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¿No sabemos lo que puede un cuerpo?

La noche del 7 de febrero de 2013 se inauguró el proyecto Habitacción. Habitar es una actividad mediante la cual un individuo marca lo que constituirá los límítes de su espacio vital: su cuerpo. Tratando de ser contemporáneos, los artistas pueden fácilmente caer en una acción trivial, como todos aquellos realitys que tuvimos que padecer bajo el mismo concepto hace varios lustros. Este no fue el caso de la acción del español Abel Azcona, artista responsable de que otras acciones realizadas de manera simultánea en la Galería Santa Fe se percibieran distantes  y frías, como algo que no tiene nada que ver con la vida de los visitantes. Azcona parece inquietarse menos por la contemporaneidad y más por el cuerpo, así entre ellos se establezca una relación inquebrantable. Haciendo eco de unas palabras proféticas de Spinoza, el artista nos dice: ustedes no saben todavía lo que puede un cuerpo. Y es cierto: no lo sabemos (aún). Así, los artistas de la acción deben partir de este postulado que evoca la acción de Ascona: no sabemos lo que puede un cuerpo. Un cuerpo no puede nada. Sólo los cuerpos pueden. Sólo mediante el encuentro de varios cuerpos, emerge la potencia configuradora de la realidad, potencia que otorga a la realidad sus mismas propiedades: plásticidad, libertad y poesía.
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Azcona yace tumbado en un colchón dispuesto para el sexo, listo para acoger otros cuerpos en pena y que, a diario, deben simular un  apasionamiento desmedido por la trivilialidad cotidiana con la cual  el régimen del mercado nos castiga. Desnudo, el artista invita a los asistentes a compartir sus caricias y placeres más íntimos, a veces fríamente apasionadas, a veces cercanamente distantes, familiares y extraños a la vez. Mediante este juego de elementos extraños unos a los otros se configura la realidad del cuerpo: cuerpo es lo que sentimos brotar como potencia. Así sea momentáneamente, algunos aceptan el reto que plantea el artista, hombres y mujeres por igual disuelven sus creencias en el choque de los cuerpos, sus relámpagos, sus truenos y sus rayos. Unos acceden a coger, a tocar, a besar, a palpar las partes más eróticas del cuerpo humano que se les fue encima cuando entraron en su territorio-habitación marcado con olores, sabores, y murmullos. Los más timidos, no se desvistieron. Los osados pasaron a la cama del artista completamente desnudos. Otros sólo comparten con él y con los testigos, sus silencios o una que otra  palabra queda, de esas que a uno no le importan cuando la pasión nos devora. Uno que otro interpeló de manera agresiva al artista. Hubo una mujer que lo agredió físicamente: con una fusta lo golpeaba y preguntaba una y otra vez: ¿qué se siente? ¿qué se siente? El artista no dijo nada.. Otra desahogó todas sus penas y frustraciones en los silencios activos de los gestos del artista.azcona 10

La acción plástica de Azcona fue muy dinámica porque logró introducir a los asistentes dentro de este cuadro pensado y pintado al mejor estilo de Luis Caballero. Entre los accionistas espontáneos que intervinieron la intervención, hubo varios artistas, y lo hicieron de tal manera, que el artista anfitrión salió momentáneamente del foco de la mirada de los visitantes. Sobraron algunas frases que fueron escritas a manera de grafitis en la habitación como guía hermenéutica, algunas con una carga moral que no venía al caso.  Ninguna logró adecuarse al rumbo que tomó la acción. Toda acción plástica es impredecible y desborda el lenguaje, los límites que se ha impuesto el  cuerpo, o se los han impuesto. El artista nunca sabe cómo reaacionará el visitante. Afortunadamente, la interacción de Azcona con el grupo que lo acompañó durante dos horas, logró deconstruir la moralina burguesa de los grafitis. El colectivo espontáneo creó un ambiente tribal memorable en que la realidad sólo se sentía. La de Azcona, es una acción plástica que muchos no lograrán olvidar. Constituyó lo que debe buscar toda obra de arte: una experiencia. Se trató de una acción plástica que irrumpió con éxito en la vida de los asistentes. Buen comienzo para el proyecto Habitacción. En otra oportunidad nos referiremos a la precariedad de la Galería Santa Fe, pues, este no es un lugar adecuado para las acciones que los artistas realizaron.
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