fbpx

León Ferrari: el arte contemporáneo consiste en un lenguaje para no videntes

Recientemente la academia en Colombia, está pensando  el pensamiento artístico realizado en nuestro país durante los años sesenta y setenta del siglo XX.

Ha recuperado la necesidad expresiva de las vanguardias de los años veinte y treinta, y establecido un vínculo que considera  consustancial al arte: el arte conceptual  no se deja comprender sin un componente político:  el arte político sin perspectiva conceptual queda reducido a ilustración de problemas sociológicos en los cuales el artista no cuenta como pensador sino como instrumento, como mandadero o utilero premoderno. Un ejemplo de arte conceptual con perspectiva política es el realizado por León Ferrari, el mismo arte que Luis Camnitzer denominó conceptualismo, es decir: “todo un sistema de estrategias artísticas y no artísticas que surgen como respuesta a crisis e interrogantes locales”. Ferrari fue convocado por Camnitzer a la exposición “Global conceptualism: points of origin, 1950s-1980s”, realizada en Nueva York en 1999 para mostrar la especificidad del arte latinoamericano desde una perspectiva conceptual.  En este contexto académico, una muestra importante de la obra de León Ferrari llega a Bogotá y  puede ser apreciada en el Museo de Arte del Banco de la República.

Una de los pensamientos  más prolíficos de Heidegger para comprender el arte contemporáneo, es su idea según la cual la diferencia entre el animal y el hombre consiste en que el animal tiene capacidades y el hombre posibilidades. El animal tiene la capacidad de ver mientras el hombre tiene la posibilidad de hacerlo. Esto quiere decir, que así el hombre no tenga la capacidad de ver debido a que es ciego, tiene la posibilidad de ver. Los ciegos vemos la realidad mediados por el pensamiento de los artistas. El ver del hombre es diferente del ver animal. La ceguera mítica  de Homero muestra que esta idea no es de hoy. Surge en el mismo momento en que se configura  el pensamiento Occidental.

expoleonferrari_0101
Ámate (1997), se concibe con base en palabras de Jesús Amarás a tu prójimo como a tí mismo. Las palabras fueron escritas en Braile sobre una estampa erótica de Utamaro, la cual tiene  inserto otro texto.   Éste es  uno de los trabajos más audaces de la exposición de Ferrari; en él  nos muestra la idea de Heidegger respecto a nuestras posibilidades. Mediante este tipo de obras que son intervenidas con la escritura Braile, Ferrari ha pensado en una estrategia para comunicar a los ciegos  el pensamiento visual que él considera fundamental. Ferrari no tiene conocimiento de lo que explicó en extenso Heidegger porque sus referentes conceptuales los encuentra en la poesía de su país. Esto no le impide intuir que los hombres y las mujeres nacemos ciegos aunque con la posibilidad de ver que generan las/los artistas. Ferrari también tiene claro que requerimos  prótesis para develar el enigma que somos y hemos dejado de ser en la contemporaneidad: el lenguaje es la prótesis más prolífica.  El mundo contemporáneo está quedando ciego porque cada vez encontramos menos artistas creativos. El artista contemporáneo crea las prótesis para recuperar el sentido de ver.
expoleonferrari_013
Ferrari intuye que crear signos es lo que caracteriza al artista contemporáneo. Nos dice: “Ignoro el valor de esas piezas. Lo único que le pido al arte es que me ayude a decir lo que pienso con la mayor claridad posible, a inventar los signos plásticos y críticos que me permitan condenar la barbarie de occidente; es posible que alguien me demuestre que esto no es arte; no tendría ningún problema, no cambiaría de camino, me limitaría a cambiarle de nombre: tacharía arte y lo llamaría política o cualquier cosa”. Ferrari tiene clara esta vocación de signo que caracteriza al artista contemporáneo, aunque parece que no ha comprendido que la claridad plástica  sólo es asequible a través de la oscuridad que somos. Inclusive se equivoca cuando cree que las ideas estéticas son susceptibles de demostración. Ni los críticos de arte ni los historiadores pueden demostrar nada. Cuando el hombre y la mujer pueden pensar algo, es porque, en un instante cualquiera, el artista ha respondido al llamado de una prótesis que promete al pensamiento develar un mínimo del sentido perdido del hombre. Lo que acontece en ese instante no es susceptible de demostración, así el Ministerio de Cultura de Colombia crea que sí, y considere que es su deber promover la “investigación” en artes.
expoleonferrari_001228

expoleonferrari_001227
León Ferrari ha llamado la atención de críticos e historiadores del arte. Estuvo ya en Colombia en el año 2000. Participó en Cantos Paralelos, exposición curada por Mari Carmen Ramírez, poco tiempo después de haber sido desmontada Global conceptualism, en la cual también participó. El pensamiento de Ferrari ha  dinamizado las ideas estéticas contemporáneas  durante el último quinquenio del siglo XXI: una retrospectiva censurada en el Centro Cultural Recoleta en 2004; distinguido en la Bienal de Venecia en 2007, con una exposición en el Moma en 2009;  y con otra en el Centro de Arte Reina Sofía en 2010. Estos indicadores, entre otros, muestran que tienen razón aquellos que afirman que este artista argentino es uno de los artistas más interesantes de nuestra época. Ferrari es interesante porque el mercado no logró reducir su pensamiento a una marca registrada. Fue en esta dimensión mercantil que el pensamiento de Botero naufragó y dejó de ser prótesis para ver nuestra infamia contemporánea.
expoleonferrari_001229
Independientemente de lo aquello que  digan estos indicadores de presencia mediática, la muestra en el Museo de Arte del Banco de la República, es suficiente para darnos cuenta de la vitalidad y diversidad expresiva del pensamiento de Ferrari. En la exposición podemos apreciar algunos de los temas que se propusieron para la retrospectiva de la Recoleta, en la cual unos fanáticos religiosos destruyeron algunas obras el día de su inauguración. A pesar del alto contenido sarcástico con el cual se interroga a la tradición cristiana, nuestras autoridades religiosas han sido mucho más prudentes; han evitado, afortunadamente, que una opinión en contra de esta exposición alimente el morbo del que se alimentan los medios masivos de exposición. La idea en metáfora según la cual, La última tentación de Cristo  fue el placer que promete  el poder, está presta a detonar cualquier controversia. Es un alivio poder apreciar esta exposición sin toparse a la entrada del Museo con un grupo de orantes ayunando para advertirnos de un apocalipsis,  de la peligrosidad de Ferrari, como ocurrió en la Recoleta.

La exposición muestra que el pensamiento de Ferrari cristaliza en diferentes medios expresivos, que para el artista creativo todo elemento es propicio para pensar. Las curadoras tienen un interés: mostrar la necesidad de escribir que manifiesta Ferrari a cada momento, una necesidad de ciego que busca la verdad. Son generosos los ejemplos a este respecto. El diálogo de Ferrari con Borges es prolífico. América Latina no necesita filósofos: los poetas son la fuente de nuestras ideas más interesantes.  Ahora, buena parte de la obra de Ferrari muestra que todo lo que hace el artista consiste en escribir para ver más allá de lo ven los animales; una vocación de línea es evidente en la mayoría de sus trabajos. La escritura deviene dibujo libre, espontaneo. Mediante  ella  el pensamiento encuentra posibilidades de ver diferente para  emanciparse de su condición animal. La escritura nos proporciona libertad.
expoleonferrari_0077
La muestra tiene una carencia: no hay ejemplos que nos muestren el interés que manifiesta Ferrari por la música y por el cuerpo en acción. Dice Ferrari: “siento un fuerte apego por trabajar una música no figurativa, que vengo componiendo con los sonidos producidos con mis propias esculturas, como diseños que hago sin comprender. La comprensión racional no es todo. A medida que el tiempo pasa, me pregunto más frecuentemente qué es lo que verdaderamente comprendo y voy descubriendo que esa premisa, antes tan importante para mí, va perdiendo su poder”. La comprensión no racional de la que habla Ferrari consiste, precisamente, en aquello que planteó Sol Lewitt como característica del arte conceptual.
expoleonferrari_0076Hay una o dos esculturas musicales en la exposición. Pero  esto no es a lo que me refiero. Se trata de esos trabajos performáticos en los cuales Ferrari experimenta la música como acción con base en sus propias construcciones. Ferrari hace con la escultura lo que hizo Pollock con la pintura. La transformó  en acción plástica. Sin duda, estas acciones son las obras más interesantes para la movida contemporánea. Una gallina enjaulada, nerviosa, cagándose en el Miguel Ángel de la Capilla Sixtina, como protesta del artista  a la connivencia artística con la tortura que promueve la pastoral cristiana, es sugestiva, pero no más, no alcanza para develar una verdad o una condición real de nuestro presente. La exaltación de la Cicciolina como potencia sexual para equilibrar las limitaciones que tenían los artistas cristianos premodernos para la configuración de sus santorales,  es provocadora, pero no más. La provocación es efectiva pero corre el riesgo de ahogarse en sus propios flujos. No pasa lo mismo cuando Ferrari logra neutralizar sus prejuicios religiosos. En este momento su trabajo se transforma en poesía, en espacio para la emancipación. La emancipación surge en el momento en que prescindimos de nuestras propias torturas para comprender el mundo. Ferrari no hace un esfuerzo por comprender que  los artistas medievales y del Renacimiento que critica, no podían escapar de su condición histórica, determinada por el credo cristiano. ¿Quién de nosotros puede hoy escapar al condicionamiento neoliberal?
expoleonferrari_032Son muchas las ideas que deja Ferrari en el ambiente colombiano. ¿Los pueblos latinoamericanos no hemos podido superar nuestra condición medieval?  La catástrofe de sentido en la contemporaneidad, ¿es atribuible a la relación de la iglesia católica con El Capital? Quizá sí. No obstante, esta perspectiva teoestética puede disimular u ocultar el problema real. La iglesia no es la causante de todos nuestros males. Esta ingenuidad caracteriza no sólo a Ferrari. Él sólo expresa la sensibilidad agraria y religiosa no reformada de nuestra ascendencia española. Ferrari no alcanza a plantear que la aristocracia comercial es la responsable de la creación e implantación de este estado de cosificación que carcome nuestras vidas. Por supuesto, es plausible pensar que este dispositivo de trepanación intelectual lo inició la iglesia católica en el Medioevo. No obstante, lo cierto es que la iglesia ya no cuenta en la mayoría de las sociedades occidentales. La “mano invisible”  visible en todas parte, es quien controla nuestras vidas, inclusive la vida de la iglesia. En esta época biopolítica, ni siquiera la iglesia puede escapar a la condición histórica que hay implantado el liberalismo.
expoleonferrari_004
Excelente la exposición de Ferrari. Excelente la gestión del Museo de Arte del Banco de la Republica, pues, muestra una coherencia conceptual en lo que hemos visto este año. Dos innovaciones llaman mi atención esta vez. La instalación de mesas de lectura, con catálogos y libros de Ferarri que los visitantes podemos consultar para ampliar nuestra comprensión de la exposición. Por otro lado, sin costo alguno, un nuevo  servicio permanente de guías, quienes durante todo el día están atentos a orientar a los visitantes para una mejor comprensión de las ideas del artista. Este apoyo es  independiente  de las dos visitas guiadas que se realizan todos los días. Son buenas las señales que nos envía el Museo en esta oportunidad: ha comenzado a pensar mejor en sus visitantes. En Bogotá es difícil ser amable. No obstante, si quienes tienen una responsabilidad pedagógica con la ciudad  dan ejemplo, muchas y muchos podríamos intervenir nuestra agresividad citadina y mejorarnos a nosotros mismos para que cambien los demás. La moda contemporánea de las Intervenciones en espacios públicos, son insulsas si antes el artista no se ha intervenido a sí mismo.  Si bien la revolución ética que plantea Ferrari sólo puede surgir de un cuestionamiento de nosotros mismos, también  puede surgir de un Museo que tenga como propósito ser ejemplo de autoexamen.

critactleoferr_1

 

Fotografías: Ricardo Muñoz©

Deja un comentario

Ingresar con: