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Lo drag: ¿una manzana de la discordia arrojada dentro de los feminismos en boga?

El debate que plantea Helena de la Vara es interesante y de mucha actualidad. Es más, es necesario. Si los principales agentes artísticos y culturales de la movida drag en Colombia aspiran a sobrevivir a la moda de hoy, deben propiciar estos diálogos, inclusive pensar en un Encuentro en el cual cada uno y cada una expresen su opinión, en lugar de promover fiestas sin mayor reflexión, tal y como lo hacen el Idartes y la Suddirección de Diversidad Sexual, en Bogotá.
 
Por las opiniones expresadas por algunos de las agentes importantes del darg colombiano, puedo decir que para unas, lo drag es una forma vida, mientras que para otras es una expresión artística; para otras es una relación entre las anteriores propuestas.
 
Pienso que los argumentos de la autora del artículo que compartimos son controvertibles; le faltó repetir que el drag es misógino. En mi opinión, lo drag satiriza los imaginarios machistas acerca de las mujeres. Principalmente, ridiculiza a los hombres, así estos no se enteren. Así algunas drag exalten la feminidad tipo Hollywood, lo hacen críticamente. Lo drag no solo es goce cómico, servil o patológico. Por esto lo drag es muy importante como crítica política, social y urbana (Jonatan Sandoval), no solo como exploración estética.
 
Existen muchas otras propuestas drag que exploran otras feminidades, feminidades no vistas. Estas feminidades que ya no dependen de los imaginarios machistas son expresión de libertad de crearse al margen de los polos en conflicto. Lo drag va más allá del macho y la hembra agrarios y atávicos. Lo drag es cultura. Reune diferencias. Por eso mismo, no cabe aquí hablar de una falsa transgresión. La transgresión no es ni verdadera ni falsa: es una actitud ante los límites que nos impone la hipocrecia de la vida burguesa.
 
Dice la autora: “Hombres que participáis de la estética femenina actual, seguid haciéndolo, pero no convirtáis nuestra opresión en vuestro campo de recreo.” En esta frase hay dos tesis que se pueden refutar fácilmente: 1) Lo drag no participa de la “estética femenina”. Lo drag es radical: reinventa lo femenino y sus estéticas. 2) Lo drag no es un campo de recreo. Solo tiene la apariencia de recreo: es más político que cualquier otro feminismo. Las agentes drag no se muestran como víctimas. Al contrario, gozan la posibilidad de reinventarse una y otra vez. Este goce es lo político radical de lo drag. Lo drag es revolucionario. A la víctima se le inmoviliza con su propio dolor. El régimen burgués la obsequia con su propio dolor. Lo drag no se lamenta. Goza su estigma, y en este goce se transfigura. Entonces, lo drag no es transformismo. Es una transfiguración. El primero es una transformación externa. ¡El segundo es una mutación!
En su muro Billy Murcia comenta a la autora de este artículo. Cita el párrafo en el cual se dice que las mujeres no son solo cuerpos sino que son principalmente sujetos. Billy da en el blanco. ¿Cómo nos localizamos hoy en las luchas por la igualdad? ¿Como cuerpos o como sujetos? ¿Podemos separar estas dos dimensiones de la experiencia? Creo que no. Dejo otro punto de vista aún más radical, pues, lo importante del debate es poder comparar diferentes enfoques, así sean tan contrarios al sentido común de algunos de los femeninos en boga. Una voz autorizada por una larga experiencia dentro del activismo feminista como Camila Plagia, afirma por ejemplo que el Patriarcado no Existe. Pienso que se equivoca. El Patriarcado existe. Solo que no es unario. Esencialmente, el Patriarcado es Binario. Por eso es tan avasallador.
Fotografía: tomada del artículo citado de Helena de La Vara

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