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Solidaridad por colombia, por la patria, por el absurdo y el abuso semántico

Solidaridad con quién y para quién? Hoy 26 de agosto de Solidaridad, María Jimena Duzán titula su columna de opinión en Semana de una manera sui generis.

“No pierdo las esperanzas”, reza el título. Reza en sentido literal, pues, no está haciendo eco al jolgorio que viven hoy hombres y mujeres en Bogotá. Parece una plegaria de duelo, un ruego para recuperar una Idea muerta, o, por lo menos, agonizante: Colombia. Los chamizos inertes de Adriana Salazar, expuestos de manera provocadora hoy en Odeón, nos sirven para materializar estas ideas. Mediante un gesto inútil, de madre demente que ha perdido de manera violenta a sus hijos, la artista quiere mantener con vida lo que pronto no será más que polvo.
vida quieta cuatro

“(…) En la Colombia actual, para hacer política se necesita no tener ideas, no ser audaz y ser hijo de alguien. De Horacio Serpa, de Cesar Gaviria, de Ernesto Samper, sobrino de Álvaro Gómez, hijo de los Lloreda, de los Char”. Cambiando lo que hay que cambiar, podríamos decir que en la Colombia actual, para hacer arte se necesita no tener ideas, no ser audaz y haber estado en el kínder de algún maestro venido a menos en la Escuela de los Conceptos que han ilustrado ideologías patriarcales por el puñado de lentejas que ofrece año tras año una Fundación.

La plegaria desesperada de Duzán hace un recuento de los líderes políticos de Colombia durante los últimos treinta años. Muestra ingenuamente que existen muchos campos de experiencia en Colombia en donde ha habido grandes avances y  modernización, con excepción de las prácticas políticas. Es ingenuo, quizá cortés con algunos sectores influyentes, afirmar que existe en Colombia una modernización en la educación o en la Salud, cuando lo que vemos es todo lo contrario. Es ingenuo, porque el progreso no consiste sólo un avance material. Quizá se trata de lo contrario, una lección de la historia que nunca nos fue enseñada. En efecto, cuando hablamos de progreso hablamos de un cambio de actitud, de la transformación de nuestra manera de pensar. La idiotización crece y cobra victimas día a día. Como hoy en la carrera séptima de Bogotá, los colombianos nos solidarizamos fácilmente con los medios que refuerzan permanentemente nuestra ignorancia. Para festejar la ignorancia siempre tendremos a la mano un bombo o un platillo, o si no, nos los prestarán las telenovelas de moda, la verdadera vanguardia artística de nuestro país.

Artículo de Semana en:

http://www.semana.com/opinion/no-pierdo-esperanzas/183233-3.aspx

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