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Enajenación poética, Mundo libre, Mercado enajenado y Libertad individual

El poeta en exilio no miente. No podría hacerlo. La nostalgia que arrebata su imaginación se lo impide. Por ello mismo, como Reinaldo Arenas, muchos poetas y artistas en exilio hablan hoy con verdad, con una verdad desarraigada, excontemporánea, afectada por el destierro, carcomida por la miseria  mercantil, banalizada por la lisonja cortesana en los museos  y pervertida por el sentimiento aprendido de deuda al capital.

Para fortuna política de Abya Yala (América sin españoles ni americanos), la Casa que Arenas en medio de su desesperación se imagina quemada, no se quema. Todo lo contrario. Deviene alma viva de los pueblos que luchan por la igualdad. El poeta malinterpreta las desgracias que percibe y se equivoca en la predicción del tipo de catástrofes que anuncia. Entregando su cuerpo y su imaginación a las lógicas dictatoriales del mercado de seres humanos, el poeta es quien sale quemado durante su confrontación con dos ideologías funestas. Las dos son igualmente  totalitarias y compiten por ser la más cruel e inclemente.

El poeta ingenuo es devorado por su propia libertad. Su deseo incesante de libertad más profunda lo arrastra hasta los abismos que el mercado abre a sus pies para enterrarlo junto con la imaginación de su época. No se percata de que a mayor profundidad, existe menos posibilidad de ser libre. Sólo se es libre en la superficialidad de la superficie. El poeta no puede ser ingenuo aunque debe presentarse ante el poder como el ser más ingenuo del “mundo libre”.

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El poeta no es culpable ni de sus desvaríos ni de su lucidez extrema. Desvarío y lucidez son estados de ser que emergen simultáneamente con la palabra, con la locura del lenguaje. Tampoco es responsable de la desgracia ni del abandono que experiencia su cuerpo en el mundo de las mercancías, ese supermercado suntuario que los escribas artísticos del régimen contemporáneo insisten en presentar y representar en sus Bienales de Arte como “mundo libre”.

Más tarde o más temprano, la luz de las ideologías y de las ilusiones arrojan al poeta al abismo capitalista. Hoy son muchos los artistas contemporáneos que arden en el mercado que promueven sus Bienales de Arte más emblemáticas.

Poetas disidentes como Reinaldo Arenas hablan con verdad, pero también hay que considerar las dictaduras de derecha que promueven las disidencias en los países igualitarios que les hacen resistencia. También es importante decir que hay artistas plásticos (del performance para más señas) que con obras mediocres y arribistas, viven de la rentabilidad que producen obras individualistas, vacías de sentido y existencia.

Exacerbada la individualidad, las dictaduras de derecha usan esta patología altamente creativa para  atacar los idearios de igualdad con que sueñan los pueblos marginales. Aquellos pocos que quedan y aún sueñan. La individualidad artística exacerbada, es la herramienta eficaz para promover el culto contemporáneo de la individualidad mercantil, la premisa del Armagedón: homo homini lupus.

 

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