Por: Jorge Peñuela
Fecha: abril 16, 2016
El Validadero Artístico: un programa de acompañamiento que sutilmente desenmascara la ideología del discurso del arte contemporáneo
Más que un hábil e hiriente sarcasmo artístico, el nombre de este espacio de arte contemporáneo es un síntoma de nuestra época. La austeridad del espacio muestra quién es el hombre y la mujer de hoy: seres atrapados y dominados por la red de producción intensa de bienes y servicios. Evidencia un malestar en la educación artística, y en general, en la educación colombiana. ¿Estudiar? ¿Para qué? ¿Vale la pena sacrificar tiempo y dinero para lo poco que ofrece el campo de las artes?
En todo proceso de formación se oculta, se pierde o se reprime algo. Con su plan de estudios, el Validadero Artístico cuestiona la inactualidad y inocuidad de los formatos de educación artística, en todas sus modalidades ideológicas y estéticas, tanto los programas formales respaldados por el Estado como los espontáneos legitimados por el mercado. El Validadero Artístico evidencia la gratuidad de la eclosión de espacios de formación artística de todo tipo que le hacen creer a hombres y mujeres que cualquiera puede ser artista. ¿Que és ser artista hoy? El comerciante ingenuo cree que el negocio es el arte. Como pocos en Occidente, en el Validadero quizá saben que el asunto es el ser. Sólo si el ser logra asomarse en un gesto, es posible hablar de arte. El Validadero quizá sepa que busca el ser de la actualidad, sus angustias, sus penurias y pobrezas. Tiene claro que las pompas del arte académico y de investigación son una estafa a la imaginación.
Con frecuencia, las escuelas de arte hacen experimentos pedagógicos en los cuales se libra a los estudiantes de las preguntas que alertan las angustias en que hace presencia el ser. Ante la angustia de ser, muchas de estas escuelas optan por programas respetuosos con el ocio de sus clientes, por ello mismo son lúdicos y entretenidos. Son programas de máxima gratuidad y ligereza en los cuales la dureza del discurso se impone a la liviandad de ser. Los estudiantes son enseñados a exigir discursos para someter la angustia de ser pregunta aburrida, constante, hiriente e intensa.
El Validadero Artístico es una propuesta de Federico Daza, antiguo militante del colectivo artístico La Decanatura. La idea de Daza hace explotar los protocolos de validación de todo tipo, “estudios” en donde lo que importa es el mercado, sus discursos, sus lógicas, la satisfacción del cliente con dinero que requiere el Artista de Cartón Paja.
En arte, una buena idea vale su peso en oro. El Validadero Artístico no sólo compite con todos aquellos espacios que ofrecen cursos de emprendimiento artístico, rápido y eficiente. Busca ser alternativa a la inocua pompa académica. A corto plazo, ofrecerá un programa de maestría. Con seguridad, logrará acreditar un doctorado, ahora que están tan de moda en las hojas de vida de los funcionarios públicos.