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Nadia Granados y Amber Bemack en la ASAB

En la actualidad, las artistas de perfomancia muestran que un arte post-contemporáneo es posible. Por invitación de la Maestría en Estudios Artísticos de la Facultad de Artes-ASAB de la Universidad Distrital, The American Spectral History muestra esta sensibildiad post-contemporánea. Se trata de una performancia de transición. Con ayuda de la artista y cineasta Amber Bemak, Granados  supera la crítica al Cabaret Burgués Contemporáneo centrado en las lógicas del mercado. Inspirada por su conversacion con Bemak, Granados se reencuentra a sí misma  en la poética del Espectro, una idea presente desde el mismo momento en que inicia su desempeño profesional como artista. Sólo la poesía visual hace creible la realidad que a diario golpea por igual a hombres y mujeres.

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Un encuentro solidario entre amantes conjura el espectro violento de la época. Sin la desesperación de la lógica impuesta por la etapa del Cabaret Fulminante, las artistas confrontan sus represiones. Con coraje poético, dan la bienvenida a sus espectros, señalando las fobias que a distancia los administran y evidenciando su desprecio por las diferencias esenciales de los seres humanos. Las imágenes presentadas a lo largo de la performancia son inéditas dentro de la producción plástica colombiana, una sensibilidad proclive a moralismos estéticos y a lisonjear todo tipo de hipocresías estéticas.  La performancia de Bemak y Granados espanta poéticamente el sentir de las comunidades colombianas y las obliga a pensarse diferentes, a cuestionarse por qué las artes colombianas se hallan ancladas a las lógicas de consumo y el mercado contemporáneos. Mediante la figura del Encuentro de dos amantes en Tijuana  (una procedente del norte imperial, otra emigrada del sur subalternizado), las artistas realizan un trabajo colaborativo que, a corto plazo, anuncia un ciclo de imágenes poéticas como aquellas que los espectadores tuvieron la oportunidad de apreciar durante esta performancia en la noche del 2 de mayo de 2016.

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Bemak y Granados señalan que Tijuana está en todas partes. La sencillez cotidiana de los elementos que configuran las Imágenes presentadas, muestra una exigente reflexión formal. La austeridad de la puesta en escena, así lo evidencia. La estética de Cabaret queda atrás. El espectador se encuentra con una ascesis que, sin saberlo,  sigue de cerca al arte de la existencia de Foucault. En efecto, aquello que se pudo apreciar en la ASAB es la invension libre de sí mismas. La estrategia expresiva es pertinente, pues la  crueldad develada en contra de las mujeres, impacta al espectador tanto más por su belleza formal que por su crueldad intrínseca. La belleza formal de algunas metáforas logra que las imágenes crueles desnarcoticen la sensibilidad, perduren en la imaginación y activen el entendimiento y el juicio de aquellos a quienes se les exige con vehemencia preguntarse dónde diablos tienen los pies puestos, como con franqueza lo expresa una espectadora en conversación abierta con las artistas.

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Sin duda alguna, lo mejor de la noche fue el Encuentro con el público, el igualitario y libre intercambio de opiniones solicitado generosamente por las artistas. Ni el público ni las artistas defraudaron. Al final, aunaron corazones. Amor es lo que nos falta.  No es frecuente encontrar en las performancias un espacio conversado como aquel que Granados y Bemak crearon a su alrededor: un círculo mágico desde el cual las artistas oran por las mujeres violentadas y desechadas en los basureros de la indiferencia neoliberal. El uso reiterado de bolsas de basura por parte de las artistas, evoca las miserias del mundo contemporáneo.

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Más allá de la propuesta formal y la crítica política, con sus historias de vida las artistas tocan el corazón de un público estupefacto con la oración visual entonada a dúo. Granados y Bemack son orantes, su profesión de amor es una oración. Por medio de sus prácticas más vitales, afirman poéticamente que otra realidad es posible, no solo para las mujeres. También para los hombres. A Granados le importan los hombres, así afirme ante el público estar feliz por haber podido dejar atrás el régimen discursivo del macho colombiano, espectro con el cual luchó en su etapa de Cabaret. Al parecer, Amber Bemak? libera a Nadia Granados de sus espectros, de los fantasmas que la agobian desde que comienza a expresarse poéticamente. A pesar de su prediga emancipadora, las dos artistas saben que este espectro sigue imponiendo la ley de su deseo a las mujeres colombianas, mexicanas y estadounidenses. Las obliga a mostrarse apetitosas, siempre bellas, según protocolos que muchas mujeres aún no cuestionan radicalmente.   No extraña que existan mujeres que se sienten agredidas por las imágenes de Granados y Bemak. ¿Por qué la libertad de dos mujeres que son ejemplo artístico, estético y ético para el arte internacional, pueden ofender a algunas mujeres y a muchos hombres?

Un arte post-contemporáneo es posible.

 

Fotografías: artista y fotógrafo Ricardo Muñoz.

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