fbpx
La mujer encarnada, 2021.

El puzzle cromático de la esperanza o Juan Secaira Velástegui

“Siento hambre por la vida
y tengo hambre como artista”.

 Francis Bacon.

Una pierna,  2021.
Una pierna, 2021

Nos dice Artaud que “La vida consiste en arder en preguntas”. Todo es preguntar y hurgar es el sendero principal. La vida a colores, o sin ellos, es la propia vida que se narra a sí misma como en un film, o es quizás una cama levantándose del arco iris del ayer. Para Bukowski hay que morir varias veces para vivir de verdad. Además, nos deja planteado este poeta —el Hank—, quien se jacta de ser un gran perdedor solemne, porque para él lo importante es lo bien que logres caminar entre el fuego. Eso es vivir. Otro gran amigo me dice que someterse a vivir es entrar en un gran videojuego; y por tanto se trata de escalar una y otra parte del camino cada vez más enredado, complejo, difícil y, al final, se llega al inicio de nuevo como en una espiral con bucle. “En poesía no acates: ataca”, nos deja dicho la espectacular Ida Vitale. Y aquí estamos de nuevo ante el poeta y creador visual ecuatoriano Juan Secaira Velástegui. Algunos pintamos para renacer una y otra vez. O lo hacemos para nunca morir. Escribir es la mejor manera de mentir, entonces pintar es darle color a la bella mentira, a lo surreal. Decía Paul Klee, parafraseándolo, que un dibujo era una línea que se iba a dar un paseo. La pintura es una incógnita que no sabremos adónde nos lleva, al igual que el arte mismo. Stanislavski lo aclaró muy bien al plantear lo siguiente: “Ama el arte que tienes dentro, no a ti haciendo arte”. Juan Secaira V. ha publicado variados e importantes libros y ha realizado y desarrolla muchas obras dibujísticas y pictóricas. Como escritor forma parte de antologías nacionales e internacionales. Las más recientes son la antología Voces del Café, publicada por Nueva York Poetry Press, 2018; y la Antología de Poesía Iberoamericana actual, publicada en España en el 2018. Su obra poética ha sido traducida a varios idiomas y ha recibido reconocimientos en el Ecuador y en el extranjero. Hace de su creación un experimento, con su mano menos hábil, pues, desde el 2016, debido a una terrible  enfermedad, dejó de ser diestro para aprender a utilizar su mano izquierda. Lo sigue intentando. En el 2019 presentó sus dibujos en la muestra colectiva “El arte es dicha”. Escribí un texto sobre su trabajo y vida en LP5, gracias a Gladys Mendía, el año pasado, y fue un privilegio conocerle desde las redes. Lo considero mi hermano mayor. Le pregunté en estos días sobre su creación y su delicada salud, y esto contestó nuestro querido Juan (vía email): 

“Al usar solamente una mano, la izquierda, para dibujar y pintar, pues sí me canso, pero más son las ganas de crear color y una historia en cada obra. Cada obra es una revelación, como diría el pintor alemán Jorg Immendorff. Sí me demoro en terminar las obras, es una configuración espacial y temporal distinta, se combina con un arranque inicial y luego completo el cuadro de acuerdo a lo que permita el dolor. He pintado cuadros estando totalmente adolorido, y, en otras ocasiones, dejo que pasen varios días para retomar las obras. Es una asfixiante pausa y tranquilidad inquietante a la vez. Anécdotas: este último tiempo me fallan las piernas y la columna, entonces logro sentarme a pintar, por horas, pero luego me cuesta levantarme de la silla; debo esperar hasta que el cuerpo retome su actividad; me pongo a leer un libro en esos momentos. Son ratos de profunda soledad, pero sirven para tomar impulso. Otra anécdota: recién grabamos un video de mi obra para una exposición, y estuve a puntos de caerme en varios momentos; mis hijos y mi esposa me animaron y seguimos. ¡Ahh, es muy importante lo que dijiste acerca de lo lúdico en mi obra y también sucede en mi vida!, siempre la pasamos riéndonos o bromeando, ni siquiera para quitarle pesadez a la desgracia sino porque siempre hemos sido así: molestosos, bromistas, conversadores. Y la última anécdota, tanto la doctora neuróloga como la terapista, con la que hago largas y dolorosas sesiones físicas, y dos doctores más, todos por separado, me han dicho casi lo mismo: que les llama la atención mi energía, mi fuerza, incluso mi valentía para sobrellevar tan dura enfermedad. Y yo simplemente soy así, y agradezco el respaldo de la gente, y espero recibirlo si es que alguna vez pierdo esa energía y convicción. Vivo días contradictorios sumidos en la grandeza de su propio reflejo, brillo o penumbra”. *

Duchamp dice que: “Si todos los artistas no son jugadores de ajedrez, todos los jugadores de ajedrez son artistas”. Se me ocurre pensar en Joseph Beuys cuando nos dice que, de alguna forma, todo ser humano es un artista. Esa visión es, claramente, una ampliación del concepto de artista. Eso no significa que un albañil es un excelente cineasta o escultor, no, simplemente nos está haciendo reflexionar sobre el asunto de que los “artistas de la vida”, o sea los seres humanos, son de alguna forma artistas al crear, laborar y hacer una obra de su vida posiblemente. Ya sabemos que, a personajes como Frida Kahlo, con sus más de 30 operaciones quirúrgicas, entre otros arrebatos de la vida, el arte le sirvió de mucho para sobrevivir, la lista es larga: Jordi Sierra, Séraphine Louis, Van Gogh, Yayoi Kusama, Armando Reverón, Macario Colombo, Luis Méndez, Rafaela Baroni, Rosa Vegas, entre muchos más. Jackson Pollock, al parecer, enfrentó su alcoholismo ayudándose del arte, y artistas visuales conceptuales como Louise Bourgeois y Joseph Beuys trabajaron obras digamos “auto-terapéuticas” ante hechos de vida traumáticos, tanto de la niñez como, a su vez, desde el reconocimiento de poder sobrevivir frente a la muerte.

Ahora me referiré estéticamente a los dibujos de Secaira Velástegui como construcción de rompecabezas, por así decirlo. Veamos parte de sus bellezas estructuras como composición: movibles, narrativas, misteriosas y simbólicas.

Cerebral”, 2021
Cerebral, 2021

Ascensor, 2021

La mujer encarnada, 2021.
La mujer encarnada, 2021

Sobre sus interesantes, misteriosos y, de alguna forma, empíricos dibujos, puedo comentar que me envuelven como un enigma. Es decir, desde que conocí sus poemas, más comprendí sus dibujos líricos, complejamente entramados y del alma, algunos rudos o filosos, muestran belleza y dolor, ironía, sociedad plural, sexualidad, mensajes directos, a veces ambiguos, y juguetones también. Hay algo lúdico en muchos de sus trabajos o piezas. 

Bañadores, 2021

No soy crítico de arte, pero curioseo o trato de entender describiendo lo que voy observando. No tengo idea de cómo los va haciendo, cómo los arma, y, por respeto, no le preguntaré. Pero si me pongo a imaginar, creo que él va como hilando el asunto, así como lo haría un tejedor o hilandero, como si realizase una costura-dibujo, un armazón de estructuras, usando colores planos y figuras cuasi-geométricas o lo que logra volver un puzzle. Ensamblaje de cromatismos, colores hilados, digamos; además, coloca figuras humanas que suben o bajan, andan en cuerda floja o son arropados por ese contexto de colores, a veces parecen quedar atrapados, en otras veo que fluyen, se deslizan para seguir viviendo, se tratan de mover entre las figuras que no son del todo rígidas tampoco. Voy sintiendo frescura y cierto movimiento entre lo aparentemente rígido que pudieran ser las “geometrías muy propias” que inventa nuestro hermano en sus construcciones dibujísticas, y en ocasiones, se pueden percibir algo laberínticas. 

Sobre haber estudiado arte o sobre su manera de crear nos dice Juan: 

“Soy Licenciado en Comunicación y Literatura, y nunca he tomado formalmente clases de pintura. Tuve sí, materias en la universidad como Apreciación del Arte, donde me dieron ciertas nociones que me han servido, más que todo para adentrarme en la lectura teórica sobre pintura y sobre pintores. Después, he estudiado el arte marginal, las propuestas de artistas injustamente excluidos, y he ido forjando mi obra como una catarsis o una búsqueda ambigua, y por ello amplia, creándome universos para enfrentar mi realidad. Los cuadros significan la posibilidad, sin ánimo trágico, de estar vivo. Cada cuadro y cada dibujo es una experiencia en la que me he dejado llevar, alargando y estimulando la carencia para convertirla en un impulso y también en conocimiento. El momento de dibujar o pintar se detiene el tiempo o pasa más rápidamente, como en un vértigo constante donde el color persevera y, a ratos, alcanza. Me gusta lo que dices de la literatura visual: una especie de narraciones que buscan no la condescendencia del espectador sino la explosión conjunta. Me veo como un solitario con pinceles y lápices, en un concierto de decibeles rebeldes”.

Pasemos ahora a sus pinturas. Sintamos sus profundidades, luces, arrebatos, combinaciones y empirismos igualmente poéticos. 

X 2021
X, 2021

“Se cruzan los caminos como los tendones donde el silencio quema”.

Juan Secaira Velástegui.

Frio, 2021
Frío, 2021

Sus pinturas son otra cara de su creatividad. Se siente fluidez, fuerza, dramatismo, riquezas estéticas en esos relieves visuales y físicos, en esos cuerpos nerviosos y pictóricos, que nos hablan de repente de pulsión y vida pululante, además de otras cosas cada persona sentirá o indagará al entrar en ese espectáculo de mirada crítica o del “sentí-pensar”, el degustar, el dejar que las obras le puedan susurrar a uno, comunicar, asomar amores y angustias, estéticas del instante y de lo vital.  Para el poeta Juan Sánchez Peláez: “Morir de la misma familia es haber nacido”. Yo renazco a cada instante a pesar de mis rollos, dolores, y posibles decaimientos. Celebro este texto con un ron y, lo dejo servido como pequeño ensayo y aporte mientras lo dedico a mis buenos amigos artistas y hermanos que hace poco murieron y siguen para mí más vivos que nunca: “Toñito” y “Héctor Baptista”. Culpo al arte por mis felicidades y lo sagrado que me curte como un sol viejo y risueño bajo el fango que tanto amo: mi “Yo” en el Todo.

Equilibrio, 2021
Equilibrio, 2021

“Caballos fantasmas. (Hacer esto en cuadros más pequeños ha resultado en un nuevo desafío, como lo que estoy viviendo, donde la incertidumbre y las dolencias se mezclan con los anhelos y el color, en esa amplia soledad en la que acontecen los intentos)”                   

Juan Secaira Velástegui.

Familia Secaira, 2021

Juan Secaira Velástegui, con su esposa y con sus hijos, año 2021.

Referencias:

*Juan Secaira o la resiliencia espiritual como imaginería:

*Ender Rodríguez (07-11-2021), Entrevista personal a Juan Secaira V., vía email. 

                                                                  

Deja un comentario

Ingresar con: