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Trans-Delirante, exposición fotográfica, en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación


Entrevista con la lideresa y activista Sofía Ramírez.

A Michel Foucault (2009) le debemos la subversiva categoría Estética de la Existencia. Inquieto por la esquiva verdad de sí, al final de sus días, unas prácticas ancestrales salen a su encuentro. Como en la antigüedad helenística, estas prácticas de sí rompen con las condiciones de producción sensible de la época y evocan en la contemporaneidad aquellas luchas contra las condiciones que impone el régimen de la “obra de arte” en la época de comercialización mecánica de ideas, sentires y sumisiones. 

Estética de la Existencia es la actividad a través de la cual un hablante se constituye como per-sonaje de su propia historia.[1]Persona es quien cuenta con una historia. En las personas resuena  una conversación con una misma y con las otras. Respecto a esta misma inquietud, Irgman Bergman realiza uno de los más bellos poemas visuales. 

Estética de la Existencia consiste en una ética, es una experiencia de vida compartida con otras que asumen los peligros de tener el coraje de hablar acerca de lo cual aún no se habla, acerca de lo cual aún no se sale. Persona es quien asume el reto y el riesgo de hablar por sí misma. Reto, porque no es fácil encontrar las palabras precisas para comunicar una experiencia indecible, la experiencia de salir del olvido propiamente impropio de la caverna. Riesgo, porque el habla precisa obliga al pensamiento a reconfigurar los espacios interpretados mediante los ejercicios de poder que capturan la sensibilidad. Estos ejercicios nos enseñan a olvidarnos de nosotras mismas. No solamente esto: nos exigen avergonzarnos de nosotras mismas.  

Estética de la Existencia es una manera de comprenderse en el mundo, examinándose permanentemente a sí mismas, creándose a sí mismas. Al final de estos autoexámenes emerge triunfante una subjetividad que tiene el coraje de asumir la verdad de aquello con lo cual se encuentra la examinada. Nada más verdadero que las luchas de las cuales emerge una subjetividad trans. Nada más real que la manera en cómo estas artistas de la existencia que hoy podemos ver en el Centro de Memoria, salen victoriosas a nuestro encuentro, a anunciarnos otro orden político y social. Nada más esperanzador, pero así mismo, no menos verdadero, nada más peligroso.

Las lideresas y artistas aquí entrevistadas son generosas; a pesar de que hacemos parte de una cultura excluyente, machista, misógina, homofóbica, lesbofóbica y transfóbica, ellas son optimistas. Se muestran seguras de sí mismas y triunfadoras en medio de un país asolado por todas las formas de crueldad y carcomido por todo tipo  de escepticismos. 

Trans-Delirante es una exposición ejemplar: en cada fotografía se anuda una historia tejida en común. Sus artistas se muestran llenas de vigor y de esperanza, pero sobretodo de verdad, de esa verdad que incluye solidariamente a quienes piensan y sienten diferente. Sus organizadoras están convencidas de que esta exposición no solo habla de la condición trans. También está dirigida a los colectivos heterosexuales, con la esperanza de que repiensen todos los imaginarios machistas acerca de las mujeres, que las subyugan negándoles igualdad de derechos. 

El apoyo de la Alcaldía Mayor de Bogotá y el Idartes a estos ejercicios de igualdad y libertad son muy importantes para restablecer en algo la igualdad que se niega estructuralmente  a las mujeres trans y a las familias Lgbti. 

Ojalá el Ministerio de Cultura finalmente reconozca la existencia de las mujeres trans y las familias Lgbti. Hasta el momento les ha negado un lugar en la cultura, ejerciendo violencia simbólica sobre ellas, solo para favorecer la cultura de élites sociales y los feudos políticos que controlan la producción de imagen común. 

Agradecimientos: lideresas, activistas y artistas, Sofía Ramírez, Alexandra Suarez y Yusaida Morales.

Bibliografía:

Foucault, Michel (2009).  Historia de la Sexualidad 2. El uso de los placeres. México: Siglo XXI.  


[1]Persōna ‘máscara de actor’, ‘personaje teatral’, ‘personalidad’, ‘persona’, este del etrusco φersu, y este del gr. πρόσωπον prósōpon, RAE.

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