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Aclaraciones a propósito de la Instalación del Fabio Melecio Palacios

Fabio Palacios gentilmente nos ha hecho llegar la siguiente nota: “Como le comenté en la entrevista la performance era un caso efímero de un día y la obra sin este elemento no pierde su fuerza, ni sentido, es más, la presencia de los objetos y la ropa dejan cuenta de la presencia misma de los personajes y toma otro valor aún más”.

La idea de dejar los artefactos de los cuales se vale el cuerpo del cortador de caña, ayuda a establecer la relación sustancial que el espectador debe realizar entre el cuerpo del cortador y los machetes de la instalación. No obstante, la acción de los cortadores de caña, su presencia en la Galería durante la noche de la inauguración, le disputó el protagonismo a la instalación. El efecto del  poder del cuerpo en nuestra sensibilidad es algo muy difícil de anticipar y por ello mismo se constituye en un elemento que hay que pensar con mucho cuidado, cuando se incorpora en un trabajo plástico. Recuerdo cómo los espectadores mágicamente, “naturalmente”, nos aglutinamos en torno a los cortadores durante todo el tiempo que duró  la acción, como si de juglares se tratara y no de cortadores de caña. Ahora, sin duda alguna, lo que aglutina es lo sustancial.

En mi opinión, sería equivocado pensar que la presencia de los cortadores es sólo un apéndice en esta propuesta. Prefiero pensar que no lo es. Usted tampoco lo dice, así diga que la acción fue algo efímero, como en efecto lo es toda acción. Pienso que la acción de los cortadores, a pesar de que fue cuidadosamente pensada, merecía mayor previsión por parte suya en cuanto a los espectadores que tendría la instalación durante los días restantes, precisamente por su fragilidad, por lo efímera,  así la instalación se sostenga sin ella, pues tiene la fuerza para ello. A este respecto Palacios tiene razón.  Entiendo que el artista no quería hacer de la acción algo nuclear, pues su interés se centra en el elemento que condensa todo el sentido de vida que Palacios quería reelaborar. No obstante, el punto, creo, es que la noche de la inauguración la acción  captó vivamente el interés y la solidaridad del público asistente, tanto como la instalación. En concreto, mi preocupación apunta a  que quienes no estuvieron presentes en la noche de la inauguración difícilmente obtendrán la claridad relevadora que apreciamos quienes sí asistimos.         

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