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La pintura es revolucionaria, no contrarrevolucionaria

 
En este punto es necesario advertir que la labor que nos ocupa es darle cuerpo a una serie de ideas artísticas, políticas y económicas nuevas, que buscan ir más allá de los escándalos moralizantes impuestos como conducta artística regular y propia a la corrección política desde mayo del 68. En ese sentido, rechazamos la instrumentalización del arquetipo del joven como práctica reguladora en el arte desde los sesentas hasta hoy. Igualmente buscamos revisar el paso en la producción visual de la hegemonía del arte comercial a la hegemonía del arte estatista que tiene como paradigma la escuela de Marcel Duchamp.

Nuestro interés es desarrollar un análisis crítico frente a esta nueva hegemonía que ha tomado el control de las instituciones estatales y amenaza gravemente uno de los logros de las democracias modernas: el estado laico y aconfesional. Nos preocupa que una ideología artística paralela a un credo religioso, haya adquirido el poder de legitimación artística desde el Estado. Un ejemplo de ello se encuentra en el catálogo que pasó Liberatorio sobre las líneas directrices del nuevo Salón Nacional de Artistas, escrito cuya jerga eclesiástica es realizado por adeptos al régimen: los curadores que repiten lo aprendido desde su paso por la universidad en los noventas. Lo triste es que algunos de estos curadores ni siquiera han logrado un puesto rentista fijo en la academia lo que al menos justificaría tales posiciones políticas.

A todo ello oponemos una crítica vital: una casuística, una estimación que de otra parte se escapa del histerismo hormonal tipo Avelina Lésper, pues nuestra postura comprende argumentos que a ella le cuesta mucho llegar a elaborar dada su escasa formación política, científica y artística. Sin embargo reconocemos que este personaje mediático se ha alineado en nuestro campo, proclamando una visión reaccionaria, unidimensional, imposible e improcedente metodológica y socialmente. Debemos indicar por ello que nos distanciamos de este tipo de crítica reaccionaria puesto que adherimos a la revolución, no a la contrarrevolución. Tomamos en cuenta el análisis materialista del marxismo, para crear parámetros de estudio funcionales y por ello proponemos no una vuelta al pasado sino la comprensión de un círculo histórico que permite lo nuevo.

Imagen: Huída a Egipto de Dimo García.

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