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La cuarta marcha trans: una transfiesta ciudadana, ejemplar, de prácticas cooperativas y solidarias

Al arte se le hurtó su esencia.

Al arte se le hurtó su esencia, la experiencia, su carácter de fiesta ciudadana. Nada más peligroso que la fiesta, nadie más peligroso que aquellos y aquellas que ponen en escena sus luchas políticas de la mano de propuestas artísticas vigorosas como las que apreciamos el pasado 5 de julio de 2019. No es causalidad que la marcha fuera “acompañada” por un fuerte dispositivo policial. Si uno ama el arte debe buscar este tipo de espacios en el fin del mundo. Los medios masivos de desinformación social han reconstruido el barrio Santa Fe mediante la imagen de “fin del mundo” burgués. No hay muchos lugares como este, pero los hay, los hombres y las mujeres libres se las arreglan para modelar este tipo de espacios últimos. Solo hay que saber buscar en aquellos márgenes que  la cultura hegemónica criminaliza. 

Diversos campos del saber reconocen que sin sorpresas no hay preguntas. Sin preguntas no hay avances en el conocimiento. Sin conocimiento no hay transformación social, mucho menos reformas políticas. A nivel artístico, pocas cosas sorprenden en Bogotá. Respecto a las formas artísticas, todo está dicho. Las consignas estatales conminan  a los artistas a repetir incesantemente lo vaciado de sentido. Por esta razón, los escenarios de las artes son poco frecuentados por personas reales, libres. Al arte se lo busca en otra parte, en esos lugares otros que Michel Foucault denominóheterotopías

Las semillas fértiles solo crecen en la escritura.

La alta concurrencia a la cuarta marcha trans invita a pensar este espacio de emancipación colectiva. Aunque también nos da la oportunidad de evaluar los espacios formales que reciben apoyo institucional y solo cuentan con el apoyo de la clientela estatal. Un indicador importante para saber que estamos en el lugar correcto y participando de un evento artístico  que invita a pensarnos en común y tiene la potencia de transformar, lo constituye el fuerte deseo de escribir acerca de la experiencia de compartir con otros y otras lo vivido. Esta nota obedece a esta necesidad. Tenemos claro que las semillas fértiles solo crecen en la escritura.

Duelo, reflexión, arte y fiesta.

La Red Comunitaria Trans, convocó a su cuarta marcha en el barrio Santa Fe de Bogotá. La respuesta fue potente y muy diversa, menos por la afluencia de ciudadanos y ciudadanas LGBTI+ y más por la participación activa de las ciudadanías heterosexuales. Por fortuna, la lluvia retardó positivamente el comienzo del programa. El retardo redundó en la calidad y pertinencia de la performace social, en la fiesta ciudadana que se puso en escena. La noche nos tocó con los rayos homosexualizadores de las luciérnagas del barrio Santa Fe. En arte, los retardos son prolíficos, propician el acontecimiento de acciones auténticas, mágicas. En efecto, la noche se encargó de darle un toque de autenticidad a un recorrido que combinó duelo, reflexión, arte y fiesta. 

Sofía es una de las mujeres trans asesinadas.

Bogotá tiene la oportunidad de apreciar este tipo de propuestas en pocos escenarios artísticos o culturales. Las calles del Barrio Santa Fe que son recorridas por los performers, develan sus secretos a los y las caminantes, allí mismo, en los rincones en donde las mujeres trans son humilladas y ultrajadas con frecuencia; la performance recuerda crítica pero serenamente que algunas de ellas son asesinadas impunemente, Sofía es una de muchas. Sin amaneramientos, la propuesta de las mujeres trans del barrio Santa Fe, purifica la mirada perversa con que el resto de la ciudad construye el Barrio Santa Fe y los habitantes que lo cuidan; deconstruye el perfil criminal que se le impuso al sector y a las mujeres trans que lo habitan. 

La construcción de las personas peligrosas.

La solidaridad ciudadana con la convocatoria fue contundente, cientos de hombres y mujeres acompañaron el recorrido de unas mujeres comprometidas con su espacio y con las formas de vida que este propicia. Las intervenciones artísticas realizadas a lo largo del recorrido se propusieron deconstruir el imaginario social respecto a las mujeres trans y al barrio Santa Fe, unas y otro criminalizadas por el régimen hipócrita que administra los cuerpos de hombres y mujeres. 

La Marcha Trans del 5 de julio se concibió como un ritual de duelo, como un resarcimiento de la memoria de las mujeres trans que cayeron asesinadas por la sociedad. Se realizaron paradas de duelo en los lugares en donde a estas aguerridas mujeres se las despojó de lo poco que el régimen les concede a las excluidas de todo: una existencia mínima.

Con la fiesta transciudadana de la Red Comunitaria Trans, se cierran los festejos del orgullo LGBTI+ 2019. Ojalá estas iniciativas reciban más apoyo por parte del Distrito Capital, ya que al Ministerio de Cultura no le interesan las prácticas de libertad y solidaridad de las comunidades LGBTI+. Las comunidades LGBTI+ debemos defender de sus enemigos estatales, la fiesta como una forma privilegiada de compartir saberes y conocimientos. 

Urge que la Alcaldía Mayor de Bogotá evalúe todas las actividades LGBTI+ a las que brinda apoyo económico. Para ello, es necesario escuchar a quienes participan directa e indirectamente en este tipo de prácticas. Ojalá sus despachos legitimen sus prácticas escuchando a los miles de afectados y afectadas por la cultura de la exclusión. Ojalá Deysi Johana Olarte Navarro, candidata a edila por parte de esta localidad, tome nota de las necesidades vitales de las comunidades LGBTI+ de la localidad. Deysi Johana, estará junto al artivista Manuel Velandia, Alba Reyes y la artista drag Ukumari en el coloquio de cierre de la exposición La Noche y Las Luciérnagas, el cual tendrá lugar el 11 de julio de 2019, de 4 a 6 P.M., en el Auditorio Samuel Bedoya de la ASAB. 

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