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La Lucha Es Larga Comencemos Ya

Ignoro si María Sol Barón, Camilo Ordoñez y Carlos García estaban informados sobre la exposición Arte?Vida, pues su preocupación sobre la producción artística y gráfica en Colombia durante los años setenta del siglo XX, coincide en algunos puntos con la investigación de Deborah Cullen. La inquietud que me provocó la exposición actual del Museo de Arte del Banco de la República se debió a las inferencias que puede realizar cualquiera de los/las mortales que sobrevivimos esta Ciudad capturada y envilecida por la acción de quién sabe cuál DB (Dios Borracho): ¿qué pasaba en Colombia durante estos años? ¿Los/las artistas colombianos gozaban de vacaciones estéticas más allá del bien y del mal? Barón, Ordoñez y García, investigadores colombianos, nos comparten sus inquietudes y le aclaran el panorama artístico a la señora Cullen, le muestran que el arte durante esos años en Colombia fue un arte de resistencia y que éstos actos no están representados en su exposición.

 La Fundación Gilberto Alzate Avendaño muestra en sus salas el resultado de esta investigación sobre el contexto de creación de la producción artística y gráfica nacional durante los años arriba mencionados. Aunque la pregunta de la cual parte la investigación no es política, fue inevitable que la condición social de Colombia durante esa época, terminara por absorber la investigación. Los investigadores querían mostrar cómo la cultura gráfica de la época influyó en el arte de Salón y Galerías, –cómo los medios de impresión masivos de comunicación y sus impresos fueron aprovechados por el pensamiento de los artistas de vanguardia. Esta hipótesis se demuestra fácilmente con la producción de Taller 4 Rojo y algunas obras de Clemencia Lucena. La pregunta que origina la hipótesis contraria, la cual es más interesante, es más difícil de demostrar: ¿El arte de Salón y de Galería influyó de alguna manera en los productos gráficos de circulación masiva? A este respecto no tenemos claridad. Es más, se muestran unas obras como la de Carlos Rojas, que uno no sabe qué papel juegan en la investigación-exposición. Y como en el caso de Rojas, aparecen otros nombres ilustres que es mejor no mencionar, para no producir urticarias comenzando año.

Lo interesante de esta investigación consiste en que se encontró, debía hacerlo, con los problemas políticos que sacudieron nuestro país durante esta década. Años en los cuales mientras un curador abría el horizonte artístico nacional hacia las estéticas estadounidenses, unos artistas organizaron una resistencia intelectual a la injerencia estadounidense en los problemas colombianos. Esta investigación nos sirve para evaluar el relevo conceptual que se implementó durante estos años con la creación del Salón Atenas, como una de las acciones que llevaron al arte de resistencia a su fracaso estético y político. Por otro lado, nos permite recordar que como suplemento de este fracaso, Colombia se convirtió en el mejor defensor de los intereses estadounidenses en Latinoamérica, no me refiero a sus intereses geopolíticos. El lema de Taller 4 Rojo que da el título a esta nota, La lucha es larga comencemos ya, nos indica que la lucha democrática no pudo comenzar. Llama mi atención que los investigadores no hagan ninguna mención al Salón Atenas o a Eduardo Serrano. Es cierto que entre los artistas se encuentran Mariana Varela y Miguel Ángel Rojas, pero no se comprende muy bien su presencia en la exposición, pues entiendo que la idea no era realizar una exposición universal sobre el arte de los años setenta.

La información de Múltiples y Originales es el complemento que le exigimos a Arte?Vida, así la prótesis conceptual mediante la cual se aglutina la exposición no refleje lo que asalta la sensibilidad del espectador a primera vista: el fuerte componente político. Múltiples y Originales tiene méritos que es necesario reconocer pues vuelve la mirada a una realidad que nos amenaza con convertirnos en piedra. La investigación no se limitó al aspecto estético, fue enriquecida con el análisis de algunos objetos de valor antropológico, como billetes, cámaras de fotografía, entre otros. Barón, Ordoñez y García le muestran a la señora Deborah Cullen, que en su exposición faltan más artistas colombianos, la notifican de que estamos mal representados en ella y muestra una ignorancia del país que la acoge. Trabajos como los de Mayolo-Ospina, Marta Rodríguez, Vicky Ospina, Taller 4 Rojo (Diego Arango y Nirma Zárate), Giangrandi, Caro, Clemencia Lucena, entre otros, deberían estar en su exposición, pues si bien la mayoría de las obras en Arte?Vida son registros de acciones plásticas, también se exhibe obra gráfica y no tan interesante como la colombiana de la época que estamos comentando.

Múltiples y Originales tiene sus debilidades. Los apoyos museográficos son precarios, o, mejor, las decisiones museográficas no fueron afortunadas. Las obras no tienen al alcance del espectador su respectiva ficha técnica, pues, los curadores decidieron hacer un mapa general con todas las obras de cada sala, en algunos casos de difícil interpretación. Quizá querían que el espectador participara activamente en la construcción de sentido, buscando información o preguntando, pero lograron lo contrario: molestaron al espectador, quien quiere ir construyendo sentido apoyado oportunamente por la información de las tradicionales fichas. Los videos ameritaban un mejor emplazamiento, en especial el de Mayolo-Ospina y Marta Rodríguez. Al igual que Arte?Vida, es demasiada la información dispuesta para este espacio caligariano, tan poco amable con el espectador. El espectador tiene que entrar en la competencia que mantienen las obras por el poco aire que les llega. El mapa de las obras de la Sala occidental del segundo piso, nos indica que allí debían estar exhibidas dos obras de Luis Camnitzer, ignoro la razón. Las obras no llegaron y el espacio quedó reservado para el ausente, otra silla vacía.

La perla de esta exposición la aportó la casa. Durante la segunda semana de Enero la Fundación Gilberto Alzate Avendaño organizó en su sede un Encuentro de Bandas, el cual se preveía iba a ser  muy concurrido, como en efecto lo fue. Lo malo del evento consistió en que durante esta semana desmontaron la exposición, por seguridad, según me comentó alguien allegado a la casa. Y no están del todo equivocados los directores de la Fundación: en nuestro país es un riesgo dejar que el pensamiento sea apreciado por un público ajeno al arte. Pero hay otra perlita. El remontaje de la exposición no fue exitoso. Por eso aprecié fichas técnicas que no correspondían a las obras, las dos o tres que había; los mapas de las obras quedaron con la apariencia de papel de tercera. Ignoro si los curadores dieron su visto bueno, en el caso de que los hubieran consultado.

A pesar de las perlas, Múltiples y Originales es una exposición que debe verse. Para los días 1, 2, y 3 de febrero, los curadores han organizado mesas redondas para tratar algunas temáticas en especial. Por lo menos, la directora de la Fundación debería tener en gesto con la ciudadanía bogotana de devolverle la semana que le sustrajo a la exposición. Por otro lado, ésta sería una oportunidad para que quienes vieron Arte?Vida, amplíen la panorámica limitada que nos trajo la señora Cullen. Me temo que en esta oportunidad el trabajo serio de estos tres investigadores va a ser castigado por nuestro esnobismo tradicional: nos volcamos a ver la exposición de Cullen, y el excelente trabajo de Barón, Ordoñez y García lo silenciamos. Así no llegaremos a ningún Pereira. Si Arte?Vida es interesante porque capta la experiencia y el espíritu de una época, Múltiples y Originales lo es mucho más porque  corrige oportunamente sus deficiencias en cuanto a su percepción del arte colombiano.

Jorge Peñuela

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