Por: Alberto Baraya
Fecha: octubre 21, 2015
C e n s u r a
Debo comunicar y manifestar mi perplejidad e inconformidad por la retirada de la exposición “Ornitología bolivariana” de las salas de exposición de la Casa Museo Quinta de Bolívar, sucedida el día 10 de octubre del presente año. Personas presentes en la visita oficial de la Excelentísima Presidenta del Brasil Sra. Dilma Rousseff, así lo notaron. La exposición pública retirada, “Ornitología bolivariana – La Fábula de los Pájaros” es un proyecto de mi autoría y pertenece al ciclo de exposiciones del VIII Premio Luis Caballero 2014-2015, y fue seleccionada por un comité en el marco de una convocatoria Nacional.
Esta muestra interviene las salas de la Quinta de Bolívar, y esta compuesta con los magníficos ejemplares de aves disecadas cedidas en préstamo y con enorme generosidad por el Museo de Historia Natural de la Universidad de la Salle, en Bogotá. Los ejemplares constituyen una de las más significativas colecciones de avifauna colombiana, y son base de consulta de científicos y naturalistas que reconocen en esta colección méritos a nivel internacional. El proyecto ha sido el resultado del esfuerzo y apoyos de muchas personas e instituciones.
Además de los cuidados y el tratamiento profesional y respetuoso al patrimonio histórico y al patrimonio científico, se realizaron todos los trámites de rigor y en derecho ante las autoridades competentes. Me pregunto sobre cuáles fueron los motivos de esta decisión. ¿Por qué se retiró la muestra? ¿por qué la urgencia, prontitud y soslayo con la cual fue tratada esta exhibición?¿por qué una muestra de arte, realizada en el ejercicio de libertades y derechos democráticos, no es apta para ser vista por la excelentísima e ilustre visitante internacional y su comitiva? ¿deben estas personas ser protegidas de ver y de reflexionar? ¿Por qué se no se les dio la diplomática oportunidad de realizar el ejercicio simbólico que propone esta fábula? ¿A alguien no le gustó y, entonces, la quitamos? En mi parecer, el haber retirado la exposición, tan solo unas pocas horas no le quita el hecho de haber sido un acto de censura. ¿Acaso, este proceder fue por un asunto de vergüenza? ¿Hay vergüenza en el modo de proceder de esta reflexión artística que explora sentimientos íntimos de nuestra identidad?
Un acto de censura, originado en el sentimiento de la vergüenza, es lastimoso… pensar en la vergüenza que alguien siente por uno, o por sus actos, o por sus exposiciones es por decir lo menos, incómodo. Daría lugar a pensar que la práctica de la libre expresión en el campo del arte en la nación, no califica para ciertos individuos ó ciertas dignidades. Esta posibilidad como la causa del retiro de la muestra, nos conduciría mas bien a sentir pena y vergüenza, al menos por un par de horas, por el censor. Algunos anotan que el proceder descrito, derivado de exigencias de la Cancillería es totalmente contrario a las prácticas de libertad de expresión y artística; yo supongo que defender estos derechos fortalecería los procesos democráticos, más considerando que el ejercicio de esta muestra ha sido respetuoso de la integridad patrimonial, de la ley, y de las personas. Creo entenderán entonces la razón de mi comunicado público y la medida de mi malestar como autor de la exposición.
Nota de los editores:
Estudio crítico de la propuesta de Alberto Baraya.