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Violencia jurídica en Colombia

La cultura de la barbarie: secreto de la felicidad. La Corte Constitucional declara la crueldad como vocación y señal de identidad nacional.  Fallos jurídicos como estos, amparan las lógicas que refuerzan día a día la primacía del más fuerte. La Corte legisla acerca de la cultura como dominio de la diferencia y como arte de imponerse a quienes piensan que un mundo igualitario y respetuoso con los animales y el medio ambiente es posible. Con el fallo feudal acerca de las corridas de toros, se pone al servicio de la barbarie los ejercicios de libertad y las reflexiones acerca de la tradición artística universal. Amparada en la idea de arte, la Corte ordena reabrir la Plaza de Tortura de animales en Bogotá, el circo feudal de los bogotanos y bogotanas que se recrean en La Santa María. Estos hombres y mujeres detenidos, sumergidos en un tiempo mítico y violento, no tuvieron la oportunidad de apreciar la belleza de la igualdad que pintan los verdaderos artistas. La corte llama “arte” a la tortura de animales indefensos. Nerón también creía que el sacrificio de seres humanos era “arte”. Los artistas deberían protestar, por lo menos decir algo, pero la melancolía contemporánea se los impide.

Sin un cambio del orden jurídico represivo, la paz es imposible. La ley colombiana mutila la diferencia, exalta el régimen gamonal que se expresa en la crueldad con los animales. No queremos una paz romana.

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