Por: Director
Fecha: septiembre 28, 2014
Entrevista con Abel Azcona
Abel Azcona atiende algunas preguntas del colectivo del portal de arte contemporáneo www.liberatorio.org. Entre otras cosas, cuenta cómo fue que llegó a Bogotá y animó las prácticas performáticas que se realizan en la capital. No es que no haya performance en Bogotá. Al contrario, esta es una práctica que se explora desde los años ochenta del siglo XX, y, desde entonces, tiene en Maria Evelia Marmolejo a una de sus más importante promotoras.
En la actualidad la performance es una de las prácticas expresivas en moda, al menos en los campus universitarios. Sin embargo, con excepción de Nadia Granados, se trata más bien de que las acciones de los artistas son poco arriesgadas, abordadas sin preparación del cuerpo para comprender, sentir y hablar el espacio, para dejar que el espacio logre ser uno con el cuerpo en la misma expresión. Algunas veces son ingenuas o están lastradas con clichés que confunden la performance con la representación escénica. El performance, afirma Azcona, es un arte no representativo. La performance es una actitud, una manera de ser en la cotidianidad con que se envuelve lo real. Cuando se trata de lo real todos los clichés representativos, todos los amaneramientos conceptuales –tan en moda–, todas las imposturas académicas caen con estrépito. Como actitud, la performance es una arte experimental. Sin embargo, en opinión de Azcona, a pesar de que reivindican un alto grado de experimentación expresiva, las performance actuales dejaron de ser marginales. Al contrario, constituyen el núcleo central del arte contemporáneo. Este análisis rerspecto a la centralidad de las performance ya no como margen sino como centro del arte contemporáneo, lo corroborán teóricos como Alain Badiou. Al respecto, s necesario plantear una pregunta de fondo: ¿bajo qué formas se puede contar la historia de la performance? Una vez formnalizada esta práctica, ¿se le hará una bienvenida en las academias de arte? ¿Será este momento el fin de las performance como una práctica anunciadora de otro tipo de subjetividades?
Durante su visita, Azcona atendió compromisos académicos en varias universidades y artísticos en la Galería Neebex, luego viajó a Nueva York. Regresa en el mes de octubre a una retrospectiva suya en el Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá y a poner en marcha uno de sus proyectos más arriesgados que conozcamos de él. No deja de llamar la atención que sea la capital colombiana, la ciudad elegida para realizar esta exploración corporal y psicológica en los límites de su comprensión como artista, como hombre y como ser humano.
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