Por: Director
Fecha: enero 15, 2014
Comunidades alternativas en asamblea permanente
¿Violencia neoliberal o esperanza social? Esta es la pregunta que se pone en escena en la Plaza de Bolívar, el 15 de enero de 2014, a las 3:30 P.M. Se trata de la misma pregunta que se plantean muchos artistas contemporáneos insatisfechos con el arte, la cultura, la sociedad y la economía política.
El arte y las comunidades Hip Hop, entre otras, se autoreconocen como artistas y proyectan su potencial creativo y transformador en la cultura agraria que aún impera dentro del sentir de las élites bogotanas. Bogotá: una ciudad cruel con los marginados sociales y culturales, escéptica con respecto a las ideas de emancipación colectiva e incrédula con sus líderes religiosos y políticos. En los márgenes sociales en los cuales golpean, rasguñan o escriben, los y las jóvenes que día trás día se reunen en la Plaza de Bolívar, proponen otras maneras de pensar las artes y las relaciones sociales y políticas que los excluyen y les quitan todas las oportunidades de ser felices. Se trata del acontecimiento de la vida nuda, aquella realidad que infructuosamente buscan los artistas contemporáneos.
Lo que se ha visto en la plaza de Bolívar después del 9 de diciembre de 2013, es un arte real que eclosiona dentro de una realidad distorsionada por todo tipo de intereses. ¿Qué es un arte real? Es un arte que interactua con gente real. Es un arte para hombres y mujeres inmersos en la catástrofe que implica asumir una actitud corajuda ante la violencia de la carencia total o parcial de oportunidades, de educación, cultura, trabajo y vivienda. Un arte real es un arte con esperanzas y luchas personales que tienen el propósito de salir de todas estas miserias humanas.
¡Hay tanta esperanza en los jóvenes reunidos allí! El interlocutor escéptico e incrédulo se pregunta, «pero señor, ¿de cuáles esperanzas habla usted?». La esperanza no es algo que podamos cuantificar, determinar o sumar, como pretende el observador positivista. La esperanza es una actitud ante la existencia. Por ello mismo, la esperanza siempre escapa a la ideología de la cuantificación. Cuando se canta y se escucha a los cantores, a aquellos y aquellas que modifican la realidad con sus ritmos inéditos, se manifiesta un sentir el sentido de estar con otros diferentes. Una idea se despliega en múltiples actos que reconfiguran la realidad oprobiosa que niega la igualdad. La idea que ve la luz en la esperanza que surge en los márgenes, recoge la energía de los diferentes que, juntos, se atreven a hacer frente a la desigualdad que impone la realidad neoliberalizada. Señor, insiste nuestro interlocutor, «¿por qué insiste usted en hablar del neoliberalismo? ¿Nos puede decir en qué consiste esta entelequia?». Es una política económica que obliga al Estado sólo a invertir en la guerra y en la defensa. Para las demás necesidades, ¡sálvese quien pueda! La salud, la educación y la vivienda son problemas personales de cada uno y de cada una. Allí el Estado no debe entrometerse. Debe dejar que la usura privada se ocupe de esos derechos fundamentales.
Los jóvenes que noche tras noche llegan a la Plaza de Bolívar, ponen en acción la idea de que un mundo mejor está por venir. La esperanza es que este nuevo mundo y el hombre y la mujer que con él surgen, sean igualitarios. La esperanza es un activismo, no es asumir ensoñaciones abstractas pasivamente. No hay nada más revolucionario que la esperanza. La esperanza es el deseo de querer estar juntos entre los diferentes. La esperanza es una actitud política. La esperanza convoca al reconocimiento mutuo y múltiple de los diferentes. El reconocimiento hace cesar la lucha fratricida de clases. En la esperanza se superan las pugnas atávicas que nos impiden ser felices.
Cuando no hay esperanza ni canto, solo cabe la violencia cruda que devasta a Colombia. Hay esperanza porque en el canto no hay afán de lucro, mucho menos de usura. El canto es la única actividad humana que no reclama lucro personal, en este sentido es una actitud inútil, por ello mismo altamente positiva. La esperanza es una invención poética para sentirnos vinculados a otros seres que tienen necesidad de la unión múltiple que se demanda en un canto. Al contrario, las expresiones conocidas como Gran Arte, carecen de esperanza, pues, sólo quieren lucro personal. Por esta razón, los expertos afirman que el Gran Arte está muerto. De nuevo interviene nuestro interlocutor: «¿qué es eso de Gran Arte?» El arte de museos y galerías. El afán de lucro los devoró. Una historiadora de arte mexicana afirma que el llamado arte político, sólo es un eufemismo para hablar sin rubor de arte comercial. Así son las cosas. Así es Hollywood. Muy respetuoso de los códigos neoliberales. ¿Política y democracia artísticas? Sí: pero que no oigan muchos, y sólo en privado. Nunca en la Plaza de Bolívar.
Estamos con las luchas y las esperanzas de las comunidades Hip Hop y de todas las demás comunidades alternativas que se han expuesto en la Plaza de Bolívar desde el pasaddo 13 de diciembre de 2013! Los grandes artistas pueden aprender de los artistas Hip Hop. Todos y todas somos artistas afirmó Joseph Beuys.