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Desde Aquí: IV Bienal de Arte de Bucaramanga

Deslocalizar lo global: globalizar lo local

Jorge Torres presenta la propuesta para Desde Aquí, en la biblioteca Luis Ángel Arango,  el 8 de septiembre de 2017. Se trata de la deslocalización de la IV Bienal de Arte de Bucaramanga (IVBiab). En las versiones anteriores, la Biab contó con mayor presupuesto e invitó a un amplio colectivo de curadores y artistas afines al arte contemporáneo. Dirigida por Torres, en esta oportunidad la IVBiab cuenta principalmente con la convicción de este artista incorrecto según la cual esta Bienal debe mantenerse abierta, así sea realizando acciones políticamente correctas. Me pregunto, ¿vale la pena?

Reflexionada la propuesta Desde Aquí quedan algunas impresiones que es necesario elaborar en extenso. Torres está decidido a que este proyecto no cierre sus puertas. No puede terminar como las demás Bienales de Arte en Colombia, la última en fracasar fue la de Cartagena. Torres gestiona con las uñas. No sorprendería que esta versión de la Bienal sea superior a las anteriores, pues, mirarse a sí mismos en el mejor camino para mirar a los otros. En arte, los grandes presupuestos garantizan una profunda e inútil perfección, pero esto es poca cosa en un mundo imperfecto.

Torres habla acerca de la niñez olvidada de Colombia y de los problemas que esta circunstancia acarrea. El artista acota el arte encriptado sin sentido que impera en la actualidad. Expone el núcleo de la IVBiab, el cómo se pondrán en marcha los talleres artísticos para niños y niñas coordinados por artistas. El público retroalimenta. Relaciona la niñez con el juego. Se habla de recuperar la fuerza vital con la cual los niños y niñas transforman el mundo. Finalmente, Torres habla de la desmaterialización contemporánea del juego, de recuperar juegos tradicionales, de deslocalizar el Ego del artista, entre otros temas neurálgicos.

La relación que Torres establece entre niñez y juego es el eje que potencia la propuesta para IVBiab. Sin niñez, el hombre y la mujer disminuyen su existencia. Sin juego, sólo resta la docilidad y sumisión de los cuerpos. En juego emancipa. En este sentido, y forzada por la coyuntura económica y política, la IVBiab deslocaliza el arte contemporáneo, lo liberara de sus protocolos comerciales y estatales, lo fuerza a repensarse.

La IVBiab suscita algunas dudas y preguntas críticas. Sin embargo, una vez expuesta ampliamente la propuesta, se evidencia el mérito de la gestión de Torres y del trabajo de los artistas convocados. Torres juega entre la corrección política que demanda el trabajo de gestor y la incorreción política que anima toda propuesta artística. Sabe que sin crítica no hay verdad. Es tan importante, que, a mi modo de ver, Torres tiene hoy más claro que en este contexto artístico lo esencial de su propuesta no son los niños y las niñas y sus derechos. Aunque unos y otros son sumamente relevantes para la sociedad, y hay que luchar por su protección, la potencia conceptual de su propuesta consiste en habilitar para el hombre y el arte, para actualizar el arte de ser hombre o mujer, la dimensión esencial del juego. En efecto, el juego es asunto de niños y niñas, pero no se agota dentro de las clasificaciones que operan en la actualidad. El juego es el lugar en donde permanentemente el ser deviene sujeto y luego cuerpo. Son ingenuos quienes quieren acceder al cuerpo desde dentro, con base en un humanismo mercantil. Con el juego, acontece el placer de estar con otros y otras.

La IVBiab toca fibras sensibles. Con seguridad pone a pensar seriamente a las elites artísticas tan reacias al goce y tan proclives al panfleto conceptualista, a la arenga comunitarista, al griterío oportunista y a la propuesta facilista.  Los artistas contemporáneos declaran herejes a quienes reclaman al arte placer y juego. Conminan a la ciudadanía a pensar como ellos imaginan el mundo, nos roban la libertad de la experiencia y el sentido de la existencia. En este sentido, el artista contemporáneo reemplaza la libertad del encuentro con la ciudadanía por el adoctrinamiento ideológico. La propuesta para IVBiab pueda aliviar esta carga que el artista puso sobre los hombros de los ciudadanos.

Por estas expropiaciones de las cuales se hace responsable el arte contemporáneo, el público se ha encogido de hombros y le ha dado la espalda a los artistas. Bien pensada esta relación entre niñez, juego, artes y sociedad, la puesta en juego de la IVBiab, su deslocalización, puede sacudir el Arte Aristocrático que hoy impera impunemente en Colombia.

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