Por: Jorge Peñuela
Fecha: marzo 11, 2013
No obstante unas perlas buscan una oreja
Las perlas de la concordia no corren en dirección del Museo de Arte Moderno de Bogotá, institución que en 2013 celebra sus 50 años de nacimiento. (Parece que adelantaron la celebración porque la primera exposición se montó el 31 de octubre de 1963). Las perlas son cortesía de la revista Semana. Colombia es un país de perlas, café, petróleo, y de mujeres y hombres muy creativos; hasta los publicistas de los medios masivos de comunicación se vuelven artistas. Mientras otro medio de comunicación, envía su reportera de espectáculos a Caracas, a cubrir con su minijupe el funeral de Hugo Chávez, Semana envía su reportera política a promocionar acríticamente la gestión de los 50 años del MamBo. ¿La estrategia de Semana es una crítica institucional velada? No sería extraño, pues, las condiciones del arte contemporáneo preconizan que cualquiera puede ser artista, y por ello mismo, cualquier minijupe se siente autorizada a hablar de arte.
Si es cierto lo que dice Gloria Zea, respecto a que el Estado aporta la mitad del presupuesto anual del Museo, y esto durante 50 años, son otras las preguntas que las colombianas y los colombianos debemos hacer. ¿Se puede inferir de este dato económico que la mitad del Museo es propiedad del Estado colombiano, pues, ha sido sostenido con dineros fiscales durante medio siglo? Por lo menos quiere decir que la sociedad en su conjunto debe mostrar mayor interés en esta institución, en su conservación y ampliación. La precariedad expositiva sin fines comerciales, en Bogotá es apabullante, descorazonadora para los cientos de artistas jóvenes que anualmente gradúan nuestras facultades de arte. También quiere decir que el Estado debería vigilar algunos procesos administrativos para evitar que los dineros del Estado terminen financiando el almacenamiento de una colección de arte moderno importante, cuya propiedad es difícil establecer. Desafortunadamente, no contamos con un periodismo cultural profesional, especializado, que investigue, analice y aporte algunas ideas al desvencijado arte colombiano. ¿El Estado ha exigido alguna contraprestación al MamBo, diferente a que mantenga sus puertas abiertas? Dado el significativo aporte económico y anual que realiza el Estado colombiano, la junta directiva del MamBo cuenta con un represente de su principal financiador? Lamentablemente, los periodistas culturales en Colombia son ad hoc, y no tienen la culpa de que se les encomiende actividades en asuntos que ameritan algo más que un conocimiento amateur. Sin embargo, María Jimena Duzán quedó mal parada, pues, ingresó al poco honroso rango de Los Toderos. Da la impresión de que las preguntas las preparó el departamento de educación del MamBo. Por supuesto, de esto no es responsable el Museo.
Cincuenta años son cincuenta años. Doña Gloria tiene razón en celebrarlos, así sea más con palos rotos que con platillos. Hacemos eco elogioso de esta celebración en este espacio independiente, el cual se sostiene con la buena voluntad de las lectoras y los lectores que nos echan una ojeada de vez en cuando. Recomendamos a las facultades de arte de Bogotá, incentivar actividades académicas que pueden ser enriquecidas con esta copiosa exposición de obras de arte. Reconocemos la importancia de Gloria Zea y la institución que ella dirige. Somos conscientes de nuestro aislamiento cultural globalizado. Conocemos todas las dificultades que debe afrontar un agente cultural en Colombia para gestar un presupuesto artístico digno, que promueva otras maneras de sentir. Apreciamos en grado sumo la colección que hoy podemos apreciar colgada en los muros del Museo. Sin duda, se trata de una parte de la historia viva del país, de un reflejo de sus ausencias, de sus fobias, de sus luchas, de sus miedos y atavismos. Sin duda alguna, como el Museo Nacional, refleja la historia de un sometimiento cultural. He aquí la importancia del MamBo y la celebración de sus cincuenta años.
No obstante, (…) Sí: hay un no obstante, (…). Ahora, ¿no es el momento de hacer un alto en el camino y problematizar la misma existencia del MamBo en sus actuales condiciones? ¿Hay necesidad de ser más explícitos y aguar una fiesta completamente justificada y merecida? ¿No se podía innovar el Montaje de Alacena de Zapatos que instituyó Beatriz González con la exposición de su Marca Registrada en el llamado Museo Nacional? ¿No es este el momento de revisar el guión historiográfico del Museo? ¿Lo tiene? ¿Cuál son sus conceptos? ¿Para qué nos sirve este valioso archivo hoy en manos de Doña Gloria? Pues, nos quedamos sin saberlo. Sólo nos queda claro que en medio de tanta riqueza simbólica se respira mucha pobreza conceptual. ¿Y la imaginación? Pues, nada. La imaginación de las colombianas y los colombianos, está de paseo fuera del país hace varios lustros.
Algunos apuntes memorables de la entrevista de Semana:
“(…) Cuando llegamos, logramos entrar y por encima del muro Andrés y yo le botamos los cuadros a su hijo, que estaba en la camioneta, y así los salvamos”.“(…) ‘Mire, Serrano, usted y yo estamos aquí para quedarnos. En lugar de seguir peleando, venga y trabaje conmigo’”.
[Beatriz González] “Esa época fue gloriosa porque ella contribuyó enormemente a la formación de los jóvenes artistas. Luego, como ella pelea con todo el mundo, no la volví a ver. Hasta el día de hoy no sé por qué peleó conmigo. De todas formas es una gracia que después de tanto años ella y Doris Salcedo sean las únicas personas del mundo del arte en Colombia que no me hablan. Todos los demás son mis amigos y hemos compartido la vida”.
“(…)Yo me río porque siempre he dicho que para construir este edificio hicimos de todo, menos prostituirme en la séptima. Hice carreras de caballos, premiers de cine, cenas, de todo, menos aquello que le digo, que consideré hacerlo seriamente”.
Entrevista en:
http://www.semana.com/nacion/articulo/hicimos-todo-para-construir-mambo/335977-3