Crónica de la obra La chocoaventura es un ejercicio escritural mediante el cual el maestro Jorge Torres amplia las ideas pensadas e  instaladas dentro de Gran Angular. Esta exposición puede verse en la Corporación Artística y Cultural TOTEM, en Bucaramanga.

El maestro explora los lazos culturales que asemejan y diferencian a México y Colombia. Abre otros caminos recurriendo a otros horizontes de comprensión como es la mítica cultura del chocolate. Otros caminos son posibles para trasculturizar los crueles atavismos que siembran con dolor y por doquier, los cuerpos de los hombres y las mujeres en estos dos países.

Nota del Editor

La palabra chocolate viene de xocolatl que significa agua amarga.

Theobroma cacao: “alimento de los dioses” del árbol del cacaotero. Obra participativa e interactiva. Material o materia prima empleada (chocolate de cobertura nacional).

Aproximaciones de la obra en contextos espejo: Colombia VRS México. Dos de los lugares con mayor índice de violencia y dos de las sociedades más desesperadas y contradictorias de la tierra, los mexicanos muy diversos, ricos en rituales de placer y hasta supuestamente agresivos, violentos en sus propias cosmogonías,  felices e indiferentes. Lo dice la historia, las noticias, los medios, la arqueología, los diarios, las encuestas, la TV, la gente en las calles, cárceles y hospitales, las revistas y revistuchas, la internet, los artistas y hasta las novelas narco-rosa.

En Colombia, en muchos aspectos sucede algo muy similar. Aquí todo se debate entre la armonía de las mentiras bien acomodadas y la felicidad colectiva inventada como un placebo, la locura ligada a la patria repartida o polarizada por la politiquería y su vulgar forma de proceder, manejar o manipular la dignidad de un pueblo agotado ya de pelear en muchos bandos. ¿A que debemos este fenómeno? ¿Será que ya estamos contagiados de toda esa pseudo narco-guerrillera- cultura, politiquera, arribista, mafiosa y vulgar? ¿Será que los politiqueros de ahora quieren abarcar incluso hasta la teoría del color, desde los opuestos, fríos y cálidos, ladrones, menos ladrones y avispados? ¿Será que todos estos personajes nos hacen decir lo que no sentimos y no somos convirtiéndonos en algo que jamás seremos? ¿Será que un olor, un sabor, una fragancia o una sustancia, fruto o producto como el chocolate, nos dejará ver qué nos une y qué nos separa, el amor, el humor, la ironía, incluso lo mordaz de la era prehispánica nos dejó señales?

El chocolate fue moneda, señal de poder, oro líquido, así se le denominaba en las bacanales de Moctezuma y los conquistadores bárbaros de turno.  El chocolate y su origen sagrado, bebida amarga, dulce, espumosa y hasta referida a la ternura como símbolo de amor, la felicidad, el avance, la oportunidad o el tesoro explotado y usurpado por el colonialismo y sus fábricas de explotación a la naturaleza, sembrando muerte y violencia en América, como ha sucedido con infinidad de productos naturales.

En esta apropiación del chocolate como materia prima y sustancia para una escena u obra artística, acción performántica e instalación, y en donde dejamos ver las posibilidades conceptuales y sensoriales abiertas al diálogo, en un ejercicio que tendrá las palabras que nos debemos comer en chocolate, sí, “es comernos nuestras propias palabras”, crucigramas y balas, nuestras “propias balas, balas moldeadas con los moldes legítimos de Indumíl y convertidas en colombinas de chocolate con los elementos o matrices de la industria militar de Colombia, (INDUMIL). Que sin ser su propósito, surte a todos los bandos con balas y materia prima para la muerte.

Los diálogos que puedan interactuar o estar en esta obra, se dan en consonancia crítica y desde lenguajes de reflexión, mofa, burla o incluso humor en contra de una violencia con mil sabores, formas, olores que buscan una felicidad inmediata, un placebo con endorfinas desde el chocolate y sus componentes que disparan serotoninas y aspectos físico químicos que contribuyen o construyen el bienestar inmediato o la aparente felicidad en la cual nos vemos inmersos desde la participación en la obra de la Chocoaventura.

Sus recursos, revólveres de juguete en chocolate y armas derretidas que dan otra forma a una violencia liquida y que debe ser un proceso de elaboración digestiva para seguir rumbos en los cuales estamos todos inmersos, como cómplices, victimarios o víctimas ¡¡¡

Propuesta presentada dentro de la exposición Gran Angular en Bucaramanga.

Crónica de la obra, la Chocoaventura.

…..LA CHOCOAVENTURA, UN ÉXITO TOTAL ¡¡¡ HASTA LAS FUERZAS DEL ORDEN SE COMIERON, SUS PALABRAS Y LAS BALAS DE CHOCOLATE¡¡¡ MIL GRACIAS A TODOS ¡¡¡ POR FAVOR, NO OLVIDEN VISITAR LA MUESTRA ¡¡¡

Fotografías: cortesía Maestro Jorge Torres.