia tiene la responsabilidad de presentar a sus artistas en la mayor libertad posible, así la sociedad del mercado a muy corto plazo los y las corrompa. En este sentido, sus propuestas se constituyen en preguntas que cuestionan los protocolos con los cuales se maniata la expresión artística contemporánea. Por la franqueza que anima sus esperanzas de otro orden, estas inquietudes no pueden ser desoídas. Esta mirada alternativa al ser de la creatividad contemporánea, obliga a pensar la verdad del arte institucionalizado en las academias y en las instituciones responsables de la promoción de las artes.
La verdad del arte es un quiebre, el quiebre del artista en sí mismo, es la verdad que emerge de la ruptura que realiza el artista con todos aquellos discursos que le impiden hablar con libertad. Hablar con libertad es hablar con franqueza. Cuando se habla con franqueza se habla con verdad. Hablar en arte no consiste en argumentar como se cree en las academias, es excribirse, es salirse de todas las escrituras que coartan las libertades expresivas, es comenzar a hablar un lenguaje no escuchado con anterioridad. Hablar en arte consiste en presentar figuras que anuncian otros estados de ser. La esperanza de todo gesto artístico, consiste en traer a la presencia realidades no posibles hasta el momento en que el artista se atreve a dejar tras de sí toda la palabrería, toda esa charlatanería acerca de la naturaleza del arte. Pocos se dan cuenta que el arte no tiene naturaleza. Como el ser humano, el arte es flor de un día. Esta exposición evidencia esta verdad. Estamos en presencia de múltiples expresiones de esa terrible verdad, no osbtante, bella en su temeridad. Finalmente, lo que cuenta en arte es la belleza, sin importar si las emociones que detona duran un instante, un día o un milenio.