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Reykjavík, Islandia: una lección de estética política y otra de la política estética

Estética en la Política: el primer ministro de Islandia renuncia a su cargo porque su nombre aparece en el entramado de corrupción denunciado en Panama Papers. Es notable, porque en Argentina, el presidente Macri sigue campante en su entramado de corrupción mediática y financiera.

Política en la Estética: el museo de Artes Vivas de Reykjavík,  pone el dedo en la llaga que más duele en la actualidad: estamos obligados a reír permanentemente para las poses de nuestras selfies. Se debe mostrar que ser global significa ser aparente y plenamente felices. ¡Se debe lucir radiante! ¡Irresistible! ¡Seductores a los ojos de El Mercado! Es un crimen ser aburrido.

El proyecto curatorial Being Boring que se inaugura el próximo 8 de abril, evidencia esta condición de aparición del hombre mercancía. El hombre mercancía es globalmente feliz. Un colectivo de estudiantes de artes y de artistas profesionales interpretan una de las partituras del artista poeta John Baldessari. Se interpreta un ejercicio de reprensión y constricción artística: I will not make any more boring art. 

Gareth Bell-Jones y Gemma Lloyd  reivindican el ejercicio de curar una exposición artística. Escogen un concepto medular para comprender la actualidad: el aburrimiento del cual todos quieren apartarse, como si de la misma muerte se tratara y no de la libertad que el aburrimiento promete. La puesta en escena del concepto trastoca todos los consensos impuestos por el mercado. ¡He aquí la política del arte!

La curaduría deja entrever que estamos obligados a entender la felicidad como entretenimiento gratuito, como una actividad sensorialmente cerril, individual; sin juego, sin símbolo ni fiesta, diría Gadamer.

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